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Últimos caciques del PRI
Hace tres años, Morena acudió a la cita de las urnas con grandes expectativas: sus candidatos estaban en la disputa de las gubernaturas del Estado de México, Nayarit y Veracruz con los abanderados priistas. En Coahuila, el PAN —aliado con el PRD y MC—buscaría desbancar al tricolor.
Faltaba un año para la elección presidencial y si bien Andrés Manuel López Obrador trabajó fuertemente para apuntalar a Delfina Gómez, Cuitláhuac García y Miguel Ángel Navarro Quintero, sólo pudo lograr la victoria en Veracruz, pero su partido se convirtió en segunda fuerza en territorio mexiquense y en Nayarit.
En Coahuila hubo partidos locales —incluida una formación ligada al exgobernador Humberto Moreira— que superaron a Morena.
El empalme del calendario electoral hizo que Nayarit y Veracruz eligieran minigubernaturas. Sólo la entidad gobernada entonces por Rubén Moreira se mantiene —al igual que Hidalgo— desfasada de las elecciones concurrentes. Y con una agenda en la que no coinciden los comicios para renovar las alcaldías con las diputaciones locales.
Una ventaja que el PRI supo explotar en Coahuila, donde el pasado domingo 18 eligieron a los 25 nuevos diputados al Congreso local, y en Hidalgo, donde hubo votaciones para renovar las 84 presidencias municipales.
Ambas entidades venían de ciclos electorales donde Morena apenas estaba en gestación y el PAN, por el contrario, aspiraba a extender su presencia, basada en gobiernos en ciudades medias, como Pachuca y Torreón.
En el foxismo, fracasó la intentona por desarticular al grupo encabezado por el exrector de la Universidad Autónoma de Hidalgo, Gerardo Sosa Castelán. En el calderonismo, fracasó el intento por encarcelar al exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, quien justo hace una década estuvo al frente del PRI.
En el apuntalamiento —y posterior defenestración— de ambos personajes emerge la figura de Miguel Ángel Osorio Chong.
Alejado de su hermano, Rubén Moreira contó con el respaldo de poderosos empresarios para rescatar a Coahuila del asedio de las bandas criminales y frenar el avance de los partidos contrarios al PRI.
En el 2017, Enrique Ochoa Reza había llegado a la dirigencia nacional del tricolor y con su aval pudo desplazar a Javier Guerrero —uno de los cuadros priistas más preparados—, para nominar al secretario de Gobierno y exalcalde de Torreón, Miguel Riquelme Solís.
El PAN lo enfrentaría con el entonces senador Luis Fernando Salazar, también lagunero. A un modelo de contraste, el PRI opuso una operación electoral de última generación, con la microsegmentación de la promoción del voto y una mercadotecnia política que encargó a Alejandra Sota y Roberto Trad, dos antiguos asesores calderonistas.
Riquelme llegó a la gubernatura, luego de un agrio postelectoral. La integración del Congreso local también fue un reflejo de la disputa partidista: el 9 de enero del 2018, luego de su sesión de instalación, la LXI Legislatura del Congreso coahuilense decretó la conformación de cinco grupos parlamentarios: el PRI, con 10 diputados locales, estaría bajo la coordinación de Samuel Rodríguez Martínez y el PAN tendría nueve legisladores, coordinados por Marcelo Torres Cofiño.
Ambas formaciones dependían de aliados para garantizar mayorías estables y los panistas pudieron empatar a los priistas, con la adhesión de la perredista Claudia Isela Ramírez.
Pero la diputada izquierdista decidió —y se le permitió— erigirse como grupo parlamentario. Ella y los tres diputados de la UDC, el partido local fundado por Evaristo Pérez Arreola, darían los votos a la coalición dominante. Morena ocuparía las dos curulres restantes.
Dos años después, el PRI y el PAN mantuvieron sus bancadas, pero el morenista José Benito Ramírez Rosas y el udecista Edgar Gerardo Sánchez Garza se declararon independientes, lo que provocó la inverosímil existencia de cuatro grupos parlamentarios “unitarios”, que tuvieron asientos en la Junta de Coordinación Política, la diputación permanente y la mesa directiva.
El pasado domingo, el PAN quedó relegado a tercera fuerza en Coahuila, tras de que el PRI ganara en los 16 distritos locales. En la Laguna, el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño, y el líder del PAN estatal, Chuy de León Tello aceptaron inmediatamente la derrota.
En Hidalgo, Morena también desplazó al PAN como la segunda fuerza electoral más votada y sus dirigentes pedían esperar hasta los conteos distritales para reconocer el resultado oficial.