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Urgente, la transformación de los programas de salud mental en México: Los retos y oportunidades para el próximo sexenio
Es importante reconocer que la salud mental no es solamente un tema médico, sino la piedra angular del bienestar social, económico y cultural de nuestro país.
Hoy en México, nos encontramos en el umbral de un nuevo periodo de seis años, y sin duda, enfrentamos desafíos sin precedentes en materia de salud mental. Si bien las estadísticas nacionales son escasas en esta materia, podemos recuperar que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los trastornos mentales y del comportamiento son la principal causa de discapacidad en jóvenes de 15 a 29 años, siendo la depresión la que encabeza la lista.
En nuestro país, la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica revela que el 28.6% de los mexicanos experimentará un trastorno mental a lo largo de su vida. Esto equivale a un poco más de 36 millones de personas (para darnos una idea, es más que la población de la Ciudad de México, Estado de México y Jalisco, juntos).
Algunos de los principales retos que enfrentará la nueva administración incluyen:
- Acceso a Servicios de Salud Mental: Actualmente, menos del 2% del presupuesto de salud se destina a salud mental. Es necesaria una inversión sustancial en infraestructura y recursos humanos para garantizar que todos los mexicanos tengan acceso a servicios de salud mental de calidad.
- Estigmatización: El estigma asociado a los trastornos mentales sigue siendo un obstáculo enorme. Campañas de concientización y educación son esenciales para normalizar la conversación sobre la salud mental y reducir la discriminación.
- Prevención y Educación: La salud mental debe integrarse en el currículo escolar desde la educación básica. Programas de prevención y promoción del bienestar emocional pueden tener un impacto duradero en la reducción de trastornos mentales en la población joven.
- Tecnología y Salud Mental: La híper conexión digital ha llevado a un aumento en los problemas de salud mental, especialmente entre los jóvenes. Es necesario desarrollar estrategias para mitigar los efectos negativos de la tecnología y promover su uso, considerando un impacto positivo en la salud mental.
- Consumo de Sustancias: Hemos visto un incremento preocupante en el consumo de sustancias psicoactivas, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos. La falta de regulación y de planes de minimización de riesgos por consumo de sustancias agrava esta problemática. Es esencial implementar políticas públicas que no solo regulen el consumo, sino que también promuevan la educación y la prevención, y así, avanzar en la regulación de substancias psicotrópicas que hoy crecen en el mercado negro de forma acelerada.
Si a lo anterior, sumamos que de acuerdo con cifras del Colegio Mexicano de Psiquiatría contamos con aproximadamente 4,500 psiquiatras y solo 1,200 paidopsiquiatras para una población de más de 126 millones de habitantes, cuando la OMS recomienda tener al menos un psiquiatra por cada 10,000 habitantes, parece una meta que está aún lejos de alcanzar.
S bien, durante el gobierno actual, se presentaron iniciativas de ley para mejorar la atención a la salud mental en México como:
- Ley General de Salud en Materia de Salud Mental y Adicciones: que busca integrar la atención a la salud mental y las adicciones en el sistema de salud, garantizando el acceso universal a servicios especializados y promoviendo la prevención y el tratamiento.
- Reforma a la Ley de Salud Mental: que propone la creación de un sistema nacional de salud mental que coordine esfuerzos entre los distintos niveles de gobierno y las instituciones de salud para mejorar la calidad de la atención y la cobertura de los servicios.
Es importante considerar que para lograr un impacto real y duradero en la salud mental de la población mexicana, se requiere un esfuerzo y compromiso continuo, con ejecución y vigilancia sostenidas.
El próximo sexenio es sin duda, la oportunidad que necesitamos para transformar la salud mental en México. Como país, debemos comprometernos a priorizar el bienestar mental de nuestros ciudadanos, para ello requerimos de políticas públicas integrales, inversiones estratégicas y una colaboración estrecha entre el gobierno, la sociedad civil y la comunidad médica.
Como psiquiatra integrativa, paciente y madre de un niño neurodivergente, siento la urgencia de abordar en esta columna, los retos que enfrenta la salud mental con la seriedad y dedicación que merecen.
Hasta la próxima.