Baile de máscaras en el Munal: la ruptura de Bárcena con Borrego

¿Alicia Bárcena asistió a la boda de su Jefe de Oficina en el Museo Nacional de Arte (Munal) pensando que se trataba de un salón de fiestas tipo Mayita? ¿Acudió con la expectativa de encontrarse con un evento diplomático festivo por los 89 años de la relación entre México y Rumania o envió un regalo a los novios de El Palacio de Hierro (número de mesa 389772)? ¿En verdad se imaginó que el costo del cóctel correría a cargo del Gobierno de Rumanía?

Martín Borrego es mentiroso y mostró charolazo, pero Bárcena simula ingenuidad frente a las gradas para quedar bien con su jefa, la presidenta Sheinbaum, sin medir el componente ridículo de su actuación.

Alicia Bárcena escribió ayer sobre la boda de su mano derecha: “(...) la acción manifiesta un grave error que contrasta con la vocación austera, rigurosa e igualitaria (...) de la Cuarta Transformación”.

¿En qué mundo vive Alicia Bárcena luego de la Casa Gris del hijo de AMLO, del helicóptero de Monreal o las bolsas de Carolina Herrera de Yeidckol Polevnsky en El Palacio de los Palacios? ¿Y de Segalmex?

El periodista Claudio Ochoa Huerta (Latinus y El Universal) reveló dos días atrás que Martín Borrego Llorente, siendo jefe de oficina de la entonces secretaria de Relaciones Exteriores Alicia Bárcena contactó al Munal el 11 de septiembre para solicitar el espacio con motivo de la celebración de su cóctel matrimonial.

Ochoa revela los pasos de su investigación y, en uno de ellos, Borrego le dice un conjunto de mentiras que terminaron por empujarlo a presentar su renuncia. Destacan dos: que el evento era diplomático para celebrar los 89 años de la relación entre México y Rumania y, por otra parte, que la ceremonia tenía como objetivo despedir a su esposo de la misión diplomática que desarrolló en México como diplomático de la embajada rumana.

Borrego presentó ayer su renuncia a Alicia Bárcena, ahora como secretaria de Medio Ambiente, y luego de que la presidenta Sheinbaum pidiera una investigación del caso, por una parte, y dijera que no se deben de celebrar fiestas en espacios públicos (algo que sí ocurre), Bárcena emite una nota aclarando que “no autorizó y no fue informada” de la solicitud que hizo Borrego al Munal.

El linchamiento público de Alicia Bárcena a su colaborador Borrego, quien horas antes había presentado su renuncia, revela dos rasgos de su personalidad: sumisión ante la presidenta y ambición por la silla de la Secretaría General de Naciones Unidas.

Bárcena no se percata que le será imposible contender por la silla de la ONU debido a la cercanía dogmática de la Cuarta Transformación con el Bashar al-Asad latinoamericano, don Nicolás Maduro Moros.

Relaciones Exteriores está enferma; es una institución olvidada por los gobiernos de AMLO y Sheinbaum.

Lo revelado por el periodista Claudio Ochoa destapa un problema profundo de la diplomacia mexicana: AMLO construyó percepciones para vincularla con lujos.

En general, la realidad es otra. SRE paga sueldos muy bajos a sus diplomáticos.

Es más, en estos momentos no han existido movimientos de embajadores y funcionarios de legaciones porque no hay presupuesto destinado para el menaje.

La situación se recrudece cuando hablamos del personal administrativo que trabaja en los consulados mexicanos en Estados Unidos. A esta columna han llegado quejas de varios trabajadores sobre las dificultades que tienen para llegar a final de mes.

El entorno sugiere releer a Octavio Paz: de la boda en el Munal surgen varias máscaras, las del influyentismo, el cinismo, la mentira, la traición, la sumisión. Un país perdido en la apariencia.