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Democracia no democrática
La presidenta Sheinbaum cerró el año pasado con una declaración que me dejó atónito: «Ahora se va a elegir democráticamente a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Eso nos hace ser quizá el país más democrático que haya sobre la faz de la tierra». ¿Cómo es posible que diga algo así? Veo dos alternativas: o miente sin pudor, o de verdad cree que México es, quizá, el país más democrático de la tierra. La primera posibilidad es viable en tiempos de noticias falsas, propaganda y manipulación de los hechos. Pero, ¿qué podemos decir de la segunda alternativa? Volvamos al discurso de aquel domingo 29 de diciembre de 2024. Ahí Sheinbaum explicó su postura: «Dicen nuestros adversarios que hay autoritarismo, pues ¿cómo, si es el pueblo quien decide? […] La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Y ahora, el Poder Judicial va a servir al pueblo de México y a la nación como debió de haber sido siempre». Ahí está el meollo: es posible que Sheinbaum piense que mientras más cargos vote el pueblo, más democrático será el ejercicio del poder. Y dará igual lo que vote el pueblo, mientras vote, para ella estamos ante una democracia plena. Desde esta perspectiva es posible que, gracias a la reforma judicial, en México se voten más cargos que en ningún otro lado.
El problema de lo anterior, y por eso discrepo tan profundamente con el postulado presidencial, es que el voto directo no es el corazón de la democracia. Es más, hay dictaduras con voto. El voto es un procedimiento para tomar decisiones dentro de un sistema de reglas, esas reglas pueden ser o no democráticas. Lo fundamental de la democracia, creo, es garantizar la posibilidad de la diferencia; defender, pues, las llamadas libertades civiles. La presidenta y sus correligionarios defienden otro modelo de libertad, lo que Nicolás de Condorcet llamó «libertad de los antiguos», que es la que se opone a la esclavitud: Los griegos que elegían su gobierno eran libres, los persas bajo el mandato de un rey eran esclavos. Es la libertad del gorro frigio, la libertad de los independentistas americanos (me refiero a América y no solo a los gringos) que se rebelaron contra los monarcas europeos, el famoso gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. El problema de esa idea de libertad es que no acompaña necesariamente las que el propio Condorcet llamó «libertad de los modernos», que si me lo permiten, aunque no son sinónimos perfectos, reúne las libertades civiles. En otras palabras, esa libertad política no garantiza, por sí sola, derechos individuales básicos como la libertad de expresión o la protección contra abusos del Estado. Benito Juárez defendía las ideas de Condorcet, en eso Morena traiciona a su adalid. El famoso gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo puede fácilmente convertirse en la dictadura de la mayoría, suprimiendo los derechos de quienes no sean considerados «pueblo». Es el camino que tememos algunos críticos de la 4T: usar el voto como instrumento para despojar libertades y consolidar una oligarquía familiar (¿cuántas familias son?).