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El impacto de las tasas de interés de aquí y de allá
Si el Banco de México tuviera un mandato dual, como lo tiene la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), y entre sus responsabilidades estuviera procurar el pleno empleo, además del control inflacionario, se justificaría un esfuerzo de baja adicional en la tasa de interés.
Pero, incluso si tuviera que procurar el crecimiento económico, el impacto de la política monetaria sería marginal ante la realidad de cómo está compuesta la economía mexicana.
Por lo pronto, durante su última reunión de política monetaria del año, la Junta de Gobierno del Banxico decidió, por unanimidad, bajar la tasa de interés interbancaria en 25 puntos base, para cerrar el 2024 en 10% y dejó la puerta abierta para continuar con el ciclo de recortes.
Una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) de este país es generado por el sector informal, muchas veces con actividades criminales, lo que guarda poca relación con el sistema financiero y el impacto real de una tasa de referencia.
La mayor parte de los trabajadores en México están fuera de la formalidad, 54% de ellos, y esto va mucho más allá de la figura imaginaria de que los informales son los que venden en los tianguis, ese mundo paralelo incluye a millones de personas que hacen operaciones financieras con condiciones y costos muy diferentes a los del sistema estructural.
Entonces, la Junta de Gobierno del Banxico se ve mejor asumiendo su papel de luchar contra la alta inflación que dando muestras internas de ser paladines de la lucha gubernamental por un mejor desempeño económico.
Ojalá en el futuro cercano no se pierda esa buena fama que tiene el Banxico de ser intransigente con la alta inflación, sobre todo porque en apenas dos semanas habrá un nuevo integrante de la Junta de Gobierno que, seguro, tendrá todo el sello de la casa cuatroteísta.
En fin, el punto es que puede llegar a pesar más en el desempeño de la economía mexicana, la decisión de política monetaria de la Fed que la determinación local.
Lo que los números nos dicen en este cierre de año es que la economía estadounidense goza de cabal salud, inflación a la baja y crecimiento pujante, mientras que la economía mexicana apunta incluso hacia un cuarto trimestre negativo en este fin del 2024.
El PIB revisado de Estados Unidos del tercer trimestre se elevó a un muy sano 3.1%, mientras que en México los datos oportunos anticipan una caída de la actividad económica en octubre, algo cercano al cero en noviembre y a la espera de los datos de este mes de diciembre.
Para el 2025 sólo la Secretaría de Hacienda cree en un crecimiento arriba de 2%, hasta la Cepal que suele ser, digamos, cuidadosa con sus pronósticos, estima que México crecerá la mitad que el resto de la región de América Latina y el Caribe, apenas 1.2% contra 2.4% del promedio de todos.
Entonces, cuando la Fed anticipa que será más precavida con los recortes de su tasa referente en el 2025, claro que les pega a los mercados mexicanos, porque saben que allá, en esa economía orgánica y formal, sí hay influencia del costo del dinero y repercute en el principal socio exportador de Estados Unidos.