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Opinión

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¿Está la naturaleza en la agenda global?

Los pasados días, entre el 21 octubre y el 1 de noviembre, se celebró en Cali la COP16, máxima instancia de reunión de los 196 países firmantes del Convenio de Diversidad Biológica. Su relevancia radicaba en ser la primera que se celebraba luego de la adopción del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, en la que se hizo un serio llamado para revertir la pérdida de biodiversidad, restaurar los ecosistemas y proteger los derechos de los pueblos indígenas y facilitar los flujos financieros relacionados. 

Celebrada en Cali, la elección correspondió a la enorme riqueza en biodiversidad del pacífico colombiano. El gobierno colombiano buscó convertirla en la COP de la gente, con una apertura nunca vista a la participación de la sociedad civil y la ciudadanía. Destacó, también, el activo involucramiento de las empresas.

Pero en las tomas de decisiones por parte de los estados y en la propia agenda empresarial, la sensación es agridulce. Si bien se tomaron algunos acuerdos, el aspecto más espinoso de la financiación quedó sin resolver.

A continuación, los principales temas abordados y acuerdos alcanzados:

1. Creación de un organismo permanente para que las comunidades indígenas y locales participen de las decisiones del CDB con voz y voto. Se reconoció, además, el rol de las comunidades afrodescendientes en la protección de la biodiversidad, para facilitar su involucramiento y el acceso a financiamiento para sus proyectos de gestión y conservación. También la aprobación del programa de trabajo para pueblos indígenas y comunidades locales hasta el 2030, para asegurar su inclusión en los esfuerzos de conservación de la biodiversidad.

2. Pago por parte de las empresas que utilicen Información de Secuencia Digital (DSI) de recursos genéticos de biodiversidad en sus productos (caso de la farmacéutica, cosmética, otras). Irán, al constituido Fondo de Cali, cuotas por empresa del 0.1% de sus ingresos o el 1% de sus ganancias. De esta manera, los recursos genéticos serán compartidos con los países de origen. El 50% del fondo se asignará a los pueblos indígenas y las comunidades locales, ya sea directamente o a través de los gobiernos.

3. Acuerdo para identificar y proteger las áreas marinas de importancia ecológica en aguas internacionales, respetando los derechos y jurisdicciones de los estados.

4. Adoptar el Marco de Evaluación y Seguimiento, con una serie de indicadores y fuentes de información bastante amplias. Permitirán el monitoreo del progreso en el cumplimiento de las 23 metas. Eliminada la posibilidad de que la convención pueda generar informes del avance de cada país y formular propuestas de políticas vinculantes.

5. Reconocimiento de que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son crisis interdependientes, que deben ser confrontadas de forma coordinada. Creación de un grupo de trabajo conjunto de los tres convenios de Río, que presentará sus conclusiones antes de la COP17 de biodiversidad en Armenia.

Los grandes asuntos pendientes:

Se suspendió la decisión sobre la movilización de recursos entre 2025 y 2030 para implementar el Marco Global. La razón es el profundo desacuerdo sobre quién va a administrar los recursos, con partidarios de que sea el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), frente a estados especialmente de África y América Latina que quieren un fondo nuevo para una mejor representación en la toma de decisiones. De igual manera, no se avanzó en hacer vinculantes las aportaciones de los países.

Por otra parte, la presentación de las agendas y compromisos de acción por los estados, con sólo 44 entregando sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad revisados, cuando era requisito previo a la COP16.

Sin duda, se avanzó, pero sin garantías sobre los recursos financieros, es difícil augurar un mejor futuro a la implementación del marco, además de la necesidad de una mayor escucha y colaboración entre estados, empresas y sociedad civil. No es una agenda nueva, llueve sobre mojado interrelacionada con los riesgos climáticos y los sociales asociados, por ejemplo, a la desigualdad, y no hace sino comprometer más nuestro futuro. No hay opción de no actuar.

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