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Riesgos globales para la salud
En el complejo entramado global de la salud, las decisiones políticas tienen un impacto profundo que trasciende fronteras y afectan el bienestar de poblaciones enteras.
El reciente viraje en la política de salud propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un claro ejemplo de cómo las políticas de una nación influyente pueden repercutir a nivel mundial, en particular en temas tan cruciales como la vacunación y la participación en organizaciones internacionales.
La designación de Robert F. Kennedy Jr., como secretario de Salud, ha generado gran preocupación. ¿La razón? Durante la crisis mundial de Covid, que causó alrededor de 15 millones de muertes en el mundo, afirmó que “no hay vacuna que sea segura y efectiva”.
Durante años, el integrante de una de las más populares dinastías en la política estadounidense ha propagado teorías conspirativas negacionistas del Sida y llegó a afirmar que las vacunas son la causa del autismo, lo cual ha sido rebatido con diversos estudios científicos.
La desinformación, alimentada por figuras influyentes, pone en riesgo los esfuerzos globales para mantener a raya las enfermedades infecciosas. No hay que olvidar que el resurgimiento de enfermedades controladas, como el sarampión, ha sido atribuido en parte al movimiento antivacunas que ha ganado fuerza en diversas regiones, incluida Europa y varias ciudades de Estados Unidos.
Para naciones fronterizas como México, estos cambios en la política de salud estadounidense significan un riesgo directo. La llegada de personas no vacunadas podría aumentar la incidencia de brotes que ya parecían relegados al pasado.
Además, la decisión de Trump de iniciar el proceso de retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debilita también la cooperación internacional necesaria para enfrentar amenazas sanitarias compartidas.
La OMS, en colaboración con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), desempeña un rol fundamental en proyectos de erradicación de enfermedades como el sarampión y la rubéola, y su debilitamiento representa un retroceso en la lucha contra males como el Sida, malaria y tuberculosis.
En medio de estos desafiantes tiempos, la iniciativa privada surge como un aliado indispensable para fortalecer el sector salud. Un ejemplo destacado es Juntos Financiera, una firma líder entre las Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofomes), que se especializa en el financiamiento al sector salud.
Fundada por Mauricio Hubard y Miguel Gallardo Guerra, la empresa ha movilizado un significativo aumento de capital con el propósito de equipar adecuadamente a los profesionales médicos e incrementar la calidad de atención al paciente.
Recientemente, Juntos Financiera anunció un programa de capitalización para invertir en tecnología avanzada, activos y una expansión del mercado que incluya nuevos productos y servicios. Este plan ha captado la atención de numerosos inversores, atraídos por la integridad operativa y los sólidos resultados financieros de la firma.
Este tipo de iniciativas demuestran que la colaboración entre el sector público y privado es esencial para mitigar los riesgos de salud globales y garantizar un futuro más seguro y saludable para todos.
En un momento en que las políticas nacionales pueden poner en riesgo décadas de progreso, la innovación y el compromiso de entidades como Juntos Financiera son más críticos que nunca, subrayando la importancia de un enfoque colaborativo y proactivo para enfrentar los retos de salud global del siglo XXI.