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Política

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Presas de 6 estados, a menos de 40% de su capacidad

La ciudad de Monterrey está a dos semanas y media de quedarse sin un tercio del agua que consume, pues se acabará la de dos presas de las que se abastece. Dos terceras partes del territorio nacional presentan condiciones anormalmente secas, con sequía moderada o severa.

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EE: ArchivoCopyright (c) 1998 Hewlett-Packard Company

México atraviesa por una de las temporadas de estiaje más agresivas de los últimos 10 años, lo cual se tradujo ya en niveles alarmantemente bajos de llenado en las presas de seis estados, donde el promedio de contención es menor a 40%. Tal es el caso de Nuevo León, donde la ciudad de Monterrey está a dos semanas y media de quedarse sin un tercio del agua que consume, pues se acabará la de dos presas que la abastecen.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al 7 de marzo pasado, de las 210 presas que monitorea esa dependencia, 16 se encontraban a menos de 20% de su capacidad de almacenamiento, 39 a menos de 40% y 55 a menos de la mitad.

Destacan los casos de las presas Hermosillo, de Sonora, Copándaro, de Michoacán y El Peaje, de San Luis Potosí, que prácticamente están secas. La Mocuzari, de Sonora, que estaba a 4.35%, la Falcón, de Tamaulipas a 6.23%, la Ensenada, de Baja California, a 6.41% y la Cerro Prieto de Nuevo León a 8.30%.

Están entre 11.73% y 19.95% las de Santa Teresa, de Sonora; Don Martín y La Amistad, de Coahuila; El Molinito, de Sonora; El Humaya y la Huites, de Sinaloa, La Boca, de Nuevo León, Abelardo L. Rodríguez, de Baja California y San Bernabé, del Estado de México. Hay 24 que estaban entre 20% y 40% de capacidad y hay 81 a más de 80% de capacidad.

Si se analiza el promedio de las presas por entidad, se observa que los casos más graves están en Morelos, Sonora y Nuevo León, donde los promedios de llenado de las presas con las que cuentan son de 26.16%, 26.63% y 27.78%, respectivamente.

Las cuatro de Baja California estaban a 30.52%; las 11 de Sinaloa, a 35.91% (en esa entidad están tres de las 10 presas más grandes del país y están entre 15 y 30% de capacidad; mientras que las cinco de Coahuila estaban a 38.25%.

Jesús Heriberto Montes, gerente de Aguas Superficiales e Ingeniería de Ríos de la (Conagua) informó que al siete de marzo pasado solamente tres presas superan el 100% de llenado, que son La Vega, en Jalisco, La Calera en Guerrero y Necaxa, en Puebla. 97 se encontraban entre 75% y 100% de llenado y representan 39% del almacenamiento nacional.

Dijo que con menos de 50% de llenado, pero además con niveles menores al promedio histórico para estas fechas estaban 43 presas que representan 11% del almacenamiento nacional.

De acuerdo con el funcionario, el almacenamiento total de las 210 presas, al 7 de marzo, era de 77,350 millones de metros cúbicos, lo que significa un déficit de 3,368 millones de metros cúbicos si se compara con el almacenamiento promedio histórico que han reportado a la misma fecha.

Un informe de la Conagua, destaca que de las 37 regiones hidrológicas en las que está dividida la nación, una, la de San Fernando, Tamaulipas, todas sus presas estaban 50% por debajo del promedio de llenado que han registrado históricamente a estas alturas del año.

En las zonas de Sonora Norte, Baja California Noroeste y Costa Chica de Guerrero, las presas estaban entre 25 y 50% debajo del promedio. En otras nueve regiones están entre cero y 25% abajo del promedio en el mismo periodo.

Si se analizan los niveles actuales de las presas por cuenca y se comparan con el promedio histórico reportado a estas alturas del año se observa que en ningún caso el nivel de almacenamiento es menor a 60%. De hecho, los casos más graves son los de las cuencas del Noroeste que corresponde a Sonora y una pequeña fracción de Baja California y la del Río Bravo, donde el porcentaje promedio de sus presas estaba a 61%, respecto del promedio histórico. Además se mira que hay seis cuencas que están a más del 100%.

Si bien las presas no son la única fuente de abastecimiento de agua potable para la población, sí representan una fuente relevante y el bajo nivel de llenado que registran actualmente se ha traducido en riesgos de desabasto.

Monterrey ya se bebió dos presas de agua

La zona metropolitana de Monterrey, donde viven 5.3 millones de personas y es la segunda más grande del país, está en serio riesgo de desabasto de agua potable, debido, principalmente a que dos de sus presas están a punto de agotarse.

De acuerdo con el gobierno del Nuevo León, el abasto actual de la zona metropolitana de Monterrey es de 16,200 litros por segundo, de los cuales 12.5% provienen de la presa Cerro Prieto, 15.5% de la presa La Boca, 35% de la presa El Cuchillo, 31% del sistema de pozos y 9% de túneles, manantiales y galerías filtrantes.

Juan Ignacio Barragán, director de los Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey dijo que, si bien se han realizado esfuerzos para reducir la extracción de agua de las presas, éstas siguen reduciendo sus niveles de almacenamiento.

De acuerdo con el funcionario, la presa Cerro Prieto, la cual tiene una capacidad de 300 millones de metros cúbicos, para el 9 de marzo se encontraba a 8.3% de capacidad y aun así se le extraían diariamente 2,084 litros por segundo, con lo cual solo queda reserva para 27 días.

Sin embargo la situación más preocupante es en la presa La Boca, que tiene capacidad para almacenar 30 millones de metros cúbicos y a para el miércoles pasado estaba a 16.7% de capacidad y aun así se le extraían 1,891 litros por segundo, por lo que solo tendrá agua para 10 días, que se cumplen el próximo sábado 19 de marzo.

Dijo que una vez que esas dos fuentes se agoten, la ciudad vivirá días complicados por la escasez de agua, ya que se dejarán de obtener 4,000 litros por segundo de esas dos fuentes. Por ello se ha pedido a la población reducir el consumo, pues sólo se dispondría de 12,200 litros por segundo.

El funcionario comentó que la población ha respondido a los llamados para reducir el consumo, pues del 21 al 27 de febrero consumieron 14,479 litros por segundo y  del 28 de febrero al 6 de marzo fue de 14,142.

Destacó que el Semáforo de Consumo de Agua de la ciudad se encuentra en color naranja, pues se consumen, en promedio, 14,142 litros por segundo y la meta es llegar a verde que es un consumo de 12,000 litros por segundo.

Asimismo informó que la ciudad de Monterrey cuenta con 115 pozos para el abasto de agua potable y actualmente se perforan otros 17, con el fin de tener fuentes alternativas de suministro.

Además, las autoridades están por firmar convenios con empresas para incorporar entre cinco y siete pozos privados adicionales.

El funcionario comentó que al inicio de la actual administración del gobierno del estado, alrededor de 11% del agua potable se desperdicia en fugas, lo que representa alrededor de 1,600 litros por segundo. Dijo que la meta es llegar a tener solo alrededor de 5% de pérdida de agua en fugas, que es el estándar internacional.

La mayoría de las fugas ocurre en tuberías medianas y grandes, sobre todo en el acueducto que surte del líquido desde la presa El Cuchillo. Dijo que se atiende el problema y al nueve de marzo pasado se habían dejado de tirar 595 litros por segundo, pero todavía se derraman alrededor de 1,000 litros por segundo.

Por otra parte, informó que el Consejo de Administración del Servicio de Agua y Drenaje de Monterrey aprobó recibir inversiones urgentes en tratamiento de agua residual y medidas para favorecer que la gente reduzca su consumo.

Según el funcionario, es urgente invertir alrededor de 1,300 millones de pesos para cumplir con las normas  federales en materia de tratamiento de agua residual; además, se requieren 1,600 millones de pesos para rehabilitar plantas de tratamiento y 1,800 millones de pesos para ampliar la red de plantas de tratamiento terciario, para hacer frente al incremento de la población. Eso quiere decir que se necesitan alrededor de 4,700 millones de pesos.

Adicionalmente, es preciso reparar alrededor de 150 kilómetros de drenaje que están en condiciones graves, y 900 kilómetros que ya cumplieron su vida útil.

Solo sustituir el drenaje que ya está muy mal implica una inversión de alrededor de 1,000 millones de pesos.

El funcionario llamó la atención en que, si bien esta crisis es algo temporal, la información disponible sobre los efectos del cambio climático señala que en el mediano y  largo plazo las precipitaciones en el noreste del país van a la baja.

Estamos 26% por debajo de los niveles históricos de lluvia

Por su parte Miguel Ángel Gallegos Benítez Gerente de Meteorología y Climatología de la Conagua, expuso que, del primero de enero, al seis de marzo, se registraban 33.8 milímetros de precipitación acumulada, lo que significa un déficit de 11.9 milímetros o 26.0% por debajo del promedio histórico.

Asimismo reportó que del 1 de octubre de 2021 al 6 de marzo de 2022 se han acumulado 144.7 milímetros de lluvia, lo que representa un déficit de 34.6 milímetros o 19.3% por debajo del promedio del periodo climatológico 1991-2020.

Tan solo el mes de febrero se registró una precipitación acumulada de 16.4 milímetros que significa un déficit de 2.3 milímetros o 12.3% por debajo del promedio 1991-2020 del mes de febrero que es de 18.7 milímetros.

Los registros indican que este febrero estuvo en el lugar 41 de los 82 febrero registrados desde 1941.

En tanto, el Monitor de Sequía de México señala que al 28 de febrero pasado, 43.11% del territorio nacional presenta condiciones anormalmente secas; 22% con sequía moderada o severa y 33.79% sin afectaciones. Las condiciones más secas se encuentran en las zonas fronterizas con Estados Unidos de Nuevo León, Coahuila y Chihuahua, en la cuenca del río Bravo.

Padecemos los efectos del calentamiento global y cambio climático: Pablo Lazo

El director de Desarrollo Urbano Agua e Infraestructura Verde del Instituto de recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) México, Pablo Lazo Elizondo, expuso que los fenómenos de calentamiento global y el cambio climático tienen una relación, por lo menos parcial con la sequía y la baja captación de las presas en el país si se comparan los niveles que tienen ahora con el promedio histórico a estas mismas alturas del año.

Explicó que hay dos factores que influyen en la cantidad anual de agua disponible de presas y ríos: primero la cantidad de lluvias y las recargas de los acuíferos y, después, las variabilidades en la temporada de lluvia, ocasionadas por fenómenos vinculados al calentamiento global, que han acrecentado estos cambios variables que suceden año con año y afectan mucho los cálculos del agua que se dispondrá.

Lo grave, añadió, es que el calentamiento global va a seguir agudizando esta impredecibilidad.

“Con mayor calentamiento y menor disponibilidad de agua de lluvia el ciclo del agua, se está acelerando de manera alarmante”, manifestó.

Para el especialista, esa situación, aunada a que las ciudades no están adaptadas a esos cambios rápidos en el ciclo del agua, coloca en jaque a la seguridad hídrica.

“El problema es que las ciudades no ayudan a la recarga de los acuíferos porque tienen una gran cantidad de pisos impermeables al estar cubiertos de pavimento o cemento, o bien, se localizan en áreas susceptibles de inundaciones. A eso hay que sumarle los efectos negativos que generan la deforestación y la agricultura extensiva”, explicó.

El especialista llamó la atención que en el más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), destacan precisamente el aceleramiento del ciclo del agua, que se acentuará cada vez más y que las poblaciones no están preparadas para enfrentar esa situación mediante la adaptación.

Asimismo, destaca el informe que si las ciudades no cambian su forma de planificar, incorporando mucho más elementos permeables y vayamos teniendo cada vez más “ciudades esponjas”, tendremos mayor estrés hídrico, simplemente por déficits en la recarga de los acuíferos.

El especialista dijo que el informe también hace referencia a que están más expuestos a los efectos negativos del estrés hídrico las personas que tienen un nivel socioeconómico menor.

Ellos son los que cada vez más estarán más expuestos, no solamente a falta de agua, sino a los cambios rápidos en el ciclo del agua, y, si no se trabaja para revertir estos fenómenos con acciones como planificación urbana, la situación se agravará.

El informe señala que entre 2010 y 2020, el índice de mortalidad ocasionado por inundaciones tormentas o sequías en áreas de alta vulnerabilidad y bajo nivel socioeconómico, es 15 veces mayor que donde hay menor vulnerabilidad y el nivel socioeconómico es más elevado.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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