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Política

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Veracruz, un problema en el golfo: Cuitláhuac García

El mandatario de Veracruz no ha podido articular una buena relación con las fuerzas políticas del estado, ni siquiera entre los diputados y presidentes municipales de su partido.

Foto: Cuartoscuro

Foto: Cuartoscuro

El 22 de abril pasado, durante una conferencia de prensa en el Puerto de Veracruz, un reportero le preguntó al presidente Andrés Manuel López Obrador si se mandaría a un comisionado federal para apoyar al gobierno del estado a ofrecer seguridad.

El mandatario atajó con un no. Luego tomó con la mano izquierda la mano derecha del gobernador Cuitláhuac García, quien se apuró a levantarse de la silla, y continuó diciendo: “Le tenemos toda la confianza al gobernador de Veracruz, a este señor. Miren (mientras le sacudía la mano en todo lo alto), para que no le quede duda a nadie, tiene todo el apoyo, todo el respaldo del gobierno federal y le tenemos confianza porque es una gente honesta. Hasta se dio el tiempo de sacar su cartera diciendo: “A los que estaban no me les dejaba yo acercar y miren, aquí traigo la cartera, aquí no hay problema con él, con los otros quién sabe”.

Además, aseguró que el mandatario morenista “está siendo sometido a fuertes presiones, porque la “maleantada” política de Veracruz quiere seguir medrando, quiere seguir imponiéndose. Nada más que no lo van a lograr, no está solo Cuitláhuac, tiene el apoyo del pueblo de Veracruz y tiene el apoyo del gobierno federal, ya para que le vayan midiendo...”

Para algunos, ese gesto fue entendido como un fuerte espaldarazo del presidente López Obrador. Para otros una exigencia en público para que el mandatario se ponga las pilas y dé buenos resultados.

El académico, maestro en Ciencias y doctor en Ingeniería, llegó a la gubernatura de Veracruz en su segundo intento, para muchos más por el arrastre de López Obrador en la entidad que por méritos propios. Llegó con el beneficio de la duda de los veracruzanos, pero con una votación considerable y junto a una copiosa votación para López Obrador.

Pero una vez en el cargo comenzó a dar tumbos. Para algunos analistas como Alejandro Aguirre, uno de sus principales problemas es que, ante el grave problema de inseguridad, el mandatario no tiene una estrategia.

Otros señalan que el asunto es que el gobernador se ha convertido en un sujeto absolutamente dependiente de lo que haga el presidente López Obrador. Por ello, cualquier anuncio que se dé en Palacio Nacional se replica en Veracruz. No hay un proyecto local de estado.

Por ello, no se ha podido contener el clima de inseguridad que se generó en los gobiernos estatales anteriores.

Lo único que se le reconoce es que el gobierno del estado haya comenzado a pagar, aunque fuera en fracciones menores a los proveedores con quien mantiene fuertes adeudos desde anteriores administraciones.

El problema mayor es que los errores del mandatario comienzan a traducirse en problemas de ingobernabilidad y en un asunto de disputa de plazas entre organizaciones criminales como Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Se identifican al menos cinco organizaciones disputándose el territorio veracruzano.

Eso explica las matazones en municipios como Minatitlán y Coatzacoalcos, y en general en varias regiones del estado.

En el plano político, el gobierno local no ha podido articular una buena relación con las fuerzas políticas del estado, ni siquiera entre sus diputados y presidentes municipales. Las dos principales figuras de su círculo de confianza son el presidente de la Mesa Directiva, José Manuel Pozos Castro, y el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, ambos de Morena. Hay quienes aseguran que no todos los diputados ni alcaldes de Morena llevan una buena relación con el mandatario.

En Veracruz, es sabido que el gobernador no lleva una buena relación con el senador Ricardo Ahued, de quien podría aprovechar su prestigio en la capital del estado de donde fue presidente municipal, tampoco con la secretaria de energía Rocío Nahle ni tampoco se lleva bien con el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez. Para colmo, tampoco ha logrado una buena relación con el delegado de los programas federales, Manuel Huerta.

Cuitláhuac García es un hombre de confianza del presidente, pero ha comenzado a convertirse en un problema. Algunos columnistas sugieren que estaría ante su última oportunidad para dar buenos resultados, otros mencionan que podría ser “llamado” a fungir como subsecretario federal.

diego.badillo@eleconomista.mx

rrg

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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