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Opinión

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A temblar

Para muchos es conocida la historia de fragmentación que significó derrotas importantes para el partido que apenas hace un par de décadas aún era rector de la vida nacional. Así ocurrió en elecciones trascendentes como la presidencial del 2006, donde las componendas políticas inoculadas en parte por la acérrima rival del candidato presidencial Roberto Madrazo, encontraron tierra fértil en diversos virreinatos de facto como lo eran los gobiernos de los estados. Después de la derrota propinada por el PAN en el 2000, el Partido Revolucionario Institucional parecía que había pavimentado un camino para un regreso inmediato que se detuvo por la instalación de intereses regionales y el fortalecimiento de pequeños (o grandes) cotos de poder en los estados.

Los gobernadores crecieron en poder e influencia política, ante un mando centralizado de un partido que requería el impulso decidido de las entidades federativas para ganar. Lo mismo ocurrió en las elecciones de junio de 2016, evento que motivó la renuncia con alta dignidad de Manlio Fabio Beltrones al ceder a la oposición gubernaturas que nunca habían conocido otra cromática que la del tricolor. En ese tiempo, por igual los choques de interés enconados en los estados, por igual fue determinante para fraguar una derrota dirigida para propiciar el temporal fracaso del entonces dirigente sonorense.

Es desde este par de ejemplos de donde extraemos la primera lección; los gobernadores son real factor de determinación para los triunfos o derrotas electorales. Por igual, queda sobre entendido que, es desde el poder estatal de donde se puede procurar una fragmentación profunda de una línea y ruta que parecería incambiable.

La actualidad nos ofrece un escenario sumamente interesante ante lo ocurrido con el partido que ahora es máximo rector y gobernante de los destinos de los mexicanos. Morena al celebrar su Congreso Nacional, ha institucionalizado el poder político de los gobernadores. No es casual que el Consejo Nacional de dicho partido, haya encumbrado a otro sonorense; a Alfonso Durazo que a pequeños pasos abre el férreo candado de mandato lineal que ha tenido un partido neonato y de mando único. Ahora, con el peso renovado de un Consejo Nacional, existe un mayor equilibrio mediante la institucionalización de la vida partidista, la claridad de procesos selectivos y la certeza de documentos básicos a los cuales apelar. Y una de las facultades adquiridas por el Consejo, será precisamente en el campo selectivo: ya existe la posibilidad de participar en la selección de candidaturas.

Durazo será la punta de lanza de un tipo peculiar de Conago interna, desde donde los intereses estatales encontrarán eco y representación. Sin embargo, en la proximidad de una renovación del ejecutivo federal, los ánimos pueden contraponerse y las afinidades endurecerse. Se sabe que un poder de apoyo y convalidación pasa por los impulsos estatales, quizá, si las lecciones no fueron claras, es aquí donde retiembla en su centro la tierra cimbrando a los imperios. Ya hay lecciones históricas ¿las habrán asimilado los nuevos encumbrados políticos?

Twitter: @gdeloya

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Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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