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Opinión

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Educación, fundamento de la sociedad digital

Las naciones más industrializadas como Estados Unidos, China, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia ahora quieren ser líderes tecnológicos y digitales porque el costo de producir mercancías ha llegado a sus niveles más bajos, porque quieren abrir nuevos mercados y porque los datos, la innovación, la creatividad y la originalidad son las nuevas materias primas para generar riqueza en el siglo XXI. 

Adam Smith escribió desde 1776 que la riqueza de las naciones se sustenta en el modo de organizar las competencias, las habilidades operativas y la inteligencia para que el trabajo de las personas sea capaz de generar valor proveniente de la transformación de una materia prima hacia un bien o servicio que satisfaga las necesidades de la población.

La riqueza de las naciones radica en la capacidad de hacer que el trabajo sea productivo. Las tecnologías digitales, las redes, los servicios de telecomunicaciones y las plataformas de Internet son las herramientas que permiten hacer prácticamente cualquier trabajo más productivo. Lo hemos constatado durante la pandemia. 

La producción digital introduce diferenciaciones en los productos y servicios hasta llegar a una personalización de los mismos, pero sin renunciar a la fabricación masiva.

La explicación de Smith es sumamente visionaria para la sociedad global digital: la capacidad productiva del trabajo, es decir, la posibilidad de añadir valor a las materias primas como son los datos, requiere habilidades, destreza e inteligencia.

Por lo tanto, el basamento de las sociedades digitales avanzadas es la educación enfocada en el desarrollo de talento en el uso, adopción y apropiación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).

Las naciones que quieran aprovechar las oportunidades de la revolución digital y quieran entregar prosperidad a su población, requieren invertir en educación y talento digital.

Lo anterior va a desarrollar las habilidades digitales que requieren los trabajos del futuro, las destrezas operativas para desempeñarlos de forma correcta y el conocimiento efectivo para saber interactuar con el ambiente social y con el contexto para contribuir al cambio.

La educación fomenta las capacidades y competencias básicas que requiere la sociedad de la información inteligente, es decir, habilitada y automatizada por las TIC.

Este nuevo modelo educativo desplaza el aprendizaje memorístico y adopta la creatividad. Proporciona una educación inteligente y personalizada basada en las tecnologías. Educa y desarrolla especialistas sobrecualificados para liderar el desarrollo de las tecnologías del futuro.

La educación para la sociedad digital prepara a su población para desempeñarse en las industrias y actividades estratégicas del Estado. Pueden ser seguridad nacional, administración pública, logística, energía, finanzas, seguridad, transporte, manufactura, salud y/o biotecnología.

Todas estas industrias y sectores deben estar paralelamente habilitados por las Tecnologías de la Información inteligentes: dispositivos móviles, Nube, Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas y Big Data.

Precisamente porque estas industrias, fábricas y negocios han comenzado a adoptar las tecnologías digitales o tendrán que hacerlo más pronto que tarde para sobrevivir en sus respectivos mercados y modelos de negocio, se requiere una educación que desarrolle habilidades, destreza y pensamiento crítico.

Las industrias y sectores estratégicos conectados y digitalizados tendrán la capacidad de crear nuevos puestos de trabajo compatibles con las TIC y podrán mejorar la flexibilidad del mercado laboral. Reforzarán la demanda de trabajadores. Crearán puestos de trabajo inteligentes (digitalizados y automatizados) y adaptados a las TIC. Reforzarán la protección del trabajador, la formación especializada y ampliarán la red de seguridad en el empleo.

Desde luego, esta mayor conectividad, digitalización y productividad tienen un fin superior que es el bienestar de la población: ampliar la red de seguridad social para los miembros más vulnerables de la sociedad, eliminar los puntos ciegos en la prestación de servicios públicos sociales, personalizar y adecuar la asistencia social para no desperdiciar recursos y hacer llegar la ayuda a quienes realmente la necesitan.

Naciones como China han comprendido a la perfección las implicaciones de la transformación digital. El dinamismo del gigante asiático se explica sobre la base del aumento de las inversiones en investigación y desarrollo en aquellos sectores donde se incrementa la producción, en la tecnociencia, base sobre la cual se sustenta la economía mundial.

El modelo industrial chino imbrica ciencia, tecnología, competencias y sociedad para dar respuesta a los mercados globales, pero también a las necesidades de cada una de las personas en lo individual.

China decidió invertir en tecnología, talento y en competencias, que más tarde se convirtieron en los pilares del desarrollo de la industria tecnológica de ese país, liderada por empresas como Huawei, JD, China Mobile, Alibaba, Tencent y DiDi.

Una sociedad digital avanzada requiere regresar a los orígenes de la riqueza y el poderío de las naciones previstos por Adam Smith: fortalecer la calidad de los recursos humanos a través de la educación, invertir en ella y en investigación para detonar nueva creatividad, capaz de enfrentar los retos y desafíos del futuro.

Twitter: @beltmondi

Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Analista de medios y telecomunicaciones y académico de la UNAM. Estudia los medios de comunicación, las nuevas tecnologías, las telecomunicaciones, la comunicación política y el periodismo. Es autor del libro El presidencialismo mediático. Medios y poder durante el gobierno de Vicente Fox.

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