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Opinión

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Nueva tragedia en el Metro pesca a Sheinbaum en campaña

La campaña política y el descuido de su trabajo al frente de la capital agarraron fuera de base a Claudia Sheinbaum mientras ocurría otro lamentable accidente, ahora en la Línea 3 del Metro, en el que una mujer murió y 57 personas resultaron heridas y llevadas a diferentes hospitales. Entretenida en su ilegal campaña proselitista por la candidatura a la presidencia, ahora en Michoacán, Sheinbaum Pardo fue informada del choque de dos convoyes entre las estaciones Potrero y La Raza de la Línea 3, donde en su ausencia tuvieron que entrar al quite el secretario de Gobierno Martí Batres y el de seguridad Omar García Harfuch, para hacer declaraciones a los medios y plantar cara ante la desgracia. Usuarios lesionados como María Luisa López, dijeron que el auxilio llegó después de una hora y otros fueron advertidos de no grabar nada ni hacer declaraciones a los medios. Hoy que el Gobierno federal está anunciando con bombo y platillo la compra de los despojos de Mexicana de Aviación por más de 811 millones de pesos, convendría recomendarle que con esos recursos mejor atienda la denuncia del personal del Metro en el sentido de que el sistema de intercomunicación entre su central y los convoyes conocido como TETRA no sirve, por lo que controladores y operadores de los convoyes se tienen que comunicar a través de sus propios teléfonos celulares para sacar adelante el trabajo. Mala tarde para doña Claudia, pero más para las víctimas de la indolencia.

Esta tarde a las 18:30 está prevista la llegada del presidente Joe Biden de los Estados Unidos para participar en la X Cumbre de Líderes de América del Norte en la que también participará el primer ministro de Canadá Justin Trudeau, quien llega mañana lunes, y ambos serán recibidos por Andrés Manuel López Obrador en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles de Tecamac. El programa incluye reuniones bilaterales del 9 al 11 de enero, vendrán las esposas de ambos invitados y además de los temas de interés económicos y comerciales de los tres países, seguramente Biden trae en su agenda el asunto del tráfico de fentanilo, que desde México está causando estragos en Estados Unidos, así como la política migratoria que incluye la deportación a nuestro territorio de 30,000 indocumentados al mes procedentes de Cuba, Haití y Venezuela, entre otros, que no recibirán asilo político al norte del Bravo. Por lo pronto, se admita o no, un gesto de buena voluntad ha sido la detención del Chapito Guzmán y ello facilitará el diálogo con la comitiva estadounidense. 

Ahora que se han marchado Santa Claus y los Reyes Magos, conviene recordar que la industria nacional del juguete es una de las más sólidas del país con una generación de al menos 28,000 empleos directos entre operarios, diseñadores, ingenieros y administradores, con una inversión de 500 millones de pesos tan sólo el pasado mes de septiembre en Monterrey, Nuevo León. Aunque la pandemia que atacó al mundo en los años 2020 y 2021 cerró los puntos de distribución de juguete entre un 40 a 50% en México, el pasado 2022 la industria recuperó niveles de producción y ventas domésticas y de exportación por 2 mil 800 millones de dólares, colocándonos como el tercer productor del mundo después de China y Brasil. Contrariamente a lo que ocurre con otras actividades productivas de nuestra economía, el del juguete es un sector que ha sabido aprovechar nuestra cercanía con Estados Unidos atrayendo a las cinco mayores empresas manufactureras del mundo, reduciendo hasta en un 40% el costo del flete de sus productos a nuestros vecinos del norte, el mayor consumidor con hasta 35,000 millones de dólares anuales. Los fabricantes jugueteros mexicanos se han diversificado de tal forma que hoy producen y exportan exitosamente peluches, los llamados de primera y segunda infancia, montables electrónicos que son réplica de automóviles de verdad y que se exportan con gran éxito a Estados Unidos, superhéroes, barbies, juguetes científicos, películas de moda, gadgets para teléfonos, tabletas y computadoras, pelotas, triciclos y bicicletas, entre otros. 

Menudo problema parece estar enfrentado la autoridad federal mexicana para cumplir con los requerimientos de la DEA de llevar ante la fiscalía de Washington DC a Ovidio Guzmán López, uno de los cuatro hijos del Chapo Guzmán, a quien se le requiere por conspirar para introducir al menos cien toneladas de fentanilo a ese país, la peligrosísima droga que tan sólo el año pasado cobró la vida de 100 mil estadounidenses. Y es que por increíble que parezca, en México la única orden de detención contra Ovidio es la que tiene con fines de extradición a Estados Unidos porque en México no cuenta con ninguna carpeta de investigación en contra. En nuestro país, después de su detención y liberación el 17 de octubre de 2019 en el primer culiacanazo, la Fiscalía General de la República no ha sido capaz o no ha querido fincarle ninguna acusación al “Ratón “ Guzmán, por cuya captura las autoridades federales de aquel país ofrecían 5 millones de dólares. En esa circunstancia, a pesar de que un juez federal le dictó prisión preventiva, el equipo legal de Ovidio logró un primer amparo para evitar su extradición y de seguir sin cargos en su contra, no sería remoto que pronto lograra ponerlo de nuevo en libertad.

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Cursó la Licenciatura en Comunicación Social, en la Universidad Autónoma Metropolitana. Como reportero, cubrió la entrega de Hong Kong a China y la caída del muro de Berlín. Conduce el noticiero MonitorEsMultimedia, de lunes a viernes, vía streaming.

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