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Covid-19: ¿qué ha aprendido la medicina sobre la pandemia?

El SARS-CoV-2 nunca volverá a ser tan mortal como en enero de 2020; sin embargo, esto no quiere decir que de manera natural el virus se volverá menos patogénico, pero sí que estamos más preparados, afirman especialistas de la Arizona State University.
 

El SARS-CoV-2 es un virus con alta transmisibilidad, un patógeno inusual con el que poco a poco nos dimos cuenta de que el impacto a la sociedad, familias y estilos de vida sería inminente. A dos años de la pandemia por Covid-19, El Economista platicó con especialistas de la Arizona State University, quienes aseguran que hoy entendemos mejor la enfermedad, hay aprendizajes valiosos, pero todavía quedan retos por enfrentar.

El doctor Efrem Lim, de la Facultad de Ciencias de la Vida, es virólogo y ha liderado esfuerzos de investigación para comprender y prevenir la transmisión del SARS-CoV-2, él explica que una de las lecciones más valiosas es entender que todos estamos conectados, este no es un problema de un solo país, grupo étnico o comunidad. “El comienzo fue en China, pero se esparció con distintas oleadas, esto quiere decir que cualquier solución que se encuentre, podrá atender el problema global o extender el problema”.

Por otro lado, entendimos que este virus cambia, esto se denomina evolución a lo largo del tiempo y se trata de la parte natural del virus, es decir, que al momento de transmitirse de una persona a otra y se replica, comete errores en su genoma y la mayor parte del tiempo esto no causa gran cosa, pero existen algunas variantes que pudieran causar más problemas como Delta u Ómicron, incluso dijo que dentro de pronto es muy probable que lleguemos a otra variante. “Entre más casos y transmisiones, se tienen más mutaciones y nuevas variantes”.

Por su parte, la doctora Mara Aspinall, del College of Health Solutions y experta en diagnósticos biomédicos, biomedicina y dispositivos médicos de diagnóstico, comparte que una gran lección fue la triada en las políticas públicas. “Recientemente se publicó un estudio en The Lancet en el que se compara el exceso de mortalidad entre diversos países. Quienes tuvieron confinamientos estrictos, usos de mascarilla y acceso a las vacunas, tuvieron tasas más bajas de muerte”. Agregó que además de esto, es crítico que la población también sea muy consciente de estas acciones pues finalmente son ellos quienes las ejecutan.

“Esto todavía es un reto, pues otros estudios demuestran que todavía existen personas que, por ejemplo, no confían, hablan de teorías de conspiración, de las ganancias de las compañías y otras razones”, señala Aspinall.

 

Las vacunas y su evolución

Lim explica que en el futuro cercano las vacunas tendrán que ser actualizadas con una protección más amplia. Por ejemplo, ahora con Ómicron se presentaron mutaciones que pudieron evadir la respuesta de la vacuna, “y es que realmente la vacuna se diseñó a partir del virus de hace dos años, mismo que ahora ya ni siquiera podemos verlo presente, es muy diferente, esto quiere decir que se tendrán que diseñar vacunas con una protección más amplia, cubrir más espacios para que reduzca la preocupación”.

Para esto, dijo que las vacunas ARN son muy efectivas y seguras, lo que se tiene que hacer ahora es seleccionar las correctas para poder lidiar con esto de manera efectiva.

Sobre los refuerzos, explica que todavía no hay tantos datos, pero hasta ahora es importante el espacio entre una y otra dosis. Si se aplica de manera seguida y no se le da el tiempo necesario, no se dará la respuesta inmunológica para que aprenda, pero también si se le deja mucho tiempo, la respuesta inmunológica puede disminuir. Dijo que “el reto es gestionar esta ventana de tiempo para tener mejores estrategias, además de que van a cambiar una vez que las vacunas también se vayan actualizando, así que dentro de poco no hablaremos de las mismas vacunas que hasta  hoy se han utilizado”.

Los retos a futuro

Para la doctora Aspinall, algo que no ha ocurrido en la mayoría de las naciones es que las pruebas no se ven como una estrategia real. Dijo que esto es importante no solamente para las personas, sino para realmente disminuir el contagio por enfermedad infecciosa. “La realidad es que vamos a sufrir otras pandemias, pero si logramos generar aprendizaje, podríamos ver tiempos más cortos y acciones efectivas”. Por eso desde la perspectiva de la especialista, “las pruebas tienen que estar desde el inicio de cualquier otra epidemia o pandemia y con vigilancia constante”.

Agrega que debemos asegurar una asociación público-privada para las pruebas, como lo que sucedió con las vacunas, pues esto maximiza la viabilidad de llegar a más personas, además el costo de las pruebas puede llegar hasta los dos dólares en breve. Finalmente, en el futuro se tienen que aceptar las autopruebas, porque es la manera más rápida para poder obtener el mayor número de personas con diagnóstico.

Otra de las preguntas pendientes desde el punto de vista de la virología, dijo Lim, es entender de dónde vino el virus para la población humana, si fue de una especie y las condiciones que le permitieron llegar a los humanos. “Esto nos va a ayudar para poder prevenir otras pandemias o virus letales que podrían surgir. La verdadera razón de entender el origen debe ser única y exclusivamente para evitar enfermedades infecciosas futuras.

Desde el punto de vista del especialista, después de dos años, con la mayoría de las personas vacunadas, con algunas respuestas inmunológicas, terapias, e inmunidad en la población, nunca el Covid-19 volverá a ser tan mortal como en enero de 2020, pues también ya se está gestionando la información de mejor manera, sin embargo, esto no quiere decir que de manera natural el virus se volverá menos patogénico, pero sí que estamos más preparados.

nelly.toche@eleconomista.mx

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