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Arte e Ideas

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El renacer del Romanticismo

En el Festival de Música de Morelia se presentó una de las más notables agrupaciones de la música de cámara.

Haber escuchado al Cuarteto de Cuerdas de Leipzig en (Leipziger Streichquartett) en el recién concluido Festival de Música de Morelia fue, sin duda, una de las experiencias musicales más enriquecedoras que este cronista ha tenido.

Sobre todo porque, además de los dos recitales que ofrecieron, el cronista pudo platicar con los integrantes del cuarteto y asistir a la clase maestra que dieron a estudiantes avanzados del Conservatorio de las Rosas.

Los programas que interpretó el Cuarteto fueron románticos, a pesar de incluir a un compositor clásico, Mozart (que hacia el final de su vida se le ha considerado con tintes románticos), y a uno contemporáneo y mexicano Cristóbal Halffter (su Cuarteto no. 2 Memorias, el que interpretaron, hace algunas citas al Cuarteto en fa mayor op 135 de Beethoven). Y es que el romanticismo es justamente el fuerte de la agrupación.

El Romanticismo es una idea muy alemana. Después de la derrota de Napoleón al principio del siglo XIX enfrentamos un sistema, bajo Metternich en Viena, en el que todos, especialmente los intelectuales y artistas en Europa, tuvieron el problema de no poder decir lo que realmente querían decir, no poder pensar lo que realmente querían pensar, y el Romanticismo trató de dar una solución a eso porque te permite crear tu propio mundo en tu cabeza. Esta música no es muy concreta en la vida real, sino que es tu individualismo en relación con el mundo que te rodea , comentó Matthias Moosdorf, chelista.

Por ejemplo, Schubert compuso algunas canciones que fueron muy populares, pero toda su música de cámara y orquestal no se tocó mientras vivió o fue muy raro que se hiciera. Estas obras maestras, entonces, fueron hechas para sí mismo, el mundo las descubrió 30 o 40 años más tarde. Esto describe el romanticismo: ¿qué me pasa, cómo me siento en este mundo, cómo entiendo emocionalmente lo que sucede a mi alrededor? , dijo Tilman Büning, segundo violín.

Después de escucharlos tocar, uno se da cuenta de que sería muy difícil encontrar a mejores intérpretes ya no de la música, sino del espíritu de ese intenso periodo artístico. Y no porque uno sea un experto que sepa cómo debiera sonar la música romántica, sino porque, tras el recital, se queda con el problema de no poder escribir lo que quiere, de tener una emoción tan fuerte para la que no encuentra las palabras adecuadas.

Como uno es periodista y no poeta romántico, la única salida parece ser dejar la voz a los intérpretes, quienes explican por qué tocan como tocan.

EN LA MISMA CONSTELACIÓN

Al hablar de su agrupación, los instrumentistas comentas que crecieron en la misma constelación (mismas escuela, orquestas y hasta clases) por 20 años antes de hacer el cuarteto.

Tres de mis colegas eran músicos principales en la Orquesta Gewandhaus de Leipzig y hablaban del periódico romántico, que está muy relacionado con Leipzig, la primera academia de música de Alemania fue fundada ahí por Felix Mendelssohn, hace 150 años, para surtir a la Orquesta Gewandhaus con nuevos y bien educados músicos. Ahí estudiamos nosotros y tocamos en la orquesta por varios años , comentó.

Aun así, los integrantes del cuarteto deben batallar. Queremos hablar con una sola voz y es difícil con cuatro individuos. Somos muy diferentes pero, si queremos transmitir un mensaje, tenemos que hacerlo con una sola voz, debemos ser como un cuerpo con cuatro brazos o algo así .

Pero la batalla vale la pena porque permite alcanzar una meta muy alta: Estar en un cuarteto es lo mejor que puedes hacer en la música, todo el mundo debería hacerlo, te hace muy despierto, muy consciente de lo que los otros músicos están haciendo, todos los compositores han escrito para el cuarteto música muy bella.

La música de cámara, en especial en el cuarteto, es como un extracto de la música, los compositores hicieron sus trabajos más personales para cuarteto o para alguna agrupación de cámara. La vida no es suficiente para hacer toda esta música hermosa .

NO ES ORO TODO LO QUE TINTINEA

Si bien tuvieron ejecuciones perfectas y emotivas, no todas las piezas tocadas por el cuarteto tuvieron el mismo impacto. Hasta arriba e insuperables, quedaron los impresionantes Cuarteto en La menor D 804 Rosamunde de Schubert, el Cuarteto en Si bemol mayor op. 67 de Brahms y el Cuarteto en Mi bemol mayor op. 44 no. 3 de Mendelssohn-Bartholdy. Ligeramente atrás, el Cuarteto en fa mayor op 135 de Beethoven.

Y a la zaga, que es sin duda una delantera para otras interpretaciones: el Cuarteto en re mayor KV 499 de Mozart, que se sintió un tanto forzado en la interpretación romántica y dio la impresión de haber perdido algo de alegría y ligereza que caracterizan al compositor; el Cuarteo de cuerdas no. 2 de Cristóbal Halffter que, por momentos, se perdió en ruiditos efectistas.

Cabe consignar que el Leipziger Streichquartett no tocó la obra del mexicano sólo porque iba a venir a Morelia, grabaron un disco en el 2010 con sus cuartetos uno, dos y siete.

manuel.lino@eleconomista.mx

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