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"Hay problemas que no se van a solucionar mientras no haya científicas”: Julieta Fierro
“Yo solo me siento una señora muy afortunada”, dice la astrónoma y divulgadora científica recién nombrada miembro honorario de la Academia Estadunidense de Artes y Ciencias, distinción que desea compartir con su hermano Miguel, una persona con síndrome de Down; "él fue mi gran profesor", comparte.
En días pasados, la científica mexicana Julieta Fierro Gossman ingresó a la Academia Estadunidense de Artes y Ciencias como miembro honorario, distinción que han tenido reconocidas personalidades de la ciencia como Albert Einstein y Charles Darwin, y de la que sólo 14 mexicanos pueden preciarse, por ejemplo, el exrector de la UNAM José Sarukhán Kermez y Marcos Moshinsky Borodiansky.
A propósito del merecido nombramiento después de más de 50 años de trayectoria, El Economista platicó con la astrónoma y divulgadora, quien asegura que es un “honor extraordinario, inimaginable y fabuloso (...) creo que viene en un muy buen momento para la ciencia en México y para la UNAM, porque esto muestra que lo que se hace en México puede ser de la más alta calidad”.
También es un bien para el país, pues cualquier honor que recibe un mexicano de esta magnitud, honra a la nación, al saber, a las universidades, a la ciencia y a la academia, “es un honor a muchas instituciones y yo represento a estos 130 millones de mexicanos y eso es a todo dar´”.
Explica que esta academia tiene varios tipos de personas a las que les otorga este reconocimiento tan importante, y aunque ella no sabe exactamente qué criterios fijaron en su caso, los documentos básicamente que le acreditan es porque ha logrado transmitir la ciencia a un grupo muy amplio.
“Alguna vez una directora me dijo que los estudiantes se metían a Física porque querían ser astrónomos gracias a mí, y luego ya tomaban el camino del bien (ríe) y se dedicaban a otras áreas de la Física. Ese fue un cumplido muy lindo”.
Incluso con la pandemia, la doctora Fierro, lejos de dejar su labor, ideó la manera de responder preguntas, lo hizo a través de muchas charlas en línea; después todo ese material que se quedó grabado se empezó a usar en otras latitudes de habla hispana, la tercera lengua más hablada del mundo, y llegó a más personas de las que hubiera llegado normalmente, “porque, -dice- a mí me gusta dar conferencias con público en vivo, ver sus caras, cómo reaccionan, que ellos hagan experimentos, pero esta vez al hacerlo a distancia al parecer ayudó también a este reconocimiento”.
La pequeña Julieta
La doctora Fierro comparte que de niña jugaba a las muñecas y quería ser hada. “Me gustaba la idea de tener una varita mágica porque ver el sufrimiento humano era horrible”. También quería un elefante, “porque yo quería trabajar en un circo, lloraba en Navidad y con los Reyes Magos porque no me lo traía”, además quería ser mamá de 12 hijos, pero no cumplió ninguno de aquellos objetivos de entonces.
En realidad, la ciencia para ella llegó en un momento posterior de su vida, relata: “Iba en un colegio francés y aunque siempre sacaba cero en francés, tenía diez en matemáticas. Cuando se murió mi mamá yo tenía trece años y tenía un hermanito con síndrome de Down, en ese momento a mí ya me encantaba la ciencia y yo quería que él la aprendiera. Realmente quién me enseñó a explicar fácil la ciencia fue Miguel, porque yo trataba de explicarle las cosas haciendo anotaciones, pequeños experimentos; él fue mi gran profesor, para él también es esta distinción”.
Explica que ella quería ser matemática, pero cuando muere su mamá, su hermana la mayor le dijo: “´Tú no vas a poder con esto, eres tontita, mejor estudia física' y como ella era como la mamá, le hice caso, por fortuna", comparte, pues años después no sabe qué pasó, pero de repente le decían "'oye tú eres la rockstar de la ciencia', yo les decía ¡úchale!, no creo, pero luego fueron más y más los que me lo decían, tal vez cuando se repitió muchas veces y llegaron los premios de todos los estilos, de una diversidad enorme, hasta los netamente académicos, ahí me di cuenta que algo había cambiado, que creo que empecé a darme cuenta que era popular”.
Aun con su popularidad, la doctora Fierro asegura no poder compararse con los personajes que también han recibido esa distinción, pero asegura que es un honor inmenso.
¿Cómo fomentar la divulgación?
Al preguntarle sobre cómo motivar a más científicos a la labor de la divulgación, explica: “Yo lo que le diría, pero al Conacyt, es que evalúe la divulgación de la ciencia, porque si a un científico le restan puntos por dedicar tiempo a la divulgación, no lo va a hacer. El día que valga la divulgación de la ciencia, ese día los científicos, que son súper listos en general, podrán hacer divulgación”.
Comparte también un dato importante para quien quiera entrar en el mundo de la divulgación. “Lo ideal es trabajar con un comunicador, se han hecho muchos estudios en diversos países y lo que funciona mejor son grupos multidisciplinarios, investigadores que sepan ciencia y comunicadores, esto es lo que funciona mejor”.
Y ¿para las mujeres?
La doctora Fierro es contundente. “Las mujeres en la ciencia son muy necesarias, porque hay problemas que tenemos las mujeres y que no se van a solucionar mientras no haya científicas”. El problema de los cólicos menstruales, la menopausia, una prueba de cáncer de mama ´que no sea horripilante´, entre muchas otras cosas.
Pero ¿por qué no hay más mujeres?, asegura que para ser científica necesitas un posgrado, una estancia postdoctoral, ponerte a investigar, “y las mujeres no nos podemos esperar 50 años para tener hijos”. Ante este escenario la doctora asegura que las mujeres necesitamos aprender a pedir ayuda y las instituciones nos tienen que ayudar a hacer las dos cosas al mismo tiempo, por ejemplo, prolongando las becas de doctorado, que haya guarderías cerca de los lugares de estudio y trabajo, porque si no la presión es demasiado grande. Esto, dijo “hoy no está puesto en la nueva ley de ciencia y tecnología recién aprobada, está en el lenguaje y visibiliza el problema, pero las soluciones están en la toma acciones”.
La doctora Julieta concluye esta charla compartiendo: Yo sólo me siento una señora muy afortunada, pero una señora a la que le gusta simplemente cuidar sus plantas, aunque se le mueren, que le gusta tener amigas y echar relajo, limpiar su casa, lavar trastes y sólo a veces tender la cama, le da flojera bañarse, y encima de todo eso, también le gusta trabajar. “Más mujeres deberían poder hacer todo eso”.
“Yo seguiré dando conferencias, ahora estoy escribiendo un libro junto con una compañera, Angelina Muñiz-Huberman, de la Academia de la Lengua, queremos escribir un libro de poesía y astronomía, sigo haciendo lo que me gusta hacer, dando conferencias, asesorar museos, escribir, seguir y seguir”.