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Arte e Ideas

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Hopkins le sonríe al miedo

El actor promueve en México la película "El rito", donde interpreta a un exorcista.

"No te voy a responder nada serio", le dice sin rodeos Anthony Hopkins a este reportero.

En un segundo, la teoría se había confirmado: Hopkins, el histrión, es un monstruo, es un asesino serial, ¡Dios!, es un sacerdote poseído por el Diablo. Pero, siendo más objetivos, en realidad es un hombre que prefiere reírse, bromear, hacer chistes y quitarle el barniz de seriedad a las situaciones.

Sus trabajos cinematográficos lo confirman como uno de los más grandes actores en el mundo entero y quién no lo recuerda en El silencio de los inocentes por su interpretación del caníbal Hanibal Lecter.

Hopkins atiende a la prensa en un elegante salón de un hotel ubicado muy cerca de Chapultepec. Acude a la cita ataviado en un traje oscuro de cuadrículas lila. Cuando acede al lugar lo primero que salta a la vista es su clásica expresión, seria y ceñuda. Pide disculpas: "perdonen", dice en español, antes de atender una llamada en su Black Berry color negro. Se vuelve ofreciéndonos ligeramente el costado. Y luego regresa: ligero y amable dice:

"No sé si estoy bien o mal, pero he preferido desde hace mínimo 35 años tomar las cosas más a la ligera", dirá más adelante, cuando insista en que su visión del mundo es otra desde hace 35 años, cuando pasó por una experiencia que lo marcaría de por vida; no ofreció detalles porque es muy inteligente, él no se equivoca, no habla de más y no se complica.

El actor protagoniza junto al joven actor irlandés Colin O'Donoghue, El rito, película basada en el libro escrito por el periodista Matt Baglio, The Rite: The Making of a Modern Exorcist, libro en el que el Baglio cuenta su experiencia directa en un caso de exorcismo.

El rito cuenta la historia de un sacerdote experto en el rito del exorcismo que ejecuta métodos "poco ortodoxos" para el resto de la Iglesia. Se trata del padre Lucas (Hopkins), quien recibe a sus "pacientes" en casa como si se tratara de un psicólogo que atiende en días distintos a personas necesitadas de ayuda. Lucas vive en Roma y ha dirigido muchos exorcismos hasta que un buen día, el destino lo pone a prueba.

Antes de que esto ocurra será la persona indicada para ilustrar a un joven aspirante a sacerdote, Michael Kovak (Colin O'Donoghue), que acude, más por fuerza que nada, al Vaticano para tomar un curso sobre "el rito del exorcismo". El expositor, otro sacerdote, sabe que no cuenta con los medios suficientes en su taller para sacarle todo el jugo que promete este joven y apuesto sacerdote, y decide enviarlo con el padre Lucas para que vea de cerca el proceso de exorcismo. Sin embargo, la convicción racional del joven aspirante a sacerdote es más fuerte que los detalles que insinúan una posible posesión en la víctima en turno que atiende Lucas.

De esta manera, la película plantea un debate sobre la afirmación de la fe o de la mentira del misterio eclesial, y principalmente sobre la posibilidad de sucesos que están fuera de nuestra comprensión. La película acierta en hacer mofa de las fantasiosas representaciones hollywoodenses sobre los exorcismos (cabezas que giran completamente sobre su eje o inverosímiles vómitos radioactivos) y pone en diálogo dos flancos: la racionalidad lógica contra la mentalidad supersticiosa, que en el fondo aceptan la necesidad de la duda ante las cuestiones universales.

Creo en el poder de la vida

Sin declararse ateo ni creyente, Hopkins opta por un termino medio, porque con toda la experiencia que ha recabado a lo largo de su vida está seguro de que no tienen sentido buscar verdades absolutas, pues a su juicio no existen.

Entonces, ¿en qué cree usted?, se le pregunta.

"Yo creo en el poder de la vida", afirma consecuentemente.

Como dijimos, hace 35 años Hopkins vivió una experiencia que le cambió la vida y que lo llevó a reconsiderar la fe y su manera de mirar el mundo en aquel preciso instante. "Llegué a un punto en el que tenía que escoger entre vivir o morir. Finalmente opté por la vida. Dije: 'sí hay un Dios, ¡por favor, ayúdame!'. Y algo pasó y me he reído desde entonces", asegura.

El bueno humor, la risa y el desparpajo lo acompañan. ¿Existe Dios o el Diablo? "Nada tiene la menor importancia", dice. Entonces, ¿qué lo va a alterar que un desdichado "chícharo" no sirva cuando el periodista Joaquín López Dóriga lo entrevistó en cadena nacional el pasado lunes por la noche? Nada. "Yo estuve tranquilo pero todo mundo enloqueció en el estudio", dijo sobre el malogrado incidente.

Ya sea en el set de grabación o en una entrevista al aire, "me encanta hacer chistes", dice el actor. No es casualidad que el director de la cinta, el sueco Mikael Hafstrom, afirme también en entrevista: "el humor nos unió desde el principio. De pronto cuando terminábamos de grabar una escena que a nuestro juicio había quedado bien, se volteaba Anthony y me decía: '¿es que en realidad la vas a dejar así?', y nos echábamos a reír".

Muy parecido a la vida real

Hopkins acudió a México acompañado además del director de la película, Mikael Hafstrom, de los actores Colin O'Donoghue y Alice Braga, quienes también conversaron con los medios.

El galán Colin O'Donoghue contó su experiencia en el set, los nervios que sintió a la hora de filmar la primera secuencia al lado de Hopkins. Incluso reveló que tuvo que asistir a sesiones de exorcismo en Roma para lograr un efecto más convincente en su actuación: "Casi todo lo que ocurre en la película es casi idéntico a como es en la vida real", afirmó. Los exorcismos que se muestran en la película no acentúan fenómenos paranormales. De hecho, una diferencia con cintas como El exorcista es que el personaje de O'Donoghue duda de si se trata de posesiones o son simples problemas degenerativos asociados a una falta de atención psiquiátrica.

Esta es la idea que convence más a Hopkins: "Tuvimos un exorcista con nosotros durante la grabación. El me preguntó que creía y yo le respondí que quizá eran desordenes siquiátricos. Pero uno nunca sabe: todo puede pasar", dijo el actor, en quien las ambigüedades están a la orden del día.

Esa ambigüedad es el trasfondo de la ironía que ya es espontánea en un hombre a quien le da igual lo que de él pueda decirse, y a quien en realidad no le interesa descubrir el hilo negro de nada: ese tipo de temperamento que se afila con los años y que por lo tanto pertenece solo a quien ha vivido ya mucho tiempo, ha visto muchas cosas y también ha sufrido pero ha comprendido el funcionamiento del mundo.

"Yo veo las cosas como Darwin quien, ante la pregunta sobre el porqué de tanto sufrimiento en el mundo, solía decir que esa era la naturaleza de la vida. Yo he decidido que si un día he de morirme mejor que sea tranquilo", acotó.

Por su parte, la guapa actriz Alice Braga, que se dio a conocer en la cinta Ciudad de Dios y que en esta película interpreta a una reportera que busca saber la verdad sobre los exorcismos, mencionó en perfecto español: "a mí no me tocó asistir a ningún exorcismo pero tuve que abrirme a mi personaje. Por eso leí el libro".

Cuestiones aparte, Braga se dijo muy fanática del futbol soccer.

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