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La pistola de Vasconcelos
Cuenta la historia que Antonieta Rivas Mercado, nuestra gran musa del siglo XX, se mató en París con la pistola de José Vasconcelos.
Cuenta la historia que Antonieta Rivas Mercado, nuestra gran musa del siglo XX, se mató en París con la pistola de José Vasconcelos. Vasconcelos y ella se habían conocido en 1929 cuando él se había lanzado como candidato presidencial retando al llamado Maximato, el gobierno con prestanombres de Plutarco Elías Calles.
El candidato en turno (recordarán que durante el Maximato, Calles imponía a sus candidatos, meros petimetres del titiritero) era Pascual Ortiz Rubio. Vasconcelos contaba, a partir de su amistad con Antonieta Rivas Mercado y de su labor como educador, con el apoyo de la clase intelectual, pero al parecer no del grueso de la población.
Durante aquella tremenda campaña a Vasconcelos lo quisieron matar varias veces, le sabotearon los mítines, y finalmente le hicieron fraude electoral. Dicen varios historiadores que esas cifras de 93% a favor del gris Ortiz Rubio son inverosímiles.
Vasconcelos tuvo que huir a Estados Unidos y luego a Europa, a donde Rivas Mercado lo siguió en un acto de pasión. Vasconcelos estaba casado, pero con Antonieta encontró su otro yo, su amante ideal.
Fue en París donde la relación se tornó tragedia. Antonieta era dada a las depresiones. Pasaba por una grave cuando le preguntó a Vasconcelos si la necesitaba. Él, intelectual y frío, le dijo que nadie necesitaba a nadie, excepto a Dios.
A escondidas, Antonieta tomó la pistola de José Vasconcelos y se encaminó a Notre Dame. En una banca se dio un tiro en el pecho que resultó mortal. Un final de novela romántica que ni Flaubert hubiera imaginado.