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Arte e Ideas

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Libertad creadora para generar conocimientos, al margen de funciones utilitarias, exigen rectores universitarios de México

La CTI no es una opción es una necesidad. Esta es la prueba de que la suma de voluntades es clave para sortear la crisis que padecemos y ratificar la convicción compartida. Las instituciones convocantes son: UAM, UNAM, UDG, UV, UAQ, UANL, UVM, UIA, ITESM y Cinvestav-IPN.
 

Uno de los principales intereses de la academia en México es que la generación de conocimientos tenga “libertad creadora y desligada de funciones meramente utilitarias”, y que las decisiones sobre su financiamiento y distribución de recursos sean hechas por pares y sin intereses personales o grupales. “También nos interesa que las razones por las que se hace investigación estén ligadas a los intereses de la nación y podamos contribuir así al desarrollo de nuestra patria, todos los que estamos aquí sabemos que somos actores relevantes para lograr ese compromiso”, manifestó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, durante la inauguración, este lunes, de los trabajos del foro interuniversitario “Jornadas de reflexión sobre el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) que demanda el futuro”.

En este esfuerzo colectivo convocado por diez instituciones de nivel superior, públicas y privadas, pero en el que participan muchas más, los rectores alzaron la voz y analizaron el panorama científico y de investigación en México. Durante cinco días de conversaciones en 13 mesas de trabajo, los dirigentes universitarios buscan generar un diálogo entre la comunidad académica sobre las características que deben permear en la próxima Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, documento que regirá la política científica del país durante los próximos años.

Eduardo Peñalosa Castro, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), al inaugurar el evento dijo que “Las jornadas de reflexión pretenden conclusiones pertinentes, factibles y dignas de considerarse por los tomadores de decisiones y diseñadores de política pública”. Agregó que el escenario de restricción presupuestal sufrido por el sector durante más de dos décadas se ha agudizado en el último año y en este lamentable escenario de emergencia sanitaria, con repercusiones sociales y económicas alarmantes es claro que se requiere de un sistema de CTI que responda a un nuevo contexto, lo que necesariamente pasa por el diseño de políticas públicas que por un lado otorguen un impulso renovado a la investigación básica y por el otro incentive a las empresas privadas a invertir, “nuestro rol como instituciones de educación superior será igualmente crucial y requiere refrendar el compromiso social”.

En su intervención, Bernardo González-Aréchiga, rector de la Universidad del Valle de México (UVM) aseguró que se tiene la oportunidad de crear un entramado institucional moderno y competitivo que nos ayude a eliminar rezagos científicos y tecnológicos; para ello destacó dos objetivos de la reforma constitucional: El derecho a gozar de los beneficios del desarrollo, la ciencia y la innovación tecnología, y que el Estado apoye la innovación científica, humanística y tecnológica para garantizar el acceso abierto a la información que derive de ella.

Para sentar este entramado señaló puntos como la adopción de un federalismo abierto y constructivo con transversalidad; participación amplia de la comunidad académica, universitaria, privada y social, con aprovechamiento cabal del potencial en las instituciones universitarias públicas y privadas; además de la participación de los tres niveles de gobierno, apoyo a las empresas emergentes y compromisos a largo plazo como dedicar el 2% del gasto total de la federación en los estados y municipios para la CTI, o impulsar el gasto en inversión de investigación y desarrollo experimental para que llegue inicialmente al 1% del PIB y eventualmente al 2.5%. Por último, la asignación de recursos a la educación para alcanzar en 10 años un índice de cinco investigadores por cada mil habitantes, pues actualmente México tiene .7 por ciento.

Necesario, incrementar presupuesto a CTI

Posteriormente Rogelio Guillermo Garza Rivera, rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), confirmó que la pregunta ya no es si debemos migrar al uso intensivo de la tecnología, información, conocimiento y aprendizaje, porque esto se da por hecho, dijo que ante el impacto de la pandemia las instituciones educativas han reflexionado y reconsiderar cómo hay que enseñar, cómo impulsar la innovación y hacia dónde dirigir la investigación. En ese sentido dijo que es importante insistir en la necesidad de incrementar el presupuesto asignado a CTI, pues este año el incremento fue solamente el de la inflación, lo que nos sitúa en un .38% con respecto al PIB.

Por su parte, Saúl Cuautle Quechol, rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (UIA), dijo que universidades, tanto públicas como privadas, han sabido sumarse a los avances y han generado aportes significativos en CTI, “cada día nuestros académicos se esfuerzan por resolver los grandes misterios de la humanidad y armar cosmovisión que vinculadas a la tecnología, nos permite mejorar las condiciones de vida”.

Agregó que esto no es nada fácil, “hay errores en lo que se propone y falta divulgar más la riqueza del personal profesional, también las comunidades universitarias se esfuerzan por una cultura científica que permita ser autoridad en el tema”. Por ello agregó que necesitamos políticas públicas en materia de investigación que no solo legislen sobre el qué, cómo y dónde investigar, “se necesitan recursos para instituciones e investigadores. Con retos como el cambio climático, la salud, el desarrollo sostenible, brechas sociales y la cultura científica, las universidades pueden enfrentarlo si se crea una red sistémica, este es un ejemplo”.

Sara Ladrón de Guevara, rectora de la Universidad Veracruzana (UV), celebró que se lleve a cabo este foro interuniversitario cuando está en construcción, reflexión y discusión un proyecto de Ley que habrá de normar las prácticas, que además participen tantas y tan importantes instituciones de educación tanto públicas como privadas, “eso habla del interés, compromiso y responsabilidad que asumen frente al futuro de la CTI, y la plena consciencia del papel fundamental de las instituciones de educación superior en este proceso que resulta crucial para la humanidad”.

Aportación de universidades privadas

En su oportunidad, David Alejandro Garza Salazar, rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), recordó que México a nivel global ocupa el lugar 69 en cuanto a número de investigadores por millón de habitantes, “es tan evidente el rezago que no podemos darnos el lujo de no colaborar, también es apremiante encontrar modelos para acelerar la cantidad, calidad e impacto de la ciencia y tecnología mexicanas para beneficio del país, la colaboración para llegar a la economía del conocimiento por lo tanto es clave”.

En el contexto actual dijo que es preocupante que el nuevo reglamento del SNI excluya a los investigadores de universidades privadas que siendo solo el 5% del total de los integrantes, aportan el 11% de publicaciones Scopus, el 8% de patentes y atienden al 10% de los estudiantes de posgrado del país. “Por cada peso que se recibe del sector público, las instituciones privadas aportan el equivalente y en muchas ocasiones hasta el triple”.

Retrocesos y vacíos

Margarita Teresa de Jesús García Gasca, rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), agregó que es una gran oportunidad para la ciencia mexicana el que podamos dialogar y tener un foro que analice el anteproyecto de la Ley que debe responder a las necesidades de todos, pero sobre todo que se incentive el diálogo y se recupere la capacidad de intercambio entre las diferentes instancias. “Es el momento de propuestas donde hay vacíos importantes, por ejemplo, la ausencia de las universidades como proponentes y protagonistas de la CTI en México, si no es aquí, no sé dónde más lleva a cabo la mayor parte de la ciencia en México”.

Agregó que tenemos varios años de un proceso a la baja en cuanto a CTI, incluso hemos perdido lo que se había avanzado, “derivado de múltiples situaciones que conocemos y muchas que desconocemos, de grupos cupulares y decisiones hegemónicas que monopolizaron la ciencia en México ha generado un cambio coyuntural en las decisiones de cómo dirigir los caminos de la ciencia en el país, sin embargo antes de dar golpes fuertes y eliminar algunos de los casos de éxito, hay que hacer un buen diagnóstico, una reflexión, un trabajo conjunto plural de diálogo que nos permita saber qué funciona y que no en el camino de recuperar la CTI”.

José Mustre de León, director general del Cinvestav-IPN, dijo que como institución son el ejemplo de la íntima relación entre el sistema de educación superior del país y la CTI, “prácticamente el 75% de todos los productos de investigación que se generan en el país están relacionados con instituciones de educación superior. Desde este punto de vista, es fundamental que cualquier propuesta y aprobación de la Ley general de CTI, esté armonizada con la recientemente promulgada (20 de abril de 2021) Ley de Educación Superior”.

Recordó que el proceso de aprobación de esta ley fue paradigmático, pues fue la ley que tuvo el mayor consenso de las fuerzas políticas del país, con un apoyo muy generalizado, “esto es muy importante en la aprobación de cualquier ley porque permite después transitar en ella de una forma mucho más efectiva y con certidumbre”.

Por último, Héctor Raúl Solís Gadea , representante de la Universidad de Guadalajara (UDG), hizo votos por que se pueda proponer una visión clara y articulada con los grandes principios que sustentan la CTI, que se pueda transmitir a la representación popular en el congreso, a los poderes de la unión y al propio ejecutivo además de empresarios, con un sentido de unidad y colaboración. “que seamos capaces de provocar el entusiasmo, el alineamiento de voluntades, la colaboración y recordar que sin libertad y solidaridad no puede haber innovación y hallazgos significativos, que seamos capaces de transmitir la idea de que un país, por más buenas intenciones, no podrá salir adelante sin una base sólida de investigación de ciencia aplicada y transferencia de conocimiento”.

Concluyó que en una sociedad democrática, sin gobernanza colaborativa, sin procesos horizontales de entendimiento, no podrá generarse la libertad, la serendipia que requerimos para la creatividad”.

El programa de actividades puede consultarse en: file:///C:/Users/Daniel%20Rangel/Downloads/U%CC%81LTIMA%20VERSIO%CC%81N%20PROGRAMA%20%2017.04.21%20(1).pdf

nelly.toche@eleconomista.mx

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