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Misión cumplida, Tom
Henos aquí: llega Navidad, se acaba el año. Es 25 de diciembre (o el 23 o el 26, en esta época del año la fecha importa poco. Durante 10 días todo está muerto) y no sabe qué hacer. Sea que decida pasar tiempo con la familia o de plano necesite escapar de ella, hágase un favor: vaya y vea Misión imposible: protocolo fantasma.
Henos aquí: llega Navidad, se acaba el año. Es 25 de diciembre (o el 23 o el 26, en esta época del año la fecha importa poco. Durante 10 días todo está muerto) y no sabe qué hacer. Sea que decida pasar tiempo con la familia o de plano necesite escapar de ella, hágase un favor: vaya y vea Misión imposible: protocolo fantasma.
La cuarta cinta de la franquicia es, todo lo contrario a lo que podría esperarse, una buena película. En los primeros minutos uno ve una persecución, un asesinato discreto, un motín en una prisión rusa y un escape espectacular al ritmo de Aint that a Kick in the Head cantada por Dean Martin. Puede sonar a un montón de imbecilidades mezcladas imbécilmente, pero no: todo tiene sentido. De que cada pieza caiga en su lugar se encarga el ágil guión y la dirección de Brad Bird.
Tom Cruise, quien desde hace un tiempo parecía haber tomado ya el camino del olvido, regresa al primer plano de los Blockbuster con esta cinta dirigida por Bird, el genio detrás de Los increíbles, Ratatouille y El gigante de hierro (sí, en efecto: Misión imposible 4 es su primera cinta con actores).
¿Y cómo le salió a Bird el cambio de animación por actores de carne y hueso? De maravilla. ¿Por qué? La respuesta es simple: todas las películas de Bird, incluyendo a la más reciente, son grandes cintas de acción. Ayuda también que la cinta sea producida por J.J. Abrams, el nuevo gran maestro de las películas y las series televisivas de puro entretenimiento.
Y ni hablar del protagonista, que brilla como la gran estrella que es. En Misión imposible 4 Tom Cruise regresa como el agente Ethan Hunt, un rebelde capaz de lograr (claro) lo imposible. Como su personaje, Cruise lleva a cabo la misión sin arruinar nunca la cinta con excesos ideológicos ni sobreactuación, ni nada de lo que podríamos esperar dados sus últimos escándalos. He aquí a una verdadera y carismática superestrella, haciendo lo que hace mejor.
Cruise no está solo. El reparto es sólido, encabezado por Jeremy Renner (The Hurt Locker), quien está convertido en todo un actor secundario de lujo, como un escéptico agente que juega las veces del público ante los planes descabellados de Hunt. ¿A poco? , parece decir Renner todo el tiempo. Hasta que le toca a él mismo hacer cosas increíbles.
La trama explota de manera muy inteligente la nueva tensión que existe entre Estados Unidos y Rusia, haciendo un gran guiño a la serie televisiva original sin caer en anacronismos: no, no se trata de inventarse que la Guerra Fría ha vuelto ni nada por el estilo. El gran villano ni siquiera es ruso, sino un científico loco sueco (interpretado por Michael Nyqvist) que piensa que la guerra nuclear es un paso natural en la evolución de la humanidad.
La misión de Hunt y su equipo, si deciden aceptarla (y por supuesto que la aceptan), es detener la guerra nuclear sin causar un conflicto internacional. Rápido, limpio e impresionante, así es como debe ser. Y así es Misión imposible: protocolo fantasma.
cmoreno@eleconomista.com.mx