Lectura 2:00 min
Rechiflas en la inauguración del fmx
Cuando en la inauguración del 27 fmx se agradecía el apoyo del GDF, de Conaculta y en particular del INBA, y se nombró a su directora Teresa Vicencio, una fuerte oleada de abucheos sacudió el interior del Teatro de Bellas Artes.
...Y cuando en la inauguración del 27 fmx (Festival de México) se agradecía el apoyo del Gobierno del DF, de Conaculta y en particular del INBA, y se nombró a su directora Teresa Vicencio, una fuerte oleada de abucheos sacudió el interior del Teatro de Bellas Artes.
En la ceremonia de inauguración presidida por el director del Festival, Gerardo Estrada, cada vez que él, alguien del presidium o el sonido local hacían mención del Vicencio fueron interrumpidos por un grupo de inconformes quienes espetaban ante la mirada indignada de los invitados a la ceremonia palabras como: ratera , corrupta o fraude .
Estrada, sorprendido y nervioso por los abucheos, dio paso a la lectura de su discurso en el cual trastabilló constantemente. El director dijo: En tiempos de desesperanza y confusión, sólo la cultura y el arte nos pueden dar esperanzas .
Como anillo al dedo con la sensación de pesadez que aprisionó durante aquellos minutos al recinto, Estrada continuó: Frente al ruido de las discusiones políticas e ideológicas debe imponerse la gran lección del arte que, por más profundas que sean sus pasiones y excesos, nunca ha sido generador de violencia .
Ante estas palabras, los espontáneos hicieron oídos sordos. Los ponentes aceleraron sus intervenciones, entre ellos la secretaria del Cultura del DF, Elena Cepeda. En el presidium reinó el juicio y se evitó exponer crudamente a Vicencio.
Sólo faltó que salieran las lechugas y los jitomates dirigidas hacia Vicencio. Sin embargo, esa institución de un pasado medieval hoy ha dejado de existir.
Los ponentes abandonaron el estrado ante la rechifla de unos cuantos y los aplausos de la mayoría. Estrada lanzó una última mirada, un tanto retadora, hacia la parte de arriba, de donde provenían los reclamos. El público convidado reaccionó; un hombre ataviado de forma elegante dijo: ¡Ya vete al zoológico, güey! .
En su papel de director, Estrada, tras bambalinas, optó por regresar y dirigir unas últimas palabras mirando hacia la zona aludida: ¡por favor, este es un recinto de cultura y nuestros valores deben ser el respeto y la tolerancia! , dijo. Conforme decía sus palabras la parte de abajo, en donde se reunieron los invitados, gente de ópera, teatro y música, como alguno que otro reportero, aplaudieron enardecidos la petición de Estrada.