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Arte e Ideas

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Steve McCurry: 40 años de viajes en 100 fotos, en el Franz Mayer

La exposición "Icons" reúne 100 imágenes que condensan los viajes de uno de los fotógrafos más emblemáticos de los últimos 30 años: De Nueva York a Rajastán, de Nueva Delhi a Angkor, de Tokio a Beirut, de Sicilia a Morondava, o de Rio de Janeiro al Perú. Del 7 de junio al 13 de agosto.

Este miércoles 7 de junio abrirá al público en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México la exposición "Icons", que reúne 100 fotos icónicas de Steve McCurry, uno de los fotógrafos más emblemáticos de los últimos 30 años, que condensan los viajes del artista de la lente a lo largo de 40 años por los rincones más insólitos del planeta: De Nueva York a Rajastán, de Nueva Delhi a Angkor, de Tokio a Beirut, de Sicilia a Morondava, o de Río de Janeiro al Perú.

Esta retrospectiva presenta las imágenes más reconocidas de McCurry, entre ellas –no podía faltar– el retrato de “la niña afgana”, Sharbat Gula, de 1984, que fue portada de la revista National Geographic en 1985, y que ahora es la foto que identifica a la muestra.

Este martes, en el auditorio del Museo Franz Mayer, las voces de las instituciones que hacen posible esta exposición, la primera del consagrado fotógrafo en México, dieron los pormenores del proyecto. Giovana Jaspersen, directora general del museo; Rafael Giménez, director de Sold Out, la productora española responsable del proyecto; Melissa Camilli, de Sudest57, agencia comisaria de la muestra; y Kathia Guerrero, de la empresa Fever, productora del montaje en México y en otros países.

“El mejor espacio”

Antes de dar la voz a Steve McCurry, quien vía remota envió un saludo a la audiencia mexicana, y declaró que México “siempre es un lugar al que quiero volver”, Jaspersen explicó que este proyecto colaborativo surge del acercamiento que ha tenido el museo con las comunidades de fotoperiodistas en varias partes del mundo, de su larga experiencia como sede del World Press Photo, y responde al interés de rebasar los límites de las exposiciones que ofrece la colección propia del Mayer, y configurar así una identidad a partir de la construcción de íconos alrededor de la imagen”, explicó.

“Nos emociona ser la sede de "Icons", este gran proyecto que ha tenido distintas casas y un gran éxito en su vuelta por el mundo (...) esta muestra refrenda la certeza de nuestras audiencias de que lo que tenemos en salas es una marca de calidad”. “Este es el mejor espacio que merece esta exposición”, sumó Giménez.

La muestra ha tocado ciudades como Sidney, Madrid, Lisboa, Buenos Aires, y ahora México, que se convierte en el segundo país latinoamericano en itinerancia del proyecto; sin embargo, a pesar de que la exposición es la misma, la experiencia es distinta en cada ciudad, tanto en el concepto museográfico como en la interacción con el público, dijo Camilli.

Democratizar el arte como espectáculo

Por su parte, Kathia Guerrero explica que Fever, presente ahora mismo en más de 100 ciudades del mundo, tiene como misión “democratizar la cultura y el entretenimiento”, acercando al público a obras muy representativas en diversos campos del arte, de tal suerte que puedan significar una experiencia de contemplación, gozo, aprendizaje y muy emotiva, afirmó.

Rafael Giménez, a su vez, desgrana el concepto. Dice que la muestra está concebida de una manera que combina el arte fotográfico con el espectáculo. “Esta no es la típica exposición fotográfica convencional que vas a ver en un museo, en una sala con luz de día, con foto en blanco y negro; esto es otra cosa; acá las imágenes vienen acompañadas –a través de un QR– con la voz de Steve, que te cuenta la anécdota que está detrás de la foto que estás viendo; además, le hemos puesto a cada foto una iluminación dramática que resalta la historia que muestra la foto y hace que aquello parezca un espectáculo”, explicó a El Economista.

“Queremos que al final la gente se sumerja en el universo creativo de Steve McCurry, que es único”, remata.

Por cierto, hay una foto entre todas que sobresale porque se aleja de la mirada antropológica y periodística de McCurry. Es la del actor Robert De Niro, en su estudio de Tribeca, en Nueva York (2010). La anécdota detrás de esa foto –cuenta el autor– es que “forma parte del proyecto denominado ‘El último rollo de Kodachrome’, probablemente la mejor película fotográfica que se ha hecho nunca. Cuando me enteré de que iban a dejar de fabricarla, pregunté a Kodak si el último rollo podría ser para mí. Pensé que quería hacer un homenaje, viajando por el mundo para fotografiar algunos lugares representativos. Comencé en Nueva York, y pensé: ‘quién mejor para empezar que el actor Robert De Niro’, y aquí está. De Nueva York me fui a la India, luego a Turquía, y de nuevo a Nueva York, y al final revelé el último carrete en el último laboratorio del mundo, en Parsons, una localidad muy pequeña de Kansas, y ese fue mi tributo a Kodachrome”, relata.

No hay un orden cronológico en la curaduría, a cargo de Biba Giacchetti, hay temas: retratos, ferrocarriles, desastres, gente inmersa en su cultura y sus actividades cotidianas, niños, animales, paisajes bellos o intrigantes; instantes captados en infinidad de lugares del mundo, que si hubiera que hablar de un hilo conductor diría que todos hablan de una pasión por la vida y de distintas maneras de capturarla. Un instante que nos invita a mirarlo y a ser mirados.

Completa la exposición un video dedicado a McCurry, que presenta escenas de sus primeras misiones como reportero de guerra en Afganistán y su largo periplo por el mundo a lo largo de 40 años, donde define que para él “no hay otra mejor manera de vivir que viajando” y se considera un “privilegiado testigo en la primera fila de la historia”.

“Icons” estará en el Franz Mayer del 7 de junio al 13 de agosto, lapso en el que coincidirá algunos días con la exhibición de la muestra anual del Premio World Press Photo, que Steve McCurry ha ganado, por cierto, en cuatro ocasiones en la categoría principal, y para cuya comunidad de fotógrafos él es un referente indiscutible y aspiración para muchos de ellos.

Planee su visita

Los boletos se pueden adquirir en la plataforma de Fever (https://feverup.com/es/ciudad-de-mexico) y en la taquilla del museo. Costos: 180 pesos, entrada general, 126 pesos, adultos mayores y estudiantes. Se recomienda planear la visita en línea, porque el ingreso a sala se realiza en pequeños grupos y de manera escalonada, para que la experiencia de contemplación sea placentera.

francisco.deanda@eleconomista.mx

Editor de Arte, Ideas y Gente en El Economista. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Filosofía Social, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Especialista en temas de arqueología, antropología, patrimonio cultural, religiones y responsabilidad social. Colaboró anteriormente en Público-Milenio, Radio Universidad de Guadalajara y Radio Metrópoli, en Guadalajara.

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