Lectura 5:00 min
4 millones de mujeres cuidadoras se sumaron a la pobreza extrema en la pandemia
La división sexual del trabajo que impera hasta este momento le sigue ocasionando un daño laboral y económico a las mujeres. De acuerdo con el Coneval, el 60% de dicha población está en pobreza por ingresos.
La pandemia de covid-19, una crisis que intensificó el trabajo del hogar y de cuidados aumentó también el número de mujeres cuidadoras que padece pobreza o pobreza extrema por ingresos. Según el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval), dicha población pasó de más de 28.1 a 32.6 millones en medio de la pandemia.
Es decir, a 4.4 millones de mujeres que se encargan de los quehaceres de la casa, atienden a niñas, niños, adolescentes, personas con discapacidad o adultas mayores ya no les alcanzó para comprar una canasta básica alimentaria. Tampoco tuvieron lo suficiente para hacer pagos de salud, vestido, vivienda, transporte o educación.
De acuerdo con el organismo, en 2018 el 56% de la población femenina que realizaba más de cuatro horas diarias de trabajo de cuidados se encontraba en pobreza por ingresos; para 2020 esta proporción era ya de 60 por ciento. También hubo un incremento en la población que vive en pobreza extrema, de casi 15 a 19.3% en el mismo periodo.
En términos nominales, el número de mujeres cuidadoras en pobreza disminuyó entre 2018 y 2020, al pasar de 3.9 a 3.7 millones. Sin embargo, esta reducción de casi 200,000 personas se debe a que se trasladaron a la pobreza extrema por ingresos. La información disponible en el Anexo estadístico 2018-2020 indica que esta población subió de 1 millón a 1.2 millones en dicho periodo.
Antes de la pandemia, del total empleos a nivel mundial, las mujeres ocupaban el 39% y los hombres el 61%, según el estudio El trabajo de cuidados en México en el contexto de la pandemia de la covid-19, elaborado por especialistas del Senado. Pero las trabajadoras representaron el 54% de la pérdida total de plazas en mayo de 2020 en el marco de la suspensión de actividades económicas no esenciales debido a la emergencia sanitaria por la covid-19.
“Al mismo tiempo, la carga del cuidado no remunerado, que ha aumentado durante la pandemia, recae de manera desproporcionada sobre las mujeres”, señala el documento. Si no se toman medidas para frenar el desempleo femenino, “el Producto Interno Bruto (PIB) mundial podría ser 1 billón de dólares menor en 2030”.
La carga del trabajo de cuidados es la pobreza
De acuerdo con el Coneval, la cifra de mujeres en pobreza que dedican al menos cuatro horas diarias a los quehaceres domésticos pasó de 9.9 a 10.9 millones entre 2018 y 2020. El aumento en la pobreza extrema por ingresos fue de 2.3 a 2.7 millones y de la pobreza moderada de 7.6 a 8.2 millones.
El empleo para las mujeres en México “se redujo en 7% en comparación” en 2020, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Todavía en el primer trimestre de este año, el 70% de las personas que seguían sin trabajo era mujer, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Este lunes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó los resultados de la última ENOE, donde señala que en septiembre pasado el 43.2% de las mujeres tenía un trabajo o estaba en posibilidad de buscar uno. Mientras que el 75.2% de los hombres se encontraba en esa situación.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre otros organismos internacionales y nacionales, ha destacado que las mujeres fueron una de las primeras poblaciones en quedar sin empleo tan pronto llegó la covid-19. Y a estas alturas, su retorno laboral sigue siendo lento. Eso las priva de un ingreso.
El reporte Efectos de la pandemia en circunstancias de teletrabajo en México, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), indica que “en muchos espacios laborales no se tomó en cuenta que las familias se encontraban en una situación crítica frente al cierre de escuelas y de servicios de cuidados, y se esperaba, mediante afirmaciones claras o de manera tácita, que las personas cumplieran con las metas y el rendimiento” acordado antes de la crisis.
Muchas mujeres “se enfrentaron a la difícil decisión de quedarse cortas frente a sus metas”, lo que significaba obtener menores ingresos. “U obligarse a sí mismas a mantener un ritmo poco sostenible”.
En 2018, el 46% de las mujeres que dedicaban menos de cuatro horas recibía un ingreso inferior a la línea de pobreza. Es decir, más de 14.6 millones. Dos años después, y una pandemia de por medio, era casi el 50% de esa población a la que no le alcanzaban sus ingresos para comprar una canasta básica alimentaria, lo que representa a más de 16.5 millones.
Y las mujeres en pobreza extrema por ingresos que realizan menos de cuatro horas al día de limpieza del hogar, subió de 11.7 a 15.5 por ciento, es decir, de 3.7 a 5.2 millones. En el caso de las cuidadoras que dedican menos de cuatro horas diarias a la atención de otras personas, el aumento en la pobreza extrema por ingresos fue de 5 a 6.7 millones en el periodo analizado.
En el Senado de la República se encuentra pendiente un dictamen que, de ser aprobado, iniciaría el sistema nacional de cuidados, una política pública que podría equilibrar el tiempo y el trabajo que las personas dedican a esas tareas. En este momento, las mujeres se hacen cargo del 75% de ellas, según el Inegi.