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ODS #8 Trabajo decente: Sueño cada vez más lejano para México
Más del 60% de la fuerza laboral en el país no tiene condiciones de empleo digno, proporción que se ha reducido sólo marginalmente a ocho años de firmados los ODS. Los problemas estructurales del mercado complican el avance.
En 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar prosperidad y paz para las personas para el 2030; el trabajo decente es uno de ellos. En el caso de México, el avance en este tema ha sido lento y todavía la mayoría de la fuerza laboral está fuera de esta meta.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), seis de cada 10 personas ocupadas en nuestro país carecen de al menos una condición para contar con un empleo decente, una proporción que ha variado de manera marginal desde que se firmaron los ODS.
Por ejemplo, en la actualidad, el 61.6% de la población ocupada no cuenta con seguridad social. En 2015, esta realidad abarcaba al 62.6% de la fuerza laboral.
El acceso a seguridad social es uno de los pilares del trabajo decente, al igual que el ingreso justo, la seguridad en el centro de trabajo, la igualdad de oportunidades, la perspectiva de desarrollo y la libertad para expresar ideas y asociarse. La ausencia de uno solo de estos elementos deja a la persona sin la condición de empleo digno, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Dentro de las metas internacionales 2030, el aspecto laboral es uno de los más relevantes para el sector privado. “El ODS 8 es el objetivo que 58% de las empresas a nivel global identifica como prioritario”, indica el reporte Las empresas mexicanas por la Agenda 2030 que condujo la Red Mexicana del Pacto Mundial.
A decir de Sofía Ramírez Aguilar, directora general de la organización México ¿Cómo vamos?, con el ritmo actual, a nuestro país le tomaría 50 años cerrar algunas brechas. “Tenemos los tres problemas de siempre, mucha informalidad, baja participación de las mujeres y baja productividad. No vamos a llegar al 2030 con las brechas cerradas, lo que veremos es un cierre pequeño, pero atribuible a un mercado laboral dinámico y al crecimiento económico”.
El ODS 8 contempla, además, la igualdad de género como eje transversal del trabajo decente. A medio camino en estas metas, el mayor avance que ha tenido México ha sido precisamente en el renglón de participación laboral femenina, la cual ha crecido 3.3 puntos porcentuales respecto a 2015. Actualmente, 45.9% de las mujeres tiene un empleo.
“Esto es serio y estructural. Hay una ligera mejoría en los últimos dos o tres años, pero estamos lejos de lograr las metas de la agenda 2030. No nos hemos movido mucho. Tenemos un modelo económico donde el trabajo perdió valor, los derechos laborales se dejaron de lado”, expone Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Los objetivos trazados por la ONU plantean una gran responsabilidad para las empresas en su aporte a la sostenibilidad global, pero también a las condiciones laborales que le ofrecen a sus trabajadores, señala Laboratorio B (B Lab), red internacional sin fines de lucro que promueve mejores prácticas en el marco de los ODS.
“Ya no estamos tan lejanos al 2030 como para tener mucho tiempo para que la tendencia se revierta, y si seguimos con una generación de empleo impulsada por la informalidad, será difícil cumplir con esto. No todo es generación de empleo, sino la creación de buen empleo y trabajo decente”, apunta Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
Entre los indicadores de trabajo digno, el de empleados sin un contrato por escrito es el segundo con mejor avance. Este segmento de la población asalariada se ha reducido 3.3 puntos porcentuales desde el 2015, pero aún hay 42.9% de trabajadores subordinados que no tiene esa protección legal.
“En línea con lo que plantea el octavo ODS, no cualquier tipo de trabajo remunerado posibilita la superación de la pobreza y la reducción de las desigualdades. Sin duda, es necesario que la inclusión laboral se dé en condiciones de trabajo decente”, advierte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Responsabilidad de las empresas
Los especialistas coinciden en que la creación de empleo en México no se ha desarrollado a la par de la calidad del trabajo. En esto, la ausencia de políticas públicas focalizadas ha contribuido a posicionar al país en un escenario lejano a las metas trazadas para el 2030.
Las empresas que han avanzado en el ODS 8, se han enfocado en el respeto a los derechos laborales, el desarrollo profesional, la mejora de la productividad y la promoción del empleo para poblaciones vulnerables, indica la Red Mexicana del Pacto Mundial.
Las empresas que integran políticas de sostenibilidad suelen responder mejor a los nuevos retos del mercado laboral. Ya sea a través de protocolos y capacitación para la prevención de la trata de personas, el desarrollo de productos financieros o la colaboración con pequeños productores, la Red de Sostenibilidad señala que varias compañías mexicanas se han sumado al cambio.
En su “Portafolio 2023” de las Mejores empresas para el mundo en México, Laboratorio B añade que “en comparación con las empresas ordinarias, las empresas sostenibles son 1.8 veces más propensas a realizar análisis de equidad salarial y 4.7 veces más propensas a modificar sus propias estructuras de gobierno para que se tenga en cuenta a las partes interesadas en la toma de decisiones”.
Para que el sector empresarial asuma el compromiso de trabajo digno en el marco de los ODS, destaca la OIT, se necesita además que las grandes compañías colaboren con las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) para compartir la importancia de este tivo de avances.
Desde la perspectiva de B Lab, las grandes corporaciones tienen un rol clave para lograr que el ODS 8 avance en el resto de las empresas. “Es necesario llevar a cabo iniciativas de concienciación, capacitación y divulgación a la alta dirección y mandos intermedios sobre la importancia de contar con una organización bien gobernada, ética y transparente, para que permee en la cultura organizacional”.
Problemas estructurales que urge atender
Pero también hay aspectos estructurales que atender para que el mercado laboral tenga un mejor desempeño y las personas puedan acceder a oportunidades de empleo dignas.
“El tema de la informalidad es lo que más afecta, mucho de lo que plantea este objetivo está relacionado con aspectos que se presentan en la formalidad. Es necesario que todas las medidas de mejora en las condiciones laborales se balanceen con los costos que representa la formalidad y tener cuidado de que no se desincentive la formalidad”, señala Ana Gutiérrez.
Las últimas cifras de la ENOE muestran que aunque la economía informal se redujo en los primeros meses del impacto de la pandemia de Covid-19 en el país, ésta ha retomado el ritmo de avance. De hecho, toda la creación de empleo en el primer semestre del año fue con plazas informales. Actualmente 55.5% de la población ocupada está en esta condición.
Otro elemento a considerar es el crecimiento económico, apunta Sofía Ramírez, “porque es la fuente de dinamismo del mercado laboral. Pero para ello también se requiere certeza jurídica y atracción de inversión integral y, de lado del mercado laboral, las reformas que van dando robustez al poder de negociación de los trabajadores ayudan a que ese crecimiento sea más democrático. Pero también se requiere mejorar el ingreso laboral y la calidad de vida mediante la inversión en educación, salud y cobertura social”.
Por su parte, Rogelio Gómez puntualiza que los pequeños avances observados en el mercado laboral en los últimos años muestran que la mejora sí es posible, sin embargo, se requiere el diseño de políticas integrales para tener resultados más amplios.
“Nos ha faltado una política laboral que permita acelerarlo. Se requiere diálogo social, pactos reales. Se necesita generar la mesa y las condiciones para tomar acuerdos que alineen el crecimiento de la productividad con la mejora de los salarios, pero también fortalecer la inspección y poner a discusión si el modelo de seguridad social es el que realmente necesitamos. Los procesos para cambiar esto son largos, pero ni si quiera los estamos discutiendo”, puntualiza.