Brett y la nueva leyenda de la NFL

Iniciaba la temporada de 1992. El 13 de septiembre de ese año, Brett Favre tomó las riendas de la ofensiva de los Empacadores de Green Bay y completó su primer pase… a él mismo, luego de que el ovoide fue bloqueado en la línea de golpeo.

No era el vaticinio de una estrella, mucho menos luego de que su primer pase interceptado había sido regresado hasta las diagonales cuando jugaba con ­Atlanta, equipo con el que debutó en la NFL y que lo cambió apenas terminó su campaña de novato. Sin embargo, Favre brilló en la Liga. A casi 20 años de aquellos días, ya no volverá al emparrillado, confirmaron ayer medios estadounidenses.

No es el adiós de un mariscal de campo cualquiera. A lo largo de su carrera, Favre acumuló marcas como pocos en su posición en la historia de la Liga.

Algunos de su logros en la NFL son ser el mariscal de campo con más inicios de partidos (286); más triunfos en temporada regular (181); más pases de anotación (497) y más yardas por pase (69,329). Asimismo, el exempacador de Green Bay tiene el récord en intercepciones, con 317.

Favre es sin duda un próximo miembro del Salón de la Fama de la NFL. Sus cerca de dos decenas de récords lo colocarán ahí sin duda. Sin embargo, la imagen del mariscal de campo va más allá del emparrillado. En 1996 estableció su Fundación para ayudar a niños en Mississippi y Wisconsin.

En el 2005 juntó cerca de 1 millón de dólares para ayudar a los damnificados por el huracán Katrina. En ese mismo año, estableció una nueva Fundación para ayudar a mujeres con cáncer, luego de que su esposa sufriera esa enfermedad.

Difícilmente el legado de Favre podría ser escrito en una plana de diario o transmitido en un especial de televisión.

Brett Favre, el legendario número cuatro de los Empacadores de Green Bay y quien también arrojó talento en Atlanta, Nueva York y Minnesota deja un hueco en la NFL destinado sólo para leyendas como la que a partir de ahora lleva su nombre.

El quarterback Brett Favre le informó a los Vikings que no volverá a Minnesota.

El jugador de 40 años se comunicó con el entrenador Brad Childress y le informó que su tobillo lesionado no ha evolucionado como se esperaba tras someterse a una operación.