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El poder de la violencia en los estadios
Los reglamentos que buscan la seguridad de los asistentes en los estadios se incumplen por la violencia, una conducta psicosocial que permanece. La Liga MX delimita su periferia legal y en entidades como Nuevo León o Jalisco no siempre hay consignados.
Catorce estadios de la Liga MX han tenido la oportunidad de abrir con aforo limitado a lo largo de la temporada regular de Guardianes 2021 y aún quedan tres inmuebles por unirse al grupo de la reapertura: el Azteca, el Olímpico Universitario y el Nemesio Díez.
La reactivación de la taquilla trajo de vuelta un mal social que las autoridades públicas y privadas no han podido erradicar o controlar: las riñas entre aficionados en las tribunas y en la periferia de los estadios. La violencia no es novedad y los castigos a los rijosos no han sido referencia de peso o ejemplo para que nadie se atreva a agredir y terminar una temporada con saldo blanco. Las leyes hablan de sanciones, pero en la práctica la violencia es una conducta que muchas veces se queda en la impunidad.
Cuatro episodios de riñas entre aficionados mancharon la jornada 16 del torneo. El clásico tapatío del estadio Jalisco; el clásico regio en la reapertura del estadio Universitario y el choque entre Puebla y Pumas en el regreso de los fans en el estadio Cuauhtémoc, donde entraron 12,778 asistentes. Y al cierre de la jornada, tras el partido entre Tuzos y Santos, aficionados intercambiaron golpes en el estacionamiento del estadio Hidalgo. Todos los hechos de violencia mencionados fueron documentados por medios de comunicación y en las redes sociales de los seguidores de los equipos.
En la jornada 15, al finalizar el encuentro entre Atlas y Mazatlán, fanáticos comenzaron a lanzar vasos de cervezas y a pelearse con las rejas de seguridad del estadio Kraken. Fue un partido al que asistieron 8, 785 espectadores. El nuevo estadio de la Liga MX ha albergado 10 juegos con aficionados, desde su reapertura el pasado 16 de octubre.
Las Fiscalías de Nuevo León y de Jalisco han registrado detenciones, mientras que la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol no tiene carpetas de investigación desde que comenzó en octubre del 2020 la apertura gradual de los estadios. Tampoco se verá un cambio radical en los reglamentos, porque las autoridades de la liga reconocen que la violencia es un incidente delicado y no es sencillo hacerlo por cuestiones de seguridad y los esfuerzos se manejarán en colaboración con todas las autoridades implicadas.
“No violencia como tal. Hemos tenido incidentes delicados pero violencia como tal no. En esos casos, la policía privada y pública intervienen y sacan a los rijosos o las personas que han violentado, por eso el dato de las más de 200 personas que han sido retiradas del estadio”, responden a El Economista fuentes de la Liga.
El cumplimiento de un protocolo sanitario por la pandemia y la venta limitada de bebidas alcohólicas no son variables que influyan en la conducta violenta de un fanático, lo dice la psicología deportiva y la sociología.
“Se direcciona mal la pandemia, no todo lo que nos ocurre es por su culpa. En la infraestructura mental de una persona se puede usar la agresión, la violencia y la ira como una manera de resolver problemas. Más allá de la pandemia hay personas que ante su frustración histórica, es decir, de vida, la única manera de vincularse con el entorno es a través de la agresión”, explica a este diario Alejandro Gutiérrez Cedeño, psicólogo deportivo e investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Por otro lado, un análisis sociológico apunta que “la violencia es un fenómeno multifactorial, y no se puede responsabilizar a la pandemia como causa. No hay relación directa, la violencia no es nueva. En el discurso construido alrededor de la afición del fútbol hay muchas contradicciones. Por un lado, los medios de comunicación y el discurso de los narradores exaltan la pasión por consumir el fútbol y por otro lado, viene la condena cuando se desbordan las emociones. En la condena siempre hay una incomprensión de las verdaderas raíces de la violencia, que forma parte de la sociedad y siempre estará con nosotros. En el caso del fútbol en México, la violencia raras veces se castiga, eso es un punto importante, podemos tener el mejor reglamento del mundo pero no se aplica. Cualquier manifestación de violencia debe ser castigada, lo extraño es que se sigue dejando entrar a las barras, no se identifica con claridad a las personas. Hay una doble moral que cuando este tipo de cosas suceden realmente no debería sorprendernos tanto, porque la misma industria del futbol promueve que esa violencia surja”, señala Samuel Martínez López, profesor e investigador del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana.
La corresponsabilidad de la seguridad en un estadio es una división de tareas entre las autoridades de gobierno locales y de la Liga MX, cada quien delimita sus alcances pero se basan en reglamentos que se trabajaron sin el factor pandemia, hecho social que es parte de otro protocolo a cumplirse, el sanitario.
“La política de Mikel Arriola en materia de violencia en los estadios es de Tolerancia Cero y ha ordenado tomar medidas preventivas y correctivas necesarias para erradicarla, de acuerdo a los protocolos del Manual General de Seguridad Estadio Seguro y del Manual General de Protección Civil Estadio Seguro, avalados por las autoridades estatales y federales de Seguridad Pública y Protección Civil de los tres niveles de gobierno”, respondió la Liga MX a este diario, al cuestionarle sobre las particularidades de la administración de Mikel Arriola respecto a las medidas contra la violencia en los inmuebles.
Ambos manuales tienen una vigencia desde el año 2015 y 2018.
En el comunicado de la Liga MX emitido ayer 27 de abril, se habla de objetivos como reforzar medidas, trabajo de colaboración con los clubes y las autoridades estatales y municipales, fortalecer la coordinación en los diseños de operativos de seguridad, y reuniones de trabajo previas a cada partido. Se recuerda que todos los clubes tienen una infraestructura de seguridad y Centro de Mando que permiten dar seguimiento a incidentes dentro y fuera del estadio. Con esto se pueden determinar planes de acción y hacer una evaluación final para reportar los incidentes que se presentaron antes, durante y después de cada encuentro para optimizar operativos futuros.
En específico la Liga MX explica a este diario que: “hasta el momento a nivel tribuna la Comisión Disciplinaria no ha intervenido, desde la reapertura. Sí ha habido incidentes delicados y se está trabajando para no permitirlos. Son incidentes delicados sí, pero no más allá y por supuesto que se va a apretar en las normas, reglamentos y todo. La Comisión Disciplinaria interviene sancionando al club pero no podemos sancionar a las personas, a los rijosos. Nos podemos reservar el derecho de admisión, pero nada más. Nuestra competencia es el estadio como cualquier evento privado y si la violencia ocurre en las inmediaciones del estadio, no podemos intervenir, si no interviene la policía de seguridad pública”.
¿A qué distancia de la periferia llega la competencia de la Liga MX?
“Depende de cada uno de los estadios. En la periferia del estadio interviene la seguridad pública, no tenemos injerencia, es parte de nuestras limitaciones. La policía de seguridad pública debe presentarlos al ministerio público y ahí sancionarlos”.
Fans controlan el clásico regio y tapatío del 2021
En Jalisco y Nuevo León se tiene tipificado en códigos penales el delito de Violencia en el Deporte o Espectáculos, y respecto a otros estados del país, se respaldan con la Ley estatal de deporte con acciones que señala la Ley General de Cultura Física y de Deporte en su Artículo 154.
“Y aunque no esté en los códigos penales ni en las leyes de deporte de los estados, con que esté en la LGCFyD, al ser una ley federal, la violencia en eventos deportivos y espectáculos se puede sancionar”, menciona a El Economista, Edgar Vargas Contreras, ex presidente de la Comisionado del deporte.
Este diario consultó a las autoridades locales de Nuevo León y Jalisco. En el clásico regio atendieron 12, 225 fans, que vieron cómo a nivel cancha jugadores y entrenadores discutían, un acto que “propicia el escenario para la violencia. Las empresas cerveceras son las menos culpables porque no se necesita el alcohol para que justamente empiece a demostrar la violencia. El inconsciente colectivo se contagia y si estamos inmersos en un ejercicio de agresión y violencia por su puesto que influye en el comportamientos”, comenta el psicólogo deportivo, Alejandro Gutiérrez.
El Código Penal para el Estado de Nuevo León menciona que la violencia en los estadios, espacios de estacionamiento o calles circundantes “se castigará con prisión de uno a cuatro años y multa de 100 a 200 cuotas y se procesará a quien incite a otros a cometer actos que produzcan lesiones a terceros o daños a bienes muebles o inmuebles. Además de las sanciones previstas en este capítulo, a juicio del Juez se podrá prohibir al inculpado asistir a estadios o recintos de espectáculos deportivos por un término de dos a seis años, en cuyo caso se ordenará la publicación especial de sentencia”.
El operativo del Clásico estuvo a cargo del municipio de San Nicolás y de Fuerza Civil que depende de la Secretaría de Seguridad Pública estatal. En la Unidad de Transparencia informan que Fuerza Civil no detuvo a ninguna persona durante el Clásico.
Mientras que la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León anunció que “respecto de la riña suscitada al finalizar el encuentro entre los dos equipos de la localidad, se verificó el hecho con las autoridades del estadio universitario y del municipio, por lo que se ha iniciado una carpeta de investigación por la noticia criminal. (...) El afectado fue atendido en el lugar y se negó a dar declaración para un informe policial o denuncia de hechos. Asimismo, se informó que esta persona fue atendida en el Hospital de Zona 21 del IMSS, presentando lesiones en rostro y cuerpo, sin requerir hospitalización y retirándose por su propio pie”.
Mientras tanto, en el clásico tapatío, que dio acceso a 12, 740 personas en el estadio Jalisco “se reabrió con una prueba piloto con el preolímpico y la única riña que se ha presentado es la del sábado con 42 detenidos. Como es falta administrativa por consumo de bebidas alcohólicas y riña, no se envían a Fiscalía sino a los juzgados municipales y la sanción va de 250 a 5,000 pesos de multa o arresto de hasta 36 horas”, de acuerdo a información proporcionada a El Economista por Jorge Montiel, Director de Comunicación Social de la Comisaría de la Policía Municipal de Guadalajara.