Liborio, el portero que se pule con los retos

Lo suyo ha sido erguirse como figura desde su precipitada presentación en la Primera División. A Liborio Sánchez le llegó el debut con Chivas a sus 21 años, más a fuerzas que porque su entrenador pensara que fuera su momento, pero al final su técnico, directiva, afición y hasta la prensa sudamericana lo llenó de elogios.

Y es que el arquero al que la elegancia no le va y prefiere vestir camisetas holgadas, desfajadas de sus pantaloncillos, dejó claro desde que debutó con Chivas en el 2010 que lo suyo es funcionar bajo presión, en los escenarios más complicados.

Hace un año, cuando Luis Michel se había ido ya concentrado con la Selección, Liborio se quedó con la titularidad y con actuaciones más que destacadas en Sudamérica, específicamente en Argentina y Brasil, con sus atajadas y personalidad puso al Guadalajara en la final de la Copa Libertadores.

Meses más tarde tuvo que salir de El Rebaño, siendo su destino Querétaro, otra experiencia de máxima exigencia, presión. Pero Sánchez tampoco se imbutó. El juvenil guardameta llegó con el mismo entusiasmo, con muchas dudas sobre su nivel en el entorno queretano, que con humildad, trabajo y grandes actuaciones fue aminorando semana a semana.

Pero las pruebas para Liborio no terminaron con 17 semanas bien jugadas, calificando a Gallos junto con José Cardozo y sus compañeros. A Sánchez le llegó una prueba en la que muchos desearon que fallara y en la que también terminó respondiendo como los grandes, mostrando seguridad, aplomo, atajando todo lo que sus excompañeros le mandaron, en acciones que la afición rojiblanca ya festejaba como gol.

No importó que fuera un portero novato ni que llegara tras ser desechado de la que había sido su casa, uno de los equipos más grandes del país, al final Liborio se convirtió en figura de Querétaro, en verdugo del club dueño de su carta y en uno de los hombres en los que está depositada la ilusión de la afición de Gallos.