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Paola Espinosa, la chica que mantiene los sueños intactos
Dormilona, amante del pop, la banda el recodo y de los mariscos, la mejor clavadista en la historia de México se alista a seguir conquistando éxito, ¿por qué?, por que las ilusiones no han terminado.
No hay un clavadista en este país con más títulos que Paola Espinosa. Es un prodigio. A sus 26 años es dueña de dos medallas olímpicas, un campeonato mundial, seis títulos panamericanos y cinco oros centroamericanos. Sueña con participar en sus cuartos Juegos Olímpicos, le encantan las películas de Disney, en especial la historia de la Cenicienta, tiene dos perros: Silvia y Teodoro, es la fan número uno de la banda El Recodo, de la música pop, la cual escucha siempre previo a entrar a una competencia.
Aunque quiere parecerlo, no es una mujer como cualquier otra. Y cómo podría serlo. Su popularidad es tan grande como la de una rockstar, aunque en ocasiones, le gusta volverse una fan más como lo muestran sus fotografías en su Facebook al lado de personajes como Miguel Bosé, Ximena Sariñana, Jenni Rivera o sus retratos con atletas como el exnadador Michael Phelps y la exgolfista mexicana Lorena Ochoa.
Siempre debes tener los pies en el suelo , asegura a El Economista la clavadista luego de su reaparición en la competencia este fin de semana durante la Serie Mundial de Clavados, donde ganó una plata.
Si me preguntas cuál es la clave para ser la número uno y permanecer, yo te diría que es constancia, trabajo, amar lo que quieres y trabajar por ese sueño que te mantiene vivo , admite con una sonrisa casi infantil.
Quienes la conocen de cerca aseguran que lejos de la sobriedad que muestra frente a los reflectores y durante sus competencias, en el fondo, Paola sigue siendo una niña que ama dormir y tiene, entre otra de sus pasiones, el cine, si son películas de comedia y terror, mucho mejor, que es buena amiga y buena maestra, juguetona con sus compañeras de equipo y excelente consejera.
Ahora me toca ser la de mayor experiencia, y trato de transmitirles todo lo bueno a Ale (Orozco), y ahora a Lola (Hernández). A mí me hubiera encantado tener a alguien que me ayudara, que me hubiera hecho el camino más fácil, porque todo lo que aprendí lo aprendí sola, aprendí mis propias técnicas de concentración, en qué momento subirme, en qué momento tener mi traje de baño , dice con cierta nostalgia.
Y su soledad, desde que tenía 11 años y se separó de su familia, la llevó a vivir momentos difíciles, de tristeza y añoro, aunque del mismo modo, la ha llevado a encontrar a una de sus mejores confidentes, amigas y maestras que le ha puesto la vida en el camino: su entrenadora MaJin.
Nunca me había tocado tener una entrenadora a la que le pudiera tener la confianza para decirle lo que me pasa y que eso podamos usarlo juntas para hacer un buen plan de entrenamiento. En una competencia tenemos una conexión, que con sólo una mirada me dice muchas cosas.
A ella le tocó vivir mi adolescencia conmigo. Nos tocó vivir esa etapa tan fuerte que ahorita nos ha unido más, aprecio mucho lo que ha hecho por mí, porque donde yo me he parado he ganado y ha sido gracias a ella , dice sonriente.
A Paola le gusta regalar sonrisas, saludar a los niños que se acercan a ella. Incluso, su amor tan grande por la población infantil la ha llevado a crear una fundación con su nombre para combatir el bullying y la obesidad en los niños.
Pero del mismo modo, nunca se olvida de sí misma. Es cliente frecuente de los salones de belleza y el SPA, fanática de los exclusivos productos Swarovski, de los que también es imagen, dormilona y amante de la comida, especialmente de los mariscos y almejas. Orgullosa, quizá, pero más porque es la única clavadista que cuenta con una figura en el Museo de Cera de la Ciudad de México.
De vez en cuando asiste a glamourosos eventos de moda donde le gusta sentirse como una modelo. Asegura que sigue extrañando a su familia que vive en Baja California pese a los años y que sueña con volver a conseguir un campeonato del mundo, ahora en Barcelona, que es un lugar muy especial para mí , y trabaja todo el tiempo en ello.
¿Qué significan los clavados para mí? Mi pasión. Cada vez que escucho clavados o cada vez que entro a una alberca, tan sólo de oler el cloro me hace sentir como nervios, porque me acuerdo que voy a entrar a hacer lo mío. Me gusta mucho sentir eso , dice sonriente, mientras arregla su pelo y se despide... como toda una Miss Universo.
cristina.sanchez@eleconomista.mx