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Rayados frenan "ganas" de Pumas
Con orden en la zona defensiva Monterrey sacó el empate de 0-0 contra Pumas en el partido de ida de las semifinales del torneo Apertura 2010, disputado en el estadio Olímpico Universitario.
Darío Verón y Humberto Suazo se encontraron en el Estadio Olímpico Universitario y el felino le ganó el duelo al anularlo, aunque el esfuerzo del líder universitario no fue suficiente, pues Pumas y Monterrey igualaron 0-0 en el primer juego de la semifinal.
Y es que el paraguayo es el mejor ejemplo de la garra y entrega que distingue a los auriazules. Desde el fondo de la cancha universitaria, Verón alienta a sus compañeros, es capaz de ganar todos los balones aéreos o terrestres e incluso se da tiempo para salir con el balón dominado y dar la primera salida de su equipo al filtrar balones para los delanteros.
Desde la primera jugada del encuentro, en la que los regiomontanos intentaron acercarse al marco felino, Darío indicó que no sería sencillo superarlo.
El Chupete se encontró con un balón dentro del área y cuando quiso disparar al arco, chocó con las piernas salvadoras del 4 de la Universidad. Así fue durante todo el encuentro.
El líder de la zaga universitaria salió a la cancha del Estadio Olímpico decidido a no dejar pasar ni a El Chupete ni a Aldo deNigris ni al argentino Nery Cardozo.
Fue precisamente Cardozo, quien tuvo la opción más cercana por parte de los visitantes, tomó un balón en el pico del área grande y sin pensarlo le dio un punterazo que sorprendió a Bernal, quien siquiera se tendió para evitar la caída de su marco, aunque para suerte de los auriazules, el esférico se estrelló en el poste.
Los felinos estuvieron cerca de llevarse una ventaja al juego de vuelta, pero apareció la figura de Jonathan Orozco, quien salvó su portería en dos ocasiones seguidas.
Leandro Augusto realizó un tiro de media distancia que el arco regiomontano rechazó, pero la bola le quedó a Juan Carlos Cacho que al querer fusilar al guardameta se encontró con la humanidad de Orozco que salió a sus pies.
Verón desde el otro lado de la cancha miró al cielo como pidiendo clemencia por los errores.
En la recta final del encuentro, los Rayados intentaron los últimos ataques, pero se encontraron con un paraguayo insuperable, incansable que cortó todos los embates.