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Economía

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Nadie avala tesis española de Gibraltar como paraíso fiscal

Para la Hacienda española, Gibraltar es un paraíso fiscal y supone el mayor agujero de las arcas públicas. Sin embargo, ni la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ni la Unión Europea (UE) avalan esta tesis.

Para la Hacienda española, Gibraltar es un paraíso fiscal y supone el mayor agujero de las arcas públicas. Sin embargo, ni la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ni la Unión Europea (UE) avalan esta tesis.

La comunidad internacional sitúa a Gibraltar en el mismo nivel de transparencia fiscal que España. El Peñón firmó una veintena de convenios fiscales con países europeos en los últimos años y ya no forma parte de la lista negra de paraísos fiscales.

Hoy por hoy, Gibraltar es un paraíso fiscal , señalaba un año atrás el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre. Desde entonces, nada cambió. El Peñón es un ejemplo de manual y cumple las dos características de los llamados territorio offshore: una tributación baja o nula y la inexistencia de un protocolo efectivo de intercambio de información tributaria.

Sin embargo, España se encuentra sola al denunciar a Gibraltar como un paraíso fiscal. Ni la OCDE, ni la UE respaldan esta interpretación. Para la OCDE, España y Gibraltar forman parte del grupo de países que cumplen los estándares de transparencia fiscal.

A partir del año 2009 -cuando el G20 redobló la presión sobre los territorios opacos- Gibraltar se lanzó a firmar acuerdos de intercambio de información fiscal. Hasta entonces, solo rubricó uno y actualmente ya firmó más de veinte.

Ello le permitió salir de la lista negra de paraísos fiscales de la OCDE. Alcanzó acuerdos con países como Alemania, Italia, Francia, Grecia o Bélgica.

Sin embargo, la colaboración tributaria entre la autoridad fiscal española y gibraltareña es prácticamente nula. Ello convierte al Peñón en un destino privilegiado para los defraudadores españoles. Gibraltar ofrece una legislación atractiva para ubicar empresas y trasladar beneficios que salen de otras jurisdicciones, especialmente de España, sin pagar los correspondientes impuestos.

Para Hacienda, resulta prácticamente imposible descubrir si detrás de un trust o de un fondo con sede en Gibraltar se encuentran contribuyentes españoles. Esa opacidad sirvió al blanqueo de capitales. Así se demostró durante la operación Ballena Blanca, que desarticuló la mayor trama de blanqueo descubierta en España.

La actual tensión entre Reino Unido y España -que mantiene los exhaustivos controles para acceder y salir del Peñón- agrava todavía más la actitud de nula colaboración tributaria de las autoridades gibraltareñas. España firmó intercambios de información fiscal en el último año con Jersey, Gernsey y la Isla de Man, paraísos fiscales dependientes de la corona británica.

Sin embargo, el caso de Gibraltar es distinto ya que el Ejecutivo no reconoce la soberanía del Peñón y, por lo tanto, se muestra reacio a firmar cualquier tratado internacional con un territorio que considera español. Así, Gibraltar -que no aplica el Impuesto de Valor Agregado (IVA) y cuyo impuesto sobre sociedades es de 10% frente a 30% que rige en España- es todavía un paraíso y un gran agujero negro de Hacienda.

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