Abrazar la incertidumbre para la supervivencia empresarial

El contexto actual, marcado por la rápida evolución tecnológica, la interconexión global y la inmediatez de la información, ha impactado en el mundo empresarial poniendo de manifiesto la necesidad de anticipación y adaptación inmediata que permita afrontar desafíos cada vez mayores si no quieren ver afectada su reputación. Es por lo que ahora más que nunca, salir de la zona de confort ya no es una opción, sino una obligación para las empresas que quieran sobrevivir a la era de la incertidumbre.

Los riesgos reputacionales son cada vez más numerosos, más frecuentes y más complejos, lo que provoca que las organizaciones deban adoptar una mentalidad que olvide las viejas prácticas de ser reactivo ante un conflicto y opte por liderar el proceso de manera proactiva, convirtiéndose en un actor decisivo a la hora de lidiar con la incertidumbre. Es a esto a lo que le llamamos el paso a la era de la antifragilidad.

Este concepto destaca la importancia de las compañías por ir más allá de la resiliencia y abrazar la incertidumbre como un factor disruptor y un aliado para mantenerse en constante cambio y reinvención.

Es aquí donde surge el siguiente cuestionamiento, ¿es posible quedarnos esperando a que pase la tormenta como acostumbrábamos a hacer?

La respuesta es no, nunca más podremos seguir empleando las viejas costumbres. Es necesario salir, moverse y hablar, el perfil bajo ya no sirve, ni lo volverá a hacer. En la época actual, debemos preguntarnos cómo desarrollar estrategias de comunicación basadas en la antifragilidad que nos haga resistir los golpes del mercado y los cambios de la opinión pública para no solo sobrevivir, sino prosperar y mejorar a partir de las adversidades.

Las causas de las crisis reputacionales han cambiado a lo largo de los años. Antes pensábamos que únicamente las razones podían venir de entes externos; hoy cada vez somos más conscientes de que un issue puede detonar desde muchos frentes. Huelgas de trabajadores como las que estamos viviendo en la industria automotriz en Estados Unidos estos días con un claro e inminente impacto en México, quejas de colaboradores en redes sociales sobre sus condiciones laborales o cuestiones de discriminación, son algunos de los riesgos en los que tenemos que tener puesta la mirada, ya que por su velocidad de transmisión y escalabilidad, impactan directamente en la reputación de una empresa y, por ende, ponen en riesgo la consecución de los objetivos de negocio.

De este modo, la antifragilidad va mucho más allá de vivir con resiliencia. Significa no solo ser capaz de resistir las crisis, sino de prosperar a partir de ellas con empatía y avanzando al ritmo que la sociedad y el mundo lo hacen. Aquí es donde entra en juego la necesidad de abrazar la incertidumbre. En lugar de evitarla o negar su existencia, las empresas deben reconocerla y utilizarla como una fuente de información valiosa.

Ante esta nueva realidad, la única solución posible para hacer sobrevivir nuestro negocio es darle la vuelta al conflicto. Escuchar hacia el interior y exterior de la compañía, entender el contexto a través de herramientas de análisis de datos, prever y actuar, son las claves para prosperar y crecer en contextos de volatilidad. Lo único que les queda por preguntarse a las empresas es, ¿están preparadas para abrazar la incertidumbre y tomar las medidas necesarias para migrar a una estrategia de antifragilidad que lidere el proceso y logre así hacer sobrevivir su negocio? 

*Catalina Barragán es directora de Comunicación Corporativa en LLYC México.