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El Empresario

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La incertidumbre de los negocios en tiempos electorales

México se encuentra en una etapa de cambios radicales, existe un preámbulo social y político que genera un dinamismo subjetivo e incierto. La democracia aún no ha sido cimentada con estilóbatos fuertes e independientes de las condiciones políticas. Ciertamente existe una sociedad que vive en el desencanto por lo que le sucede a nuestro país, es una situación sistemática y endémica.

“Sin libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”, Octavio Paz.

México se encuentra en una etapa de cambios radicales, existe un preámbulo social y político que genera un dinamismo subjetivo e incierto. La democracia aún no ha sido cimentada con estilóbatos fuertes e independientes de las condiciones políticas. Ciertamente existe una sociedad que vive en el desencanto por lo que le sucede a nuestro país, es una situación sistemática y endémica.

Se precisa hablar de política, porque es necesario entender que la economía en general, el entorno empresarial, la inversión extranjera, el desarrollo social, entre muchos otros rubros de un país se derivan del sistema de orden y gobierno que tiene, la política genera las condiciones del Estado de derecho. De tal modo que, cuando existe la posibilidad de una transición en las fuerzas y expresiones políticas, se genera una incertidumbre que oscila en el recelo.

Mario Bunge entendía a la economía como una ciencia fáctica y social que estudia el comportamiento humano y sus actividades bajo distintos métodos de análisis, de tal modo que, lo que sucede en el contexto financiero y en un sinfín de variables, como la inflación, la tasa de interés, el nivel de confianza de los consumidores, tiene un antecedente en lo que sucede en la política.

El punto central de este texto, esgrime en la incertidumbre que se genera cuando existen elecciones en México, sin duda alguna; ese recelo se incrementa y genera especulación. En el común denominador de las personas existen bríos de cambio, pero la historia de nuestra democracia ha dado una reseña poco ínclita, sin importar la expresión política el país se ha envuelto en una y otra situación de complejidad y de adversidad, lo cual refuerza el carácter del mexicano, enarbola su reticencia, y puede que al mismo tiempo desgaste la esperanza presente de la mayoría de las personas. Históricamente la participación ciudadana en un proceso intermedio apenas supera el 40% (Perez, 2018). Las elecciones de este año tuvieron el preámbulo del Covid, son 15 las gubernaturas que estaban en juego, la participación fue fundamental para generar equilibrio.

Los gobiernos nunca aprenden, sólo las personas aprenden”, Milton Friedman.

No se puede entender a la realidad ni la conjunción del ejercicio del poder sin considerar el dinamismo económico, la normatividad y el estado anímico de la sociedad.

El mexicano se caracteriza por su perseverancia, las pequeñas y medianas empresas son un motor de trascendencia para nuestra economía, en el año 2020 aportaron el 52 por ciento del PIB, de acuerdo con datos del Inegi. Del mismo modo las grandes empresas se caracterizan por tener creatividad y el ingenio para salir adelante en tiempos electorales.

Es menester dilucidar que, si la política genera incertidumbre, entonces la disposición social debe generar equilibrio. La certidumbre es un concepto ecléctico, las crisis son para crecer, en la medida en la que la política deje de ser la antesala del conflicto, entonces la sociedad establecerá equilibrios y por ende estabilidad, para ello se necesita consciencia ciudadana y la entrega para construir una patria ordenada y generosa, los mexicanos debemos ser los impulsores de progreso.

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