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El Empresario

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Consejo de administración: Del tamaño de la silla es la responsabilidad

"Estar sentado en un Consejo de Administración representa sin duda, un gran privilegio y una satisfacción profesional; sin embargo, debe considerarse también como un gran deber".

Foto: EspecialShutterstock

Recientemente el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó el reporte Mujeres en las Empresas IMCO 2024, donde se constata que todavía existe una oportunidad importante para avanzar en temas de género en los Consejos de Administración en México, ya que solamente 13% de las sillas en los mismos son ocupados por una mujer.

Este bajo porcentaje coloca a nuestro país como el tercero con menos talento femenino en Consejos de Administración de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). En total, solo 7% de las empresas tiene al menos 30% de mujeres en sus Consejos, este dato es positivo para México, porque en 2023 sumaban 6 por ciento.

Estar sentado en un Consejo de Administración representa sin duda, para hombres y mujeres, un gran privilegio y una satisfacción profesional; sin embargo, debe considerarse también como un gran deber.

¿Cuál es la responsabilidad que conlleva formar parte de un Consejo de Administración?

Lo ejemplifico con una leyenda de la cultura griega, que cuenta que Damocles, un cortesano, le pidió al emperador Dionisio que le dejara ser rey por un día. El monarca aceptó y le permitió al cortesano sentarse en su silla. Damocles se sentía honrado y rodeado de lujos, en una posición relevante, hasta que se percató que sobre la silla colgaba una espada que estaba sujetada solo por el pelo de la cola de un caballo. El gobernante la puso ahí a manera de recordatorio de la gran responsabilidad que conlleva el mando. De ahí la moraleja que dice que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

Y esto es muy cierto. Una posición privilegiada implica retos y una gran responsabilidad, como la que asumen los miembros de Consejos de Administración, porque cada silla en esa junta conlleva un compromiso. Los Consejos se sitúan en el núcleo de la empresas, al centro de los inversionistas, los mercados de capitales, los directores, los clientes, la comunidad y todos las partes interesadas (stakeholders), por lo tanto es crucial contar con personas expertas y ocupadas en el tema de gobierno corporativo, con un enfoque ASG de impacto ambiental, social y de gobernanza.

Cuando eres parte de un Consejo no sabes qué puede pasar, como sucedió en la pandemia de 2020, donde las cadenas de suministro se trastocaron tremendamente y los inventarios pasaron de ser los necesarios ajustados a los tiempos de producción “just in time”, a ser los necesarios con base en los riesgos y retrasos logísticos “just in case”.

La incertidumbre y volatilidad geopolítica actuales obligan a contar con una evaluación del riesgo integral, de una manera puntual para cada empresa e industria en la que se desenvuelve; se requiere navegar los retos con foco en los objetivos de corto y largo plazo, concentrarse en los riesgos estructurales, poniendo atención en los ciclos económicos y en el dinamismo de los mercados laborales para asegurar la atracción y retención del mejor talento, como la parte más significativa de la organización.

Si realmente cuidamos a nuestra gente ellos a su vez cuidarán de nuestros clientes, para lo cual se requiere que se desempeñen a su máximo potencial; por ello debemos dejar que la gente traiga su “yo auténtico” al trabajo, encontrando así el entusiasmo y compromiso requeridos. Los Consejos deben crear una atmósfera que impulse la diversidad, que invite a todos a hablar y que asegure que cada voz será escuchada.

Los Consejeros Independientes traen valor y reflexión desde una perspectiva externa, diversidad de pensamiento y estratégias disruptivas. Juegan un rol crítico en la evaluación del futuro de la empresa, analizando el marco de riesgos y oportunidades, con la capacidad de “estar mirando del otro lado de la esquina”. 

Tal es el caso de las mujeres consejeras, que adicionalmente ponen gran atención en impulsar a las empresas para que inviertan en verdaderas políticas de inclusión, más allá de una visión de género, como reservar partidas fijas dentro del presupuesto anual, por ejemplo.

Finalmente, los consejeros deben generar, inspirar y ejemplificar el propósito de la empresa. Como muchos dicen, sabemos “qué” hacemos pero debemos estar claros en “porqué” lo hacemos, es decir, abrazar nuestro rol y responsabilidad, para impulsar y hacer realidad los cambios que realmente importan.

Es consejera independiente y fue directora general de Visa México durante casi 11 años, cuenta con más de 30 años de experiencia en finanzas de consumo y comerciales, tecnología de pagos, así como en el sector industrial. Es experta en transformación digital, desarrollo de negocios, manejo de P&L, liderazgo y desarrollo de talento. Apasionada de su familia, viajera entusiasta inspirada por el aprendizaje y las experiencias de nuevos lugares, culturas, gastronomía y en particular la conexión con la gente.

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