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Demanda agregada se agrieta al inicio del segundo semestre

Con un avance de 0.06% el gasto de los hogares apenas varió, mientras que los gastos de capital de las empresas cayeron 1.4 por ciento.

En julio los dos motores internos más importantes para el crecimiento económico en México, el consumo privado y la inversión fija bruta, mandaron señales de agotamiento, muestra la lectura de cifras divulgadas ayer 06 de octubre, por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

El consumo privado, que cuenta por dos tercios del Producto Interno Bruto (PIB) de México, tuvo un casi imperceptible avance mensual de 0.06 por ciento. Este movimiento reflejó un retroceso de 0.8% en el consumo de bienes importados y una baja de 0.9% en el consumo de servicios; caídas que apenas pudieron ser compensadas por una expansión de 1.1% en la compra de bienes de origen nacional.

A pesar de que el consumo de los hogares hiló dos meses de avances, estos no recuperan el terreno que perdió la variable en mayo (-0.7 por ciento).

Debe decirse que desde diciembre del 2021 esta variable ya se mueve por encima de los niveles que tenía previo a la pandemia, mientras que desde junio del 2020 ha tenido retrocesos mensuales solo en tres ocasiones, sin embargo, ha mostrado una atonía clara desde mayo pasado. Pese al magro avance de julio, se ubicó 0.5% por debajo de su último pico, registrado en abril pasado.

El débil crecimiento coincidió con una inflación que se aceleró a 8.15% interanual y con una confianza del consumidor a la baja (en julio hiló tres meses en descenso); pero también convivió con una captación récord de remesas de 5,297 millones de dólares (+16.5% anual), y con un crecimiento de 5.6% anual real en la cartera de crédito al consumo (sexto avance al hilo), de acuerdo con cifras del Banco de México.

“Una inflación todavía elevada, mayores costos financieros y la expectativa de que la generación de empleos se modere, nos hacen estimar que el gasto de los hogares siga enfriándose y volviéndose más defensivo hacia el cierre de este año”, opinó Ángel Huerta, analista del Grupo Financiero Ve por Más.

Inversión no levanta

Por otro lado, la inversión fija bruta –que pesa alrededor de 20% del producto– tuvo un retroceso de 1.4% y se ubicó 2.6% por debajo de su último pico, observado en abril pasado.

De enero a julio, la inversión fija ha crecido 5.8% (el avance del consumo es de 7.4%), pero está 7.2% por debajo del nivel del mismo lapso del 2019.

“Considerando mayores retos hacia delante –ante las presiones inflacionarias y al apretamiento de la política monetaria–, creemos que la inversión podría ser más susceptible a una desaceleración importante. Por su parte, el consumo podría ser más estable”, opinó Juan Carlos Alderete, director de Análisis Económico del Grupo Financiero Banorte.

octavio.amador@eleconomista.mx

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