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Las manos del campo envejecen y las mujeres entran al quite

Alrededor de 1 millón de mujeres son titulares de derechos agrarios, es decir, ejidatarias o comuneras, y aproximadamente 850,000 trabajan la tierra sin que sean titulares de derechos, expone el funcionario del gobierno federal.

Los núcleos agrarios de México asisten a dos fenómenos demográficos: por un lado, hay un envejecimiento de los titulares de derechos y, por el otro, existe un proceso de feminización en la tenencia de la tierra, afirmó el procurador agrario, Luis Hernández Palacios Mirón.

El funcionario explicó que más de 40% de los propietarios de fracciones agrarias tiene más de 65 años.

Comentó que se trabaja en un programa de relevo generacional para que el adulto mayor ceda el derecho a un joven de la familia para que sea el titular, comprometiéndose a participar en la manutención de quien le cede los derechos y su pareja y que esas cesiones de derechos sean revocables por ingratitud.

Con eso se garantizará que los adultos mayores tengan un trato justo, con un sentido jurídico de obligación y que permita que quien adquiera el título en cesión tenga el disfrute de la tierra, pero que también pueda participar en la asamblea y pueda elegir y ser electo. 

En tanto, hay 1 millón de mujeres que son titulares de derechos agrarios, es decir, ejidatarias y comuneras, la mayoría beneficiada por cesiones de derechos, ya sea porque son esposas de ejidatarios que ya fallecieron o porque heredaron.

Sin embargo, dijo que hay un número importante, alrededor de 850,000 mujeres que trabajan la tierra sin que sean titulares de derechos, debido principalmente a que se trata de hijas de titulares de derechos que han permanecido en el seno de la familia y que constituyen el soporte de padres adultos mayores, pero que para el titular de los derechos tiene un carácter extraordinariamente simbólico la titularidad. Es decir, aunque la hija trabaja la tierra no le cede el derecho. Lo grave de esos casos es que las mujeres en esas condiciones no pueden acceder a los programas de apoyo.

En una situación similar están las esposas o concubinas de hombres que han migrado de sus lugares de origen, principalmente en busca de trabajo en Estados Unidos.

“De quienes cultivan la tierra en los núcleos agrarios, 30% son mujeres no titulares de derechos; de ahí la importancia de este proyecto para garantizar la inclusión, la equidad de género y el desarrollo sustentable”, indicó.

De acuerdo con cifras de la Procuraduría Agraria, 5.6 millones de ejidatarios no han tenido acceso a programas y beneficios de acciones gubernamentales.

Hernández Palacios Mirón expuso que para enfrentar esa situación, la Procuraduría Agraria suscribió un convenio con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, con el fin de que con el reconocimiento de la asamblea se acredite para que le lleguen los beneficios de programas.

Dijo que ya se hizo un programa piloto en 10 núcleos agrarios del Estado de México y se realizan los trabajos para desplegarlo a escala nacional de manera creciente a partir del próximo año.

El objetivo del convenio es que sean reconocidas como sujetos con derechos a través de mayor sinergia institucional.

De acuerdo con cifras del gobierno federal, más de la mitad del territorio nacional está constituido en alrededor de 32,000 ejidos.

diego.badillo@eleconomista.com.mx

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Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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