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UAQ busca bajar costo del biocombustible

Su precio internacional es superior al del combustible convencional.

Ante el alto costo del biocombustible, el cual se mantiene por encima del combustible habitual, la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) indaga alternativas de insumos y de producción para fabricarlo de manera más accesible.

El catedrático de la UAQ e impulsor del biocombustible, Saúl López Ordaz, precisó que este proyecto se emprendió con una finalidad ambiental; sin embargo, se pretende volver más atractivo este tipo de combustible para el usuario a través de su costo.

López Ordaz refirió que el precio internacional del biodiésel es en promedio de 1.3 dólares, lo que representa entre 19 y 20 pesos mexicanos, mientras que el precio del diésel es de 14.2 pesos.

Si lo comercializas (el biocombustible) a ese precio internacional, la gente va a seguir utilizando diésel porque le va a salir más caro. Lo que estamos valorando es que en algún momento sea competitivo, que el precio del biodiésel sea igual por lo menos que el precio del diésel, para que la gente no lo vea desde el punto de vista económico , explicó.

Estrategias

En ese sentido, el grupo de trabajo del proyecto analiza la implementación de diversas materias primas para generar biocombustible, como la planta higuerillas, la jatrofa y las algas marinas, a fin de tener materias alternas a los residuos de aceite comestible.

Desde el 2012, la UAQ generó un plantío de jatrofa, el cual está ubicado en el municipio de Arroyo Seco. No obstante, de momento, sólo se procesa aceite comestible, toda vez que esta planta tarda cerca de seis años en producirse.

Resultados marcan la opción

El académico de la Facultad de Química acotó que con la utilización de biocombustible se reduce hasta en 50% la emisión de gases de efecto invernadero. Además, se ha detectado que mejora entre 10 y 15% el rendimiento de los motores. De igual modo, se observan mejoras en la potencia de los mismos.

En tanto, se prevé que el biocombustible sea utilizado en unidades de la universidad, pero se busca que el proyecto se consolide para que pueda ser compartido con otros sectores, desde el ámbito empresarial y gubernamental, hasta llegar a ser una alternativa de combustible para la población.

viviana.estrella@eleconomista.mx

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