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Finanzas Personales

Lectura 4:00 min

La dificultad para medir la aleatoriedad y su impacto en nuestras decisiones financieras

Entender el fenómeno y naturaleza de lo aleatorio, en condiciones que afectan nuestras decisiones, evitará una falsa sensación de control.

Todo lo que nos importa yace en algún lugar en medio; en donde los patrones se enlazan con lo aleatorio.

James Gleick, escritor y periodista estadounidense

Uno de los principales obstáculos que enfrentamos las personas cuando tomamos decisiones se relaciona con nuestra incapacidad para entender el concepto de aleatoriedad y sus implicaciones.

Gran cantidad de los eventos que enfrentamos en nuestra vida cotidiana responde a condiciones aleatorias, lo que implica que son determinados por el azar o que, ante la carencia de elementos para comprender cabalmente todas sus implicaciones y ramificaciones, se presentan frente a nosotros como si lo fueran.

En el libro Superforecasting, de Tetlock y Gardner, se ejemplifica con un imaginario grupo de personas a las que se les encarga lanzar monedas de forma sucesiva, en un gran número de ocasiones; pronosticando previamente en cada caso el resultado. Si contabilizamos los resultados, encontraremos al final que la mayoría de las personas tendrá cerca de 50% de errores y 50% de aciertos; mientras que algunos grupos pequeños se encontrarán más cercanos a tener la mayoría de aciertos, al igual que otros la mayoría de errores.

En todos los casos las personas que realizaron los lanzamientos tendrían resultados completamente aleatorios; sin embargo, en distintos experimentos que se han realizado aquellas personas que tienen un mayor porcentaje de aciertos tenderán a pensar que tienen algún tipo de control sobre el resultado y que por ello son mejores pronosticadores que el promedio.

Pero si repetimos el experimento con ellos, no existe ninguna condición que permita asegurar que continuarán siendo igualmente efectivos.

Es precisamente la falta de comprensión cabal y práctica de lo que representa la aleatoriedad lo que lleva a una falsa sensación de capacidad y, consecuentemente, de control.

Frecuentemente escuchamos en los medios la opinión de periodistas, comentaristas o expertos que aseguran con absoluta certeza el resultado de algún evento futuro, confiados en su capacidad para superar la aleatoriedad implícita en muchos de sus pronósticos.

Hoy, por ejemplo, escuchamos hacer pronósticos sobre el probable resultado de las elecciones de Estados Unidos, afirmando prácticamente sin ningún soporte analítico real que Trump ganará la contienda. Y si en el futuro ello llega a ocurrir al igual que los estudiantes lanzando monedas , no se cansarán de vanagloriarse de su gran capacidad de predicción y análisis.

En la mayoría de las decisiones financieras que constantemente tomamos existe un importante factor de aleatoriedad que puede determinar el éxito o fracaso de las mismas.

Hoy que nuestras decisiones financieras pueden ser afectadas por una enorme cantidad de elementos que se comportan erráticamente y que ante el poco conocimiento que la mayoría de nosotros tiene sobre los mismos y sobre cómo pueden influenciar el resultado pueden alterar radicalmente los supuestos a partir de los cuales creemos decidir, es fundamental que evitemos asumir decisiones con base en pronósticos propios o ajenos que no incorporan la posibilidad de aleatoriedad.

Así, por ejemplo, cuando alguien pregunta si debe o no comprar dólares en el corto plazo (para un viaje, por ejemplo), está suponiendo que quien le responda tiene la capacidad para analizar y ponderar la enorme cantidad de variables que pueden incidir en la volatilidad cambiaria en periodos cortos. Inclusive tratándose de expertos, si analizamos en los últimos años los pronósticos de cierre de cada año, se verá la enorme variación y margen de error que se han presentado.

Entender el fenómeno y naturaleza de lo aleatorio, en condiciones que afectan nuestras decisiones, es un paso fundamental para evitar tener una falsa sensación de control o de pronóstico e incurrir en condiciones de comprometan y arriesguen nuestro bienestar financiero futuro.

El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.

Síguelo en Twitter: @martinezsolares

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