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Geopolítica

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Proyecto Finlandia: en busca de la economía circular

Finlandia busca extender entre sus habitantes y visitantes el compromiso con el medio ambiente y cambiar el concepto de consumo que lidera en la economía global.

Foto EE: Archivo

Reducir, reutilizar y reciclar son palabras que en estos días tienen resonancia en Finlandia. La nación nórdica busca extender entre sus habitantes y visitantes el compromiso con el medio ambiente y cambiar el concepto de consumo que lidera en la economía global.

El reto es mayúsculo si se considera que solo el 7.2% de la economía en el orbe en la actualidad es circular, es decir, que lo que se extrae y produce se vuelve a utilizar, según cifras del “Informe de la Brecha de Circularidad 2023” de la organización holandesa Economía Circular, presentado durante el Foro Económico de Economía Circular realizado este año en Helsinki.

Los datos no son alentadores, ya que el porcentaje ha disminuido con el paso de los años; ejemplo de ello es que en 2018, el 9.1% de la economía era circular; para 2020 bajó a 8.6 por ciento.

El informe resalta que “una economía circular global nos permitirá satisfacer las necesidades de las personas con solo el 70% de los materiales que ahora extraemos y usamos, haciendo que la actividad humana regrese a los límites seguros del planeta”.

En la actualidad se estima que la economía global consume 100,000 millones de toneladas al año de diversos materiales que no llegan a reciclarse. Es aquí donde el proyecto de Finlandia tiene eco ya que, junto a países como Nueva Zelanda, Escocia, Islandia y Gales, es uno de los pioneros en impulsar una economía circular.

La primera hoja de ruta de un país para avanzar a una economía sustentable se publicó en Finlandia, en el 2016, la cual se actualizó en 2019, junto a Sitra, un Think Tank que es financiado por el gobierno finlandés y que es comandado en la actualidad por Jyrki Katainen, exprimer ministro de Finlandia.

Katainen es claro al afirmar que en los próximos años el cambio climático acelerará la pérdida de biodiversidad en el mundo. “Cuanto más reutilicemos los recursos que se han extraído, menos necesitamos usar materia virgen, por lo que se debe de alentar a las empresas para cambiar su modelo comercial hacia la circularidad”, sostiene.

La meta de este país, con poco más de 5.5 millones de habitantes, es que en la próxima década se convierta en una nación neutra en carbono. Su economía, altamente industrializada, está basada en un 70% en servicios; el 30% restante se divide entre industria y agricultura.

La economía circular ha sido un proyecto que se busca, sea parte de la vida diaria de las personas. En escuelas finlandesas la cultura de la reutilización y el reciclaje son parte de las enseñanzas diarias.

En el preescolar “Neulanen”, que se encuentra en la capital finlandensa se observa a los niños jugar y platicar entre ellos, como cualquier otra escuela del mismo nivel en el mundo.

Sin embargo, aquí se busca también que las nuevas generaciones aprendan sobre cambio climático y lo importante que es el reciclaje. Aquí se enseña desde el modelo zorro (Fox-model) uno de los animales más comunes en Finlandia y que es usado por las maestras y maestros como ejemplo.

A través de siete personajes o zorros diferentes, se enseña a los menores los objetivos del desarrollo sostenible de Naciones Unidas que tienen que ver con igualdad de género, energías no contaminantes; producción y consumo responsables y ecosistemas sustentables.

Cuando se camina por las calles de Helsinki se observa una ciudad limpia, con un aire liviano y fresco, resultado de la cultura que tiene este país por el reciclaje. Siar Othman, un conductor de un taxi de las más famosas aplicaciones en el mundo en el rubro, quien conduce un vehículo eléctrico, afirma sentirse orgulloso de vivir en un país que se preocupa por el medio ambiente: “creo que lo estamos haciendo bien”, dice y después sonríe.

La cultura de reciclaje es parte también de los negocios que se encuentran en Helsinki, que por mucho es la ciudad más poblada de este país al norte de Europa, con casi 1.5 millones de habitantes. Uno de estos negocios es Nolla (cero en finlandés) un restaurante que se encuentra en el centro de Helsinki en donde se trata que su operación cause el menor impacto en el medio ambiente, a través de vajillas recicladas o comprada en negocios en donde se vendan cosas de segunda mano.

Su comida mezcla algunos sabores propios de la cocina finlandesa, pero también se intenta mezclar con nuevos de otras cocinas como la española. Las porciones están calculadas con el fin de que no se desperdicie nada y, en caso de ser necesario, cuentan con recipientes biodegradables que se pueden convertir fácilmente en composta.

Al mismo tiempo este negocio se ha tratado de minimizar hasta lo más posible el impactoambiental, ya que, por ejemplo, los uniformes del personal están confeccionados de ropa reciclada ya que es esta, la industria textil, una de las que más contamina en el mundo.

A unos kilómetros de Nolla se encuentra Nihtisilta una tienda departamental con inversión mayoritariamente pública y que pertenece a una de la docena de tiendas similares que se encuentran en Helsinki y su área metropolitana. Este establecimiento tiene una única filosofía: consumir todo lo que se pueda reutilizado.

Lo mismo puedes encontrar playeras por unos 15 a 20 euros, que platos y elementos de decoración por uno o dos euros. También se pueden encontrar sillones, bicicletas y electrodomésticos.

La forma en la que esta tienda obtiene sus productos es a través de donaciones de la misma población que obtiene beneficios económicos de la venta de lo que ha donado.

En caso de no llegarse a vender, los ciudadanos pueden optar por retirar sus artículos o donarlos de manera directa a otras instituciones. Otra cosa de lo que hace diferente a esta tienda es que la mayoría de los artículos cuenta con una nota en la que se indica el carbono generado en su producción.

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