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A propósito de la COP16
El llamado de la FAO es hacia el establecimiento de mecanismos productivos que incrementen la productividad en las zonas agrícolas y que al mismo tiempo mitiguen los efectos climáticos que la actividad origina.
En el marco del recién concluido Conference Of the Parties 16 (COP 16), el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés) llamó a la participación colectiva en el diseño e implementación de proyectos climáticamente inteligentes para atacar el creciente problema del hambre mundial. Ello, debido a que se estima que para el 2050 la población mundial sobrepasará los 9,000 millones de personas, lo que requerirá un incremento en la producción agrícola de más de 70 por ciento.
El llamado de la FAO es hacia el establecimiento de mecanismos productivos que incrementen la productividad en las zonas agrícolas y que al mismo tiempo mitiguen los efectos climáticos que la actividad origina.
Así, el término climáticamente inteligente se traduce en prácticas agrícolas sostenibles que incrementen la productividad y la tolerancia a presiones ambientales y al mismo tiempo reduzcan las emisiones de gases tipo invernadero.
De esta manera, en el estudio Climate-Smart Agriculture se identifican proyectos y mecanismos de producción agropecuaria, forestal y pesqueros con esta perspectiva, entre los que destacan sistemas de producción de arroz a través de la introducción de variedades resistentes a inundaciones y sequías, construcción de diques contra inundaciones, utilización de residuos como composta, rotación de cultivos, sistemas de fertilización UDP (Urea Deep Placement) y la creación del REDD (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation).
Entre otros de los mecanismos implementados se encuentran: pesca y acuacultura inteligente, agroforestería, agricultura urbana, diversificación e integración de sistemas alimento/energía, labranza de conservación, y producción pecuaria eficiente y resistente.
En nuestro país FIRA ha impulsado la implementación de algunos de estos sistemas con gran éxito, particularmente la labranza de conservación y la agroforestería dado su impacto positivo en la productividad, reducción de costos y de emisiones de tipo invernadero.
La disponibilidad de recursos económicos, científicos y humanos, así como la gran diversidad de zonas agroecológicas en nuestro país deben ser las bases en las cuales se busque la replicabilidad de los proyectos y mecanismos más exitosos que impulsen al sector agropecuario mexicano hacia la seguridad alimentaria climáticamente inteligente.
José Renato Navarrete Pérez es especialista de la Subdirección de Análisis Económico y Redes de Negocio. La opinión es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA. jrnavarrete@fira.gob.mx