Alimentos caros… pobreza en aumento

Un reciente reporte de la Organización de las Naciones unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés), titulado Perspectivas Alimentarias, reconoció que los precios de los alimentos han registrado un importante incremento en los últimos meses, casi llegando al máximo nivel reportado en junio del 2008.

Las causas de dichos incrementos se asocian de manera directa a los importantes cambios climáticos que se han registrado en el país, además de que ello ha provocado un cambio en la oferta de los principales países productores del mundo.

Se estima que los cereales tengan una caída de 2% en su oferta en el 2011, destacando el trigo, para el cual se estima un descenso de 5 por ciento. Este fenómeno significará un incremento aproximado de 11% de los precios de los alimentos en el 2010 en los países más pobres, pero pudiendo alcanzar 20% en los principales países exportadores.

Evidentemente, estos incrementos reflejarán que los consumidores, los hogares del mundo y los mexicanos, por supuesto, tengamos que destinar más recursos al consumo de alimentos, lo que significará un ajuste en el presupuesto familiar, mermado, por cierto, con las crisis que padecemos que vino de fuera y de la cual somos sólo víctimas indefensas que pasivamente aceptamos las leyes del mercado.

Lo cierto es que los mexicanos estamos en una situación de gran vulnerabilidad frente a los cambios en los precios internacionales porque nuestra oferta interna de alimentos ha tenido un importante deterioro desde hace ya muchos años.

Recursos van y recursos vienen de los presupuestos federales y estatales, para fortalecer al sistema agroalimentario de nuestro país, que no logran traducirse en el fortalecimiento del sector, sino de unas cuántas empresas que sirven de ejemplo en todas las ferias y exposiciones de la Secretaría correspondiente.

Esta situación deja ver, una vez más, la importancia que tiene el sector agroalimentario dentro de la geopolítica mundial y cómo, quienes lo han tomado en serio, no han descuidado la autosuficiencia alimentaria. Esa misma que en México fue una preocupación hace 20 años; pero que abandonamos porque, ciegamente, confiamos en el modelo de libre comercio y las ventajas comparativas que lo justificaban.

Otros países en cambio, los promotores del libre comercio y de sus políticas, por cierto, siempre supieron que el sector agroalimentario no debe dejarse a la voluntad de los mercados, sino que debe ser fuerte aún cuando demande recursos públicos.

Hoy entonces tendremos que padecer la inflación que viene de fuera, pues las tortillas y el pan nos saldrán más caras… ¡otra vez!

*Pablo Pérez Akaki Profesor de tiempo completo en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, UNAM.

ppablo@apolo.acatlan.unam.mx