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La debilidad 'tory' complica negociación del Brexit

Las capitales europeas preferían un Gobierno fuerte en Londres. Las negociaciones estaban previstas para arrancar en 10 días.

Si el referéndum del Brexit abrió, para la UE y para Reino Unido, una caja de los truenos de resultado incierto y recorrido inexplorado, el duro castigo electoral a Theresa May abre un escenario aún más complejo. Porque si ya es complicado negociar la ruptura de la miríada de acuerdos que entraña la UE, hacerlo con un Gobierno debilitado es prácticamente imposible.

Entre el funcionariado de Bruselas se consideraba la victoria de Theresa May el escenario preferido: la primera ministra no pertenece al ala dura de los euroescépticos y su fortaleza parlamentaria permitiría llegar a acuerdos si, como preveían las encuestas, consolidaba su mayoría parlamentaria. Algo que, de hecho, fue el eje de su campaña: una mayoría reforzada para negociar con Bruselas en buena posición. Nada más lejos de la realidad.

Apuntan esta mañana los analistas de Citi que May probablemente dimita, previsión que comparten numerosos expertos, a la vista del historial reciente del partido. Para el día 19 de junio estaba previsto el inicio de las negociaciones con la Unión Europea, de cara a la salida del Reino Unido del club para 2019. Aunque apenas han llegado reacciones desde Bruselas, el ex primer ministro finlandés Alexander Stubb ya ha tuiteado esta mañana que parece que necesitaremos un tiempo muerto en las negociaciones del Brexit .

El escenario más temido es que el 30 de mayo de 2019 Reino Unido salga de la UE sin que se hayan podido negociar los términos del divorcio, incluyendo los acuerdos comerciales que regirán de ahí en adelante. UBS, en una nota a clientes recogida por Reuters, comenta esta mañana que un equilibrio político más estrecho puede facilitar que los euroescépticos torpedeen los intentos del Gobierno por llegar a acuerdos con Bruselas.

La alternativa de un Brexit más blando tampoco es sencilla. Desde las capitales europeas se ha insistido en que, si el Reino Unido quiere tener acceso al mercado común, debe seguir aportando al presupuesto europeo y someterse a las reglas europeas sobre inmigración. Un escenario complicado de vender a los electores británicos que ya votaron a favor del Brexit.

JP Morgan lo resume en un informe, también de esta mañana: La conclusión más obvia es el aumento de las probabilidades de un retraso en las negociaciones del Brexit , según una cita de Reuters. El parlamento dividido añade otra capa de incertidumbre al Reino Unido que ni siquiera Jeremy Corbyn ayuda a despejar. El líder laborista hizo una campaña muy tibia a favor de la permanencia en la UE, y ha señalado que si llega al Gobierno mantendrá el plan de salida, aunque con otras prioridades y probablemente intentando conservar el acceso a los mercados europeos.

estrategias@eleconomista.mx

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