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¿Se justifican los niveles a los que cotiza el IPC?

Transcurrieron alrededor de 19 meses para que el IPC lograra superar el nivel de 45,912.51 unidades reportado el 28 de enero del 2013, momento en el que comenzaba un nuevo periodo presidencial que levantó altas expectativas de crecimiento económico por la promesa de concretar una serie de reformas estructurales que el país requería desde años atrás.

Transcurrieron alrededor de 19 meses para que el IPC lograra superar el nivel de 45,912.51 unidades reportado el 28 de enero del 2013, momento en el que comenzaba un nuevo periodo presidencial que levantó altas expectativas de crecimiento económico por la promesa de concretar una serie de reformas estructurales que el país requería desde años atrás.

Además, de acuerdo con nuestro Indicador Cíclico Signum, la economía mexicana ya se encontraba en fase de expansión. Sin embargo, el optimismo con el que se vislumbraba el panorama en aquellos días poco a poco se fue difuminando. Durante la primera mitad del 2013, los reportes financieros de las empresas públicas comenzaron a dar señales de una clara desaceleración, en parte porque el gasto público no se ejerció a lo largo del año, frenando la inversión y limitando la creación de empleos, lo que a su vez incidió en una menor disposición a gastar por parte del consumidor. De hecho, el PIB reportó tasas interanuales de crecimiento de 0.66 y 1.84% en el 2013-I y 2013-II, después de observar tasas anuales de crecimiento superiores a 3% entre el segundo trimestre del 2010 y el último trimestre del 2012.

El IPC inmediatamente reaccionó. Tras alcanzar su nivel máximo, comenzó una trayectoria a la baja, ubicándose en niveles inferiores a 41,000 puntos en mayo. Este comportamiento se agravó aun más tras el anuncio, por parte de la Reserva Federal, de un posible inicio de recorte en el plan de compra de activos mensuales que llevaba a cabo hasta ese momento. Esto, junto con un periodo de desaceleración en la economía estadounidense, que atravesaba por riesgos incluso de carácter político, llevó al índice a un nivel de 37,517.23 puntos.

Poco a poco el indicador se recuperó, principalmente hacia cierre de año, para nuevamente ajustarse a la baja y alcanzar niveles inferiores a 38,000 puntos tras la entrada en vigor de la reforma fiscal, que ha mermado el consumo interno, y de una profunda afectación en el ritmo de la actividad económica en EU como consecuencia de condiciones climáticas extremas.

El optimismo exacerbado hacia la economía mexicana y su potencial de crecimiento en el corto plazo desaparecieron. Para entonces, el múltiplo VE/EBITDA alcanzó niveles mínimos de 8.27 veces, lo que era una clara señal de compra, ubicándose lejos de la media.

¿Qué ha ocurrido desde entonces? El segundo trimestre del 2014 reportó una mejora señalando, muy probablemente, que el 2014-I fue un piso para el ritmo de actividad económica. Sin embargo, no hay nada sobresaliente que mencionar. La reforma energética se logró concretar sin obstáculos, como muchos esperaban, mientras la economía estadounidense confirmó que el primer trimestre del año únicamente había sido un bache por cuestiones atípicas. Además, las principales variables macroeconómicas, acordes con nuestro Indicador Cíclico Signum, muestran que ya estamos en fase de recuperación desde abril de este año.

Sin embargo, los reportes financieros del segundo trimestre de este año no justificaron las altas valuaciones que registraron las empresas que conforman el IPC. Estimábamos que para observar los niveles superiores a 44,000 puntos que se registraron en julio, era necesario que el crecimiento interanual del EBITDA, en términos reales, fuera de 3.5%, situación que no se cumplió, quedando en 2.5% el incremento.

No obstante, pareciera que nuevamente los inversionistas están dispuestos a pagar un premio por las expectativas generadas para 2015 y el potencial de crecimiento en México, aunque la recuperación que observamos en la economía local tienda a ser gradual. Prueba de ello es un crecimiento estimado de 3.8% para el siguiente año, acorde con las últimas encuestas, teniendo como único catalizador nuevamente al sector externo.

Esperemos que se cumplan las expectativas generadas que justifiquen los niveles de VE/EBITDA superiores a 9.5 veces, muy lejanas del promedio de 8.86 veces y de nuestro nivel de convergencia en 9.04 veces. Por tal motivo mantenemos nuestro objetivo para cierre de este año en 46,280 unidades.

Carlos Ugalde es subdirector de Análisis Financiero en Signum Research.

carlos.ugalde@signumresearch.com

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