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Opinión

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AMLO es Comunidad

Que Morena haya ganado 21 gobernaturas en 5 años tiene una sola explicación: AMLO. De acuerdo con el “poll de polls” de Oraculus, después de 53 meses en el cargo, el presidente López Obrador mantiene un sólido 67 por ciento de aprobación. Esto es 12 por ciento más que Calderón y 16 más que Fox en ese momento de sus sexenios.

En las encuestas publicadas a finales de mayo, los atributos del Presidente se mantienen bastante fuertes: credibilidad, confianza, honestidad, cercanía, entre otros.

Para muchos analistas y opositores resulta difícil explicar estos altos y constantes niveles de apoyo. Parten de su propia lectura de la realidad, como si a partir de ésta (la de ellos) la mayoría de los ciudadanos calificaran el desempeño de AMLO.  Es decir, repiten el error de lo que en mi libro Un país posible llamo la “arrogancia de las élites”, pensando que su visión del país debería ser la de todos.

Acusan al presidente de destruir las instituciones. ¿Acaso no se dan cuenta de que ganó en 2018 para transformarlas?

Incluso si se comparte con estos críticos la visión de que lo que la 4T está haciendo con el INAI, el INE, la CRE, etc. es equivocado, lo que ellos están dejando de lado en su análisis es que precisamente para eso ganó AMLO: ¡para cambiarlas! Al acusarlo de que las está destruyendo les confirman a quienes aprueban a López Obrador que él (él sí) cumple sus promesas.

Pero la falta de claridad de sus detractores sobre lo que AMLO representa es más profunda. Entre otras cosas se sostiene que AMLO cuenta con un gran capital político por que “por primera vez habla por los más desfavorecidos”; o “es el primero que ha asumido la lucha de la inequidad como prioridad de su gobierno”, entre otras cosas. A pesar de llevar 50 años haciendo política, López Obrador es el único político anti-sistema en México.

Los opositores acusan a AMLO de ser populista, nacionalista, conservador, no de izquierda, autoritario, intolerante a la crítica, entre otras, pero la evidencia que muestran refirma los atributos que hicieron ganar a López Obrador. Utilizan datos duros, para argumentar que el desempeño de AMLO ha sido una “tragedia”: el país va mal, hay más pobres, no hay medicinas, más violencia y muertos que en cualquier otro sexenio, corrupción, violaciones al Estado de derecho. Pero ni con toda esa numeralia le hacen daño, al contrario, el dueño de la mañanera (y de la agenda nacional), usa cada ataque para fortalecerse, señalar a sus detractores como enemigos de la transformación y revira con las grandes narrativas de su gobierno: el crecimiento del poder adquisitivo del salario mínimo, el super peso, la independencia del Banco de México, el AIFA, Dos Bocas, la inversión en el Sur de México, y las trasferencias directas de los programas sociales, entre otras. 

Tanto quienes lo atacan desde los medios, la sociedad civil o desde la oposición, no han entendido dónde radica una de las fortalezas más importantes de AMLO y su movimiento. La explicación me quedó más clara recientemente, leyendo La desaparición de los rituales de Byung-Chul Han; ante el “hiper-individualismo” y el “narcisismo colectivo” que corren por las venas del neoliberalismo (donde el rendimiento es la sangre); López Obrador ha creado una nueva “conciencia colectiva”.

“La conciencia colectiva engendra una comunidad sin comunicación. Permanentemente se repite una gran narración, que para los ciudadanos viene a representar el mundo: no tienen ninguna opinión sobre las diversas cosas, sino que narran sin cesar una única y gran historia. En la comunidad impera un acuerdo tácito. La atención se dirige antes que nada a la comunidad. La comunidad ritual es una comunidad de la escucha en común y de la pertenencia mutua”.

AMLO es un ejemplo nítido de esta descripción. Sus mensajes centrales: en la Cuarta Transformación, somos diferentes, no actuamos como ellos, no espiamos, defendemos al país contra contratos leoninos, entre muchas otras, se han convertido en la representación de un México diferente y real, cotidiano y, sobre todo, concreto, para los ciudadanos que confían en él.

Construyó su movimiento en torno a esa gran historia (que significa cosas concretas para millones) y genera sentido de pertenencia.  No entender esa realidad y pensar que todavía es eficaz o inteligente debatir sobre el rumbo del país con base en los códigos de 2015, es un grave error.  De ahí que los críticos de AMLO tengan tan poco efecto con sus argumentos.

Y más allá de las limitaciones de los detractores, así como de la división, ausencia de liderazgo y pobreza de ideas en la oposición, son esa narrativa, ese sentido de pertenencia, esa nueva “conciencia colectiva” lo que en 2024 mantendrán a Morena en Palacio Nacional.

 

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Julio es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, con maestría en políticas públicas de la Universidad de Georgetown.

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