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Compras de propofol en IMSS generan inconformidad
No hay duda de que la tardanza en la retrasada compra de insumos médicos que realiza Insabi-UNOPS ha derivado en situaciones difíciles para las instituciones de salud pública.
En el caso del IMSS, de Zoé Robledo -el que más compras ha venido haciendo desde febrero cuando recibió carta abierta para cubrir por sí mismo su abasto de insumos y no atenerse al Insabi, de Juan Ferrer-, se ha convertido en el organismo que más contratos por adjudicación directa ha otorgado durante el actual gobierno.
Las licitaciones públicas venían siendo desde hace décadas en México la mejor herramienta para incentivar la competencia y transparencia a fin de conseguir los mejores precios. Inclusive, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 quedó establecido que se prohibirían las adjudicaciones directas como parte de la estrategia contra la corrupción.
Pero ha sucedido todo lo contrario. Hoy como nunca antes en la historia reciente, las cosas están al revés: las compras por adjudicaciones directas en 2020 (representaron 43%) superaron a las compras mediante licitaciones públicas (que fueron 40% del total).
Como son compras hechas con premura por emergencia y sin la suficiente planeación, no obtienen los resultados más costo/eficientes.
Pero adicionalmente los fallos de dichas adjudicaciones, como son discrecionales, despiertan inconformidad y sospecha entre los proveedores.
Está el caso de una reciente compra por adjudicación directa de Propofol, un anestésico ampliamente utilizado en el mundo para intervenciones quirúrgicas y sedante para pacientes intubados (y muy escaso durante la pandemia). La mexicana Landsteiner Pharma, una empresa cuyo producto al inicio del proceso no contaba con registro sanitario de Cofepris, ofertó un precio alto (30% por encima del mejor oferente) y al final resultó ser la adjudicada del contrato.
¿Cómo pudo ganar la adjudicación? Resulta que, conforme nuestras indagaciones, fue la que tuvo capacidad de entrega de un volumen elevado en forma inmediata; y conforme la urgente necesidad del IMSS por tener el producto, éste decidió adjudicarlo a la empresa mexicana. Nos dicen que el viernes 21 de mayo Landsteiner entregó 150,000 piezas de propofol – y gracias a su ágil capacidad de entrega los funcionarios del IMSS decidieron adjudicarle.
En 30 días más Landsteiner deberá entregar otro tanto para dar un total de 300,000 unidades. Aún así el IMSS no cubre su necesidad de propofol pues en el estudio de mercado solicitó de 450,000 a 900,000 piezas.
El propofol que vendió Landsteiner no es producido en México, sino que es importado de India, de Kwality Pharmaceuticals, y el IMSS se lo compró a Landsteiner en 880 pesos por pieza. Otros oferentes que lo traían de Ucrania, China o Austria lo daban entre 650 y 870 pesos, aunque hubo uno -Ethomedical- que lo traía también de Ucrania y subió su precio hasta 1,195 pesos. Entre los que dieron el mejor precio y no ganaron queda la sospecha de si hubo otros factores que influyeron.
Lo que al parecer queda claro es que hoy el móvil de las compras en las instituciones nacionales de salud no es obtener el mejor precio, sino la rapidez con la que tienen el producto listo para repartirse en sus hospitales.
En cambio, la megacompra Insabi-UNOPS sigue teniendo como prioridad conseguir ahorros, y evidentemente no le atormenta esa prisa que sí tiene el IMSS y otros institutos de salud, pues la agilidad en los procesos de Insabi-UNOPS no ha sido la característica; ya vamos para tres meses en que el sistema de salud sigue esperando el fallo de su licitación y aún no hay fecha definida.
MSD entra en la batalla antiCovid
Desde que empezó la pandemia las farmacéuticas han probado y buscado desarrollar varios medicamentos para tratar el coronavirus, pero aún no hay uno con los suficientes elementos como para esperar que se convierta en la opción.Pero en los últimos días han surgido positivos indicios de un tratamiento que podría ser efectivo para la infección del virus pandémico. Se trata de molnupiravir, un antiviral que está arrancando ensayos clínicos respaldado por la americana MSD.
maribel.coronel@eleconomista.mx
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