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Opinión

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Dos mujeres

El próximo primero de octubre una mujer será presidenta de México. Con trayectorias notoriamente diferentes y proyectos que difícilmente pueden coincidir en algún punto. Aunque ambas hablan de mantener los programas sociales y de proteger el medio ambiente, sus modos de obtener este objetivo son radicalmente incompatibles.

Mientras que para Claudia se trata de un modelo de continuidad de la 4T que concibe al Estado como el más importante factor en la toma de decisiones, lo que implica la subordinación total del mundo de lo privado al denominado “interés público”, para Xóchitl la idea de un compromiso entre las demandas de los particulares y la política global del gobierno, representa necesariamente un giro total frente a lo que hemos vivido estos últimos años.

Y es que para la candidata de Morena existe una indisposición ideológica a legitimar el derecho de los privados a intervenir no únicamente en política, sino también ante decisiones que desde el Estado aparecen llenas de razón, pero que afectan sustancialmente a un grupo de individuos que reclaman la aplicación de la ley como regla intocable frente al poder del gobierno.

La campaña de Xóchitl se ha volcado hacia el movimiento  conocido como la “marea rosa”,  en ese intento híbrido de combinar la estructura de los partidos que la apoyan junto con ciudadanos inconformes con el sexenio morenista. Se trata de un espectro amplio y heterogéneo difícil de movilizar, a diferencia del aparato de Estado que alrededor de Morena arropa a Claudia bajo la consigna de mantener sin cambio alguno el proyecto lopezobradorista de nación.

Frente al carisma y la espontaneidad de Xóchitl, Claudia intenta reproducir el tono y las descalificaciones que a diario emite el presidente en su mañanera, en un intento por trasladar la popularidad de AMLO a los actos de campaña y con eso apuntalar la ventaja que le da el ser candidata desde el poder. Y si Gálvez llena plazas y enciende a sus posibles votantes, Sheinbaum se atrinchera en la operación política del primer mandatario y sus operadores políticos en los estados donde Morena gobierna.

Así, lo que a una le sobra a la otra le falta. Mientras Claudia viaja en el tren presidencial en ruta directa y sin desvío alguno hacia el segundo piso de la 4T, Xóchitl avanza en un carrusel loco de intereses encontrados con un único objetivo común: mantener la pluralidad y retomar el camino de la construcción democrática abandonado por Andrés Manuel y aliados.

Dos mujeres, dos visiones distintas, dos Méxicos excluyentes entre sí.

Ezra Shabot Askenazi es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Analista político y catedrático universitario con 22 años de trayectoria en la UNAM. Como académico ha sido jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe de Planeación Académica en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.

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