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El manifiesto de Berlín
El manifiesto propone reorientar las política y las instituciones de los objetivos actuales, que privilegian alcanzar la eficiencia económica sobre todo los demás, para enfocarse en alcanzar una amplia distribución de los beneficios y la creación de empleos de calidad.
Un grupo de 50 intelectuales firmaron esta semana la Declaración de Berlín. En la lista se encuentran la mayoría de las y los autores que han cuestionado el paradigma neoliberal y ofrecen nuevos enfoques. Una agenda poscapitalista. Se trata, por cierto, de las voces más influyentes del debate económico actual, con nuevas narrativas. El manifiesto lo encabezan autores como Dani Rodrik, Branko Milanovic, Mariana Mazzucato, Adam Tooze, Thomas Piketty, Gabriel Zucman, Isabella Weber y Mark Blyth. Se trata de economistas, historiadores y politólogos que han cambiado nuestra forma de ver la globalización, la desigualdad, la política industrial, los mercados financieros, la distribución de la renta, los impuestos, la política monetaria y las recesiones, respectivamente.
El manifiesto propone una agenda para recuperar la confianza de la población con respecto a la democracia, generada por una globalización mal manejada, los cambios tecnológicos tan radicales, el cambio climático, la excesiva confianza en los mercados de autorregularse, y las políticas de desmantelamiento del Estado, todo agravado por las inflaciones recientes. Los mercados, por si solos, no van a detener el cambio climático, ni mejorar la distribución del ingreso. Ya tenemos un conocimiento extenso con respecto a cómo diseñar políticas industriales para generar empleos de calidad, una mejor governanza de la globalización y políticas eficaces contra el cambio climático. Lo que se requiere es un nuevo consenso, que atienda las causas de esa inconformidad con la democracia.
El manifiesto propone reorientar las política y las instituciones de los objetivos actuales, que privilegian alcanzar la eficiencia económica sobre todo los demás, para enfocarse en alcanzar una amplia distribución de los beneficios y la creación de empleos de calidad. Se propone desarrollar políticas industriales para apoyar nuevas industrias, la innovación y la creación de riqueza para sectores amplios de la población. Se trata de una política industrial que se enfoque menos en los subsidios y los préstamos y más en ayudar a los que invierten e innovan para lograr metas, como la reducción de emisiones. Se pide diseñar una nueva globalización que pueda balancear y compensar la ventajas del comercio, frente a la necesidad de proteger a las personas de menores ingresos y coordinar políticas contra el cambio climático. Se pide reducir la desigualdades de ingreso y riquezas que se refuerzan por las herencias de las grandes fortunas y el sistema financiero actual, para introducir impuestos a los altos ingresos, a la riqueza y con instrumentos que aseguren uno piso parejo para todos. Rediseñar las políticas ambientales para generar incentivos poderosos con el fin de reducir las emisiones de carbón y realizar fuertes inversiones en infraestrutura ambiental. Asegurarse que las naciones menos desarrolladas tengan los recursos financieros y tecnológicos necesarios para realizar la transición energéticas y mitigar y adaptarse al cambio climático. Establecer una balance entre el mercado y la acciones colectiva, por medio de un Estado innovador y efectivo, además de reducir el poder de los mercados con alta concentración. Se trata de un consenso que hace mucho más sentido que el anterior, el de Washington, y que es condición necesaria para salvar a nuestras democracias.
X: @vidallerenas