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Opinión

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El mejor escenario posible

Puede que haya una recuperación. Pero cuando se siente a pensar en lo que hacen actualmente los mercados y en el sorpresivo giro positivo que tuvieron en el 2020 después del surgimiento de la pandemia, tiene que pensar en la fuerza de las distorsiones (el elevado gasto fiscal y la total postura de expansión de los bancos centrales).

Los inversionistas a nivel global descuentan el mejor escenario posible para el 2021. A pesar de la elevada tasa de contagios y el descontrol aparente con respecto a la pandemia, hay la expectativa del funcionamiento de las vacunas que están por aprobarse para disolver el problema.

Asimismo, a pesar de que aún no está definido si habrá o no un gobierno dividido en Norteamérica, los agentes calculan que prevalecerán los estímulos tanto monetarios como fiscales y que éstos podrían tener un tamaño mayor al actual.

Ante tales circunstancias, es posible observar una etapa de recuperación sólida del crecimiento hacia mediados del 2021. El tema de los estímulos no se circunscribe solo a Estados Unidos.

Dada la afectación del cuarto trimestre se espera un aumento de los mismos en Europa y la prevalencia del fuerte impulso que las autoridades han dado al crecimiento en China, que prácticamente se ubica en niveles similares a la época pre-Covid.

Debido a lo anterior, noviembre resultó ser el mes de mayores ganancias en los mercados financieros en al menos 35 años y uno de los mejores meses ¡en la historia! La racha no sólo se circunscribe a las bolsas norteamericanas sino a la mayoría del espectro de activos de riesgo como las bolsas en Europa, los mercados emergentes (bonos y acciones) y los bienes básicos.

Si la semana pasada se preguntaba por qué los inversionistas estaban tan contentos, al cierre del mes y en el inicio de diciembre lo están más.

Puede que haya una recuperación. Pero cuando se siente a pensar en lo que hacen actualmente los mercados y en el sorpresivo giro positivo que tuvieron en el 2020 después del surgimiento de la pandemia, tiene que pensar en la fuerza de las distorsiones (el elevado gasto fiscal y la total postura de expansión de los bancos centrales).

Lo que más llama la atención es que después de la aparición de una vacuna y ante la idea de una recuperación; nadie considera que los esfuerzos que provocan las distorsiones van a cambiar. Eso da como resultado la toma de riesgos por doquier y elevadas tasas de retorno en el corto plazo.

Le pongo un ejemplo: la relación entre los precios del cobre y el oro tradicionalmente ha sido inversa.

Cuando los agentes anticipan una etapa favorable de crecimiento, compran más cobre ante la expectativa de una mayor demanda en el sector industrial; en dicho escenario, es natural que el oro y los bonos del tesoro norteamericano dejen de ser atractivos por su característica de protección.

Una situación de mayor crecimiento haría entonces que los participantes en el mercado dejen de demandar bonos o bien exijan una mayor tasa ante la expectativa de una inflación más elevada, o bien simplemente pensando en que las autoridades terminarían elevando la tasa como una medida preventiva.

Bueno, pues entre octubre y noviembre, el precio del cobre ha subido 16% y el del oro bajó casi 9 por ciento. Sin embargo, el valor de las tasas de interés, en especial las de largo plazo (10 años), se mantiene subyugado alrededor de 0.85 por ciento.

Es evidente la distorsión, simplemente no se espera que las tasas se puedan mover mucho porque la postura de la Reserva Federal (Fed) no cambiaría. Incluso con un repunte de la inflación por encima del 2% (actualmente se ubica en 1.4%) como ya lo ha advertido.

Recuperación y permanencia de los estímulos es el mejor escenario posible para los activos financieros casi de cualquier índole, que no le quepa duda.

Ahora bien, ¿Qué puede salir mal? Es posible que los factores que generan el entusiasmo con relación a la recuperación terminen por no concretarse: que la velocidad de la aplicación de una posible vacuna no se dé en los tiempos que se calcula o que el paquete de estímulo fiscal se rezague creando una nueva baja del crecimiento, o que en China se vean obligados a restringir el flujo de crédito antes de tiempo.

Pero también, la realización de dichas expectativas puede cambiar el entusiasmo de los mercados.

¿Qué tal si, ante una recuperación, la expectativa de inflación aumenta? ¿Qué pasaría si las autoridades monetarias señalan antes de tiempo un cambio de postura? ¿Qué pasaría si los gobiernos, ante una mejor situación, plantean la necesidad de reducir su nivel de endeudamiento en el 2021?

El cambio de tendencia en los mercados se dará de manera relevante sólo si se eliminan las distorsiones; el mejor escenario posible que se descuenta hoy aumenta las probabilidades de que tal cosa suceda antes de lo previsto.

Pero eso no pasará ni en diciembre ni en los primeros meses del 2021, así que disfrute las fiestas.

*Rodolfo Campuzano Meza es director general de INVEX Operadora de Sociedades de Inversión.

perspectivas@invex.com

Twitter: @invexbanco

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