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Escribir sobre comida
La comunicación escrita para expresar nuestra relación con la comida ha existido desde tiempos antiguos. En Mesopotamia o en la Antigua Grecia, la palabra escrita dedicada a lo que se comía, ocupaba por sí sola los escritos de algunas de las personas que disfrutaban el placer de comer o de descubrir platillos de otras latitudes. Sin embargo, el hecho de escribir sobre la comida cambia en función de las épocas y las formas en las que se visualiza el hecho de comer y la relación que los seres humanos tenemos con la comida. De esta manera, la expresión escrita sobre la comida está más allá de las descripciones de platillos, ingredientes o cocinas: habla también de nuestra relación con el entorno y los acontecimientos socio históricos importantes que formateaban la forma de pensar la comida y por lo tanto, de comunicar el pensamiento.
La escritura sobre comida en la antigua Grecia por ejemplo, tenía un cariz higienista, pues generalmente el enfoque sobre la comida venía dado a partir de la relación de lo que se comía y los efectos que esto podría tener sobre el cuerpo / espíritu. Obsesionarse mucho sobre la comida era considerado un acto banal, por lo tanto hablar de la comida en tono epicurista era visto como algo superfluo.
Si pudiéramos hablar sobre un “género” de comunicación escrita de comida, encontraríamos que en realidad existen muchas maneras de abordar lo que comemos desde tiempos antiguos. A veces por ejemplo, bajo las crónicas que después sirvieron como fuentes historiográficas, por ejemplo aquellas escritas por Fray Bernardino de Sahagún para explicar y dar testimonio de lo que se comía en los banquetes del emperador Moctezuma. Poco sabemos si el fraile era consciente de hasta qué punto describir la forma en la que se presentaban los platillos respondía sólo a su sorpresa en tono de choque cultural, o era verdaderamente consciente de lo que esto implicaba como documento histórico.
De la misma manera, en Francia por ejemplo, con el surgimiento de los restaurantes y de la elevación de la gastronomía a disciplina, Jean Anthelme Brillat Savarin, quien en su tiempo podría ser considerado un bon vivant, dejó testimonio escrito no sólo de lo que se comía, sino también de todo un protocolo social, de usos y costumbres, de creencias y percepciones que se generan alrededor de la mesa en un tiempo y sociedad determinados. En el Siglo XX, el acceso de los hogares a tecnologías diferentes así como la masificación de los medios de comunicación, ayudó a que en cierta manera, la escritura sobre comida abarcara otros géneros más allá de los usos y costumbres, poniendo especial énfasis en la manera de describir platillos y experiencias a lectores para que fueran capaces de recrear por lo menos mentalmente, las experiencias de los críticos gastronómicos. La escritura sobre comida a inicios del siglo XX, también abarcaba consejos de cocina que iban acompañados de aleccionamientos sobre los roles de género a través de la manera en la que se “instruía” sobre la cocina.
La escritura de comida es entonces, un género amplísimo que va más allá de la escritura de adjetivos sinónimos para describir lo suculento de un platillo: habla también de nuestra relación con el entorno, con sus principales problemáticas y permea a su vez, ideologías sobre la identidad, los usos y las normas sociales. Escribir sobre comida tiene, a su vez, una responsabilidad intrínseca más allá del disfrute.