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FIRA y la participación de la mujer en sector primario y rural (I)
En la presente colaboración estableceré la importancia de las actividades primarias como fuente de empleo en zonas rurales para las mujeres. Posteriormente, mencionaré de qué manera FIRA ha contribuido a mejorar las condiciones laborales para dicho sector y población
De acuerdo con las cifras más actuales, segundo trimestre de 2016, de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), 702,000 mujeres trabajan en el sector primario, 3% de la Población Económicamente Activa (PEA) femenina.
Además, del total de mujeres que laboran en este sector, 69% de ellas se ubican en zonas rurales (localidades con menos de 2,500 habitantes).
En lo que respecta a las condiciones laborales, el primer aspecto a señalar son las prestaciones, en específico, el derecho a la atención médica, pues éste impacta directamente en la calidad de vida de la persona: basándose en la ENOE, sólo 11% de las mujeres que laboran en el sector primario tienen acceso a este derecho social.
Este porcentaje es bajo si lo comparamos con el 35 y 53% que reportan las mujeres del sector secundario y terciario, respectivamente.
El segundo punto a mencionar es el tipo de contrato laboral. Actualmente, del total de trabajadoras subordinadas y/o remuneradas del sector primario, 21% cuenta con algún tipo de contrato por escrito.
Es de mencionar que, a pesar de que esta cifra es 10 puntos porcentuales mayor a la de hombres, sigue siendo baja si se compara con el de mujeres en el sector secundario y terciario, donde este tipo de contratos los tienen el 72 y 55% de las trabajadoras.
El último asunto a tratar es el ingreso. Así, según la ENOE, 43% de las mujeres que laboran en el sector primario no perciben ingresos por la realización de sus actividades muy posiblemente este porcentaje engloba la agricultura familiar de autoconsumo ; 53 por ciento recibe entre 1 y 3 salarios mínimos (SM); y, finalmente, sólo 2% de mujeres perciben ingresos superiores a los 3 SM, en esta última categoría el promedio de escolaridad es más alto que en el resto.
Si comparamos estas cifras con sus homólogas del sector secundario y terciario se puede inferir que, en promedio, las mujeres que trabajan en el sector primario ganan menos que las del resto de la economía.
Con base en los tres aspectos que mencioné hoy: derecho a la atención médica, tipo de contrato laboral e ingresos, todavía hay trabajo por hacer para mejorar las condiciones laborales de las mujeres en el sector primario.
Un motor, que contribuye a mejorar estas condiciones, es el financiamiento de proyectos productivos liderados por mujeres en el sector rural, por lo que en la nota del día de mañana hablaré de cómo FIRA ha colaborado en ese tema.
*Fredy Yair Montes Rivera es especialista de la Subdirección de Evaluación de Programas de FIRA.