Buscar
Opinión

Lectura 8:00 min

Globalización, desigualdad y polarización (III)

PARTE 3

Las élites no se dan cuenta del creciente resentimiento que tienen quienes no han compartido los beneficios de la globalización, por lo que el latigazo del populismo los ha sorprendido”.

Michael Sandel

En la primera parte de esta serie, describí el caso de Alemania en el periodo de entre-guerras y la situación de Polonia en la actualidad. En la segunda parte, comenté el triunfo de Donald Trump y su afán de permanecer en el poder, analizando como el enojo de la población es aprovechado en muchas ocasiones por políticos populistas, que utilizan la narrativa de la desigualdad para sus propios fines, polarizando aún más a la población. Describí las causas del descontento social en Chile, que llevaron recientemente al candidato de izquierda Gabriel Boric al triunfo electoral. Analicé el impacto de la globalización sobre distribución del ingreso, concluyendo que la globalización reduce la pobreza, pero también exacerba las diferencias entre segmentos de la sociedad.

La solución propuesta por diversos economistas es impulsar una redistribución hacia los sectores afectados por la globalización. Esta ha sido la política económica de los “Estados de Bienestar” europeos, donde existen redes de seguridad como el seguro de desempleo, mecanismos que amortiguan las diferencias. Sin embargo, la debilidad económica de los países europeos y el bajo crecimiento demográfico, que provoca que la pirámide poblacional se invierta, resultan en que el costo de mantener estas redes de seguridad se vuelve insostenible. Por otro lado, a raíz de la pandemia, muchos gobiernos dieron un apoyo temporal que resultó muy valioso para la población y para las empresas afectadas. Sin embargo, expandir y continuar indefinidamente este tipo de apoyos, además de ser muy costoso, provoca una desalineación de incentivos donde la gente prefiere recibir su cheque mensual, que solicitar empleo. Esto, como es lógico, tiene graves consecuencias para cualquier economía.

Desde mi punto de vista, el problema de la polarización social y política no se reduce al tema de justicia distributiva, ya que además existen el enojo y la decepción de diferentes segmentos de la sociedad por no ser parte de la bonanza que ha traído el crecimiento económico. Michael J. Sandel, en su obra La tiranía del mérito considera que el problema está en el punto de partida. El mantra de la meritocracia: “Los que trabajan duro y respetan las reglas deben ser capaces de ascender tan lejos como su talento les permita” es cuestionado por el autor, ya que sin duda es un gran mérito completar los estudios en una escuela de primer nivel, pero para ser admitido en este tipo de escuelas, normalmente se requiere de un antecedente educativo y cultural que no todos los niveles socioeconómicos tienen.

Sandel considera que la movilidad social en Estados Unidos, que ha sido parte integral del “sueño americano”, dejó de ser una realidad. Mientras que los graduados de universidades prestigiosas tienen un ingreso elevado, un gran porcentaje ya venía de una posición económica privilegiada, “es como subirse al elevador desde los pisos de arriba”. En este sentido recomiendo ver el video de youtube: “Equal opportunity? Different starting lines...”, donde queda claro que el éxito económico no es únicamente un tema de esfuerzo y talento, sino que depende en gran medida del punto de partida de cada persona.

El crecimiento económico es una condición necesaria para mejorar la distribución del ingreso, pero parece no ser una condición suficiente. Sin embargo, las soluciones deben ser congruentes y duraderas; pensar que si la gente de arriba gana menos, la gente de abajo ganará más, es simplemente una falacia. Como señala Lech Walesa, líder del movimiento Solidaridad y primer presidente de la Polonia independiente: “Los populistas dan con el diagnóstico, no con la solución”. El Premio Nobel en Economía Angus Deaton, en una entrevista sobre su libro Pensando en la desigualdad lo explica de esta manera: “Algunos políticos argumentan que la globalización es una conspiración neoliberal diseñada para enriquecer a unos cuantos a expensas de muchos otros. Si fuera así, esta conspiración hubiera fallado drásticamente, ya que sin proponérselo ha ayudado a más de 1,000 millones de personas”.

El objetivo de la sociedad debe ser la reducción de la pobreza y el mejoramiento de los estándares de vida de la población, más que la eliminación de la desigualdad. Siempre deben existir los incentivos para que la gente talentosa pueda destacar y mejorar el mundo en el que vivimos. Que mejor ejemplo que la innovación, uno de los factores que más ha favorecido al crecimiento económico en la historia, pero que sin duda tiene un efecto colateral: el incremento en la desigualdad a favor de quienes crean, innovan y desarrollan.

La solución, desde mi punto de vista, está en fomentar la movilidad social, es decir; crear las oportunidades para que la gente parta de un nivel educativo que le permita desarrollarse con base en sus propios méritos. Esto no se da con subsidios y dádivas sino con herramientas como la educación de calidad y la salud, herramientas que realmente mejoran el capital humano. William Fogel, Premio Nobel de Economía en 1993, considera en su libro El cuarto despertar, a que el crecimiento de varios países asiáticos se debe a la inversión en educación, que se compara con las iniciativas que implementaron desde mediados del siglo XIX países como Gran Bretaña y Estados Unidos que, “al hacer gratuita y obligatoria la educación primaria y secundaria, dotaron a los pobres y a la clase media de un capital humano valioso, que se convirtió en un elemento aún más importante que el capital físico”. La educación es sin duda, la mejor herramienta para lograr la deseada movilidad social, pero es necesario considerar el apoyo a gente sin oportunidades pero que tiene talento y dedicación. El gobierno y el sector privado pueden y deben actuar conjuntamente en ese sentido. Siguiendo con la metáfora de Sandel, debemos como sociedad ayudar a “que la gente que se suba al elevador también sea la de los pisos de abajo”.

Existen varias enseñanzas importantes para nuestro país donde la falta de movilidad social es aún más pronunciada que en otros países y donde el bajo crecimiento del PIB indica una recuperación parcial e insuficiente. Minimizar la importancia de la calidad de la educación y desdeñar a la inversión privada, cambiando continuamente las reglas del juego, no es el camino adecuado.

En Economía no hay recetas mágicas; para poder mejorar la situación de los más pobres se requiere de crecimiento y acceso a educación de calidad. Para ello se requiere de inversión. Si el sector privado (que representa 85% de la inversión en nuestro país) no tiene la seguridad jurídica para llevar a cabo inversiones productivas, simplemente no invertirá. Si la educación permanece rezagada, nos quedaremos atrás respecto a países que si están actuando en el sentido adecuado (el sureste asiático es el mejor ejemplo de lo que se puede lograr con visión y disciplina). No hacer la tarea tiene un costo que se reflejará en el futuro.

Como hemos visto en esta serie de artículos, el hartazgo de los segmentos de la población afectados por la apertura y la globalización ha sido explotado por diferentes gobiernos populistas tanto de derecha como de izquierda. Aun cuando el diagnóstico es correcto, ya que hay segmentos de la población que se han quedado atrás, las soluciones propuestas son inadecuadas. Exaltar la polarización no resuelve las carencias de la gente afectada por la pobreza. Como sociedad debemos impulsar que las soluciones realmente sean beneficiosas a mediano plazo; la falta de movilidad social y la pobreza son temas serios y urgentes que se deben atender a fondo. La historia muestra en repetidas ocasiones que capitalizar el descontento de los que sienten que no tienen nada que perder y exacerbar la polarización de la sociedad con promesas vacías, nunca ha tenido un buen final.

Termino esta serie con una frase de Peter Sloterddjik: “La ira surge donde se impone la decepción y esta aumenta cuando las promesas no se cumplen”.

El autor

Sus opiniones son personales y reflejan su interés en aprender de la historia

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas