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Opinión

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Industria automotriz: perspectivas al cierre del 2020

Durante el primer semestre del año, las exportaciones de equipo de transporte disminuyeron en 28,253.3 millones de dólares con respecto al mismo semestre del año previo. Este grupo de actividades económicas, en el cual la industria automotriz y de autopartes aporta 93 centavos de cada peso producido, es nuestro principal bastión exportador. Durante el 2019, logró ventas al mercado internacional por 170,847.4 millones de dólares, una cifra record para un sector cuyas exportaciones crecieron ininterrumpidamente desde el 2009, año en el que colocaron productos por un valor de 46,640.2 millones de dólares fuera de nuestras fronteras. De forma que, el crecimiento de esta variable en una década se multiplicó por un factor de 3.7.

En nueve estados de la República se originaron prácticamente 83 centavos de cada dólar exportado por esa industria el año pasado: Coahuila, con 32,527.5 millones de dólares (19% del total); Guanajuato, 18,934.4 (11.1%); Nuevo León, 17,917.7 (10.5%); Puebla, 15,232.7 (8.9%); Chihuahua, 13,505.2 (7.9%); México, 13,247.5 (7.8%); San Luis Potosí, 11,448.2 (6.7%); Aguascalientes, 10,005.5 (5.9%) y; Baja California, 8,724.3 (5.1 por ciento).

El sector había sido afectado desde el mes de marzo por la falta de insumos provenientes de China, lo que ocasionó el cierre de algunas plantas aún antes de las medidas de emergencia sanitaria que decretaron el cierre de las actividades no esenciales durante los meses de abril y mayo. Como resultado de lo anterior, las exportaciones de esta industria en el segundo trimestre del año cayeron en 25,113.6 millones de dólares, 62.3% menos respecto al trimestre previo. Y si bien se reporta una recuperación durante los meses de junio y julio, el ritmo disminuyó sensiblemente en agosto. Aún no se alcanzan los niveles previos a la crisis y parece poco probable que en el último trimestre del año puedan compensarse las pérdidas del primer semestre, las cuales, en términos anuales, serían de -16.5 por ciento.

Hace algunas semanas la AMIA (Asociación Mexicana de la Industria Automotriz) proyectaba una reducción de 30% en las exportaciones de esta industria para el 2020 respecto a los niveles alcanzados en el 2019. Actualmente, a través de su página web, dan cuenta de una reactivación de paulatina, impulsada por la reanimación del sector en la economía norteamericana, pero alertan sobre los riesgos asociados a un recrudecimiento de la pandemia de Covid-19. Muy probablemente, los niveles de ventas internacionales se abatirán en un rango de entre 20 y 30% en relación a las alcanzadas el año pasado.

¿Cuáles serían las repercusiones sobre la economía nacional y las de las entidades federativas que concentran cuatro quintas partes de las exportaciones de esta industria? Además de la magnitud del choque externo, la respuesta a esta pregunta depende de varios factores: la importancia relativa de la industria en cada caso, su vinculación con el resto de las actividades económicas y el grado de diversidad productiva existente en cada territorio.

En el plano nacional, el valor de la producción de la fabricación de equipo de transporte alcanzó una cifra de 3.953 billones de pesos en el 2019, aportando 9.7 del total del país. El cálculo de las elasticidades totales de las exportaciones (ETE), nos permite responder a la pregunta formulada líneas arriba. Este indicador combina el valor de las exportaciones, su importancia como porcentaje de la producción total y el multiplicador de producción de cada sector (que depende del grado de intensidad de las relaciones de esta actividad con el resto del tejido productivo de una economía). Entre mayor sea el valor de las ETE, mayores serán las repercusiones de los cambios en el valor de las ventas internacionales. Para la economía mexicana en su conjunto, la ETE es de 0.0989. Esto quiere decir que, si las exportaciones se contraen entre 20 y 30% en el 2020, la producción bruta del país lo hará en un rango de entre -2 y -3 por ciento. En estas cifras, solamente estamos modelando el impacto de las variaciones en las exportaciones.

¿Cuál es el valor de las ETE en los principales estados exportadores de esta industria? El valor máximo lo registra el estado de Coahuila (0.2324), seguido por Aguascalientes (0.2050), Puebla (0.1347), Chihuahua (0.1310), Guanajuato (0.1109), San Luis Potosí (0.1088), México (0.0769), Baja California (0.0693), y Nuevo León (0.0581).

¿Cómo impactaría en la producción bruta de cada estado un abatimiento de sus exportaciones en los rangos señalados? La contracción de la producción en el estado de Coahuila fluctuaría entre -4.6 y -7 %; Aguascalientes, -4.1 -6.2%; Puebla, -2.7 -4%; Chihuahua, -2.6 -3.9%; Guanajuato y San Luis Potosí, -2,2 -2.3%; Querétaro, -1.9 -2.8%; México, -1.5 -2.3%; Baja California, -1.4 -2.1% y; Nuevo León -1.2 -1.7 por ciento.

Dos comentarios para finalizar: 1. La diversificación sectorial de las economías es muy importante para compensar la inestabilidad asociada a las fluctuaciones cíclicas en ciertos sectores. Los datos reflejan una gran dependencia de la economía de Coahuila respecto a las exportaciones de esa industria. Por su parte, Guanajuato y Nuevo León, que también son grandes exportadores del sector, tienen menores elasticidades totales, lo cual les permite absorber mejor las vicisitudes del ciclo económico. Las políticas públicas de los tres ámbitos de gobierno (Federación, estados y municipios), deben diseñar estrategias efectivas de diversificación productiva. Regresaremos sobre este tema en entregas futuras.

Segundo apunte: Los países líderes de las principales regiones económicas del mundo (China-Corea-Japón, Alemania-Francia, Estados Unidos), están aprovechando los programas de rescate económico por la pandemia, para acelerar la revolución tecnológica en la industria automotriz. Esta transformación presentará grandes desafíos para la participación exitosa de México en estas cadenas de valor. Las principales fortalezas de México son sus bajos costos, la elevada productividad laboral, así como el acceso y la cercanía al mercado norteamericano. El cambio tecnológico acelerará el reemplazo de la fuerza laboral en el sector y las cadenas de valor serán mucho más esbeltas, comprometiendo nuestra presencia en el sector de autopartes, por ejemplo. Por otra parte, nuestro mercado natural muestra una clara tendencia al estancamiento. ¿Qué podemos hacer frente a este escenario?

Estos son los temas que deberían concentrar nuestra atención y, por supuesto, la de nuestros gobernantes.

*Investigadores nacionales del Conacyt, adscritos al Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila.

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